Hace unos días en un diario local se hizo alusión a las reiteradas visitas que un alto funcionario había hecho al exsenador Juan Carlos Martínez Sinisterra mientras ha estado detenido, un contertulio bastante incómodo de frecuentar, al menos para quien se mueve en los avatares del acontecer político y público.
Sorprendido con la precisión de la información divulgada que daba cuenta de las innumerables visitas, recordé que del actual ministro de Justicia, Wilson Ruiz, también se conoce su cercanía con el mismo prisionero. Ese compadrazgo parece haberse iniciado desde cuando ambos militaron bajo la batuta de Carlos Holguín Sardi, un manzanillo arrogante e ignorante en vía de extinción.
Pues bien, alentado por el hallazgo de que a otro ciudadano le habían abierto los archivos oficiales para suministrarle los datos sobre quién visitaba al recluso exsenador Martínez Sinisterra, presenté a Wilson Ruiz un derecho de petición en el que le solicité que me informara “si usted, solo o en compañía de quién o quiénes, visitó en su sitio de reclusión al exsenador JUAN CARLOS MARTÍNEZ; en caso positivo, en cuáles cárceles y cuándo”.
Al sustentar la petición le proporcioné las explicaciones al ministro de la razón de ser de la misma, para que no le quedara duda alguna de que no le estaba preguntando por sus visitas como ministro, sino por las que en cualquier tiempo hubiese hecho a ese exsenador. En efecto, basta leer el primer párrafo de mi petición a Ruiz para advertir que la indagación no se refería a las visitas que por supuesto asumo que no le ha hecho a ningún detenido desde que es ministro, sino si lo visitó en varias prisiones antes de asumir ese cargo. En efecto, mi petición se dirigía a indagar por los encuentros carcelarios de Ruiz y Martínez antes de que fuese ministro, y por eso pedí que la respuesta se expidiera “con base en los archivos del Instituto Nacional Penitenciario (Inpec), entidad adscrita al Ministerio de Justicia”. El solo hecho de remitir al destinatario de mi solicitud a los archivos del Inpec le estaba indicando que estaba rastreando los documentos oficiales y de acceso público, y no su enrevesada memoria de fugaz ministro.
Esta semana he recibido una aparente respuesta de un subalterno de Wilson Ruiz —que obviamente debió serle consultada— francamente insólita. El ministro o su segundo o ambos, haciéndose los despistados, han respondido que como ministro de Justicia no ha visitado a ningún prisionero y que su presencia en los últimos días en algunas cárceles ha sido en esa condición. La respuesta es tramposa.
Wilson Ruiz sabe de qué y por qué le estoy pidiendo que me informe, con base en los archivos del Inpec, si él ha visitado en sus sitios de reclusión al cuestionado exsenador Juan Carlos Martínez Sinisterra. Es obvio que siente temor y ojalá vergüenza de que el país sepa sobre sus andanzas visitando a un reo tan cuestionado. Si así no fuera, no se habrían hecho los tontos y habrían ordenado abrir los archivos del Inpec para establecer cuál ha sido el recorrido penitenciario de Ruiz para darle la mano a su camarada Martínez Sinisterra, mientras este ha estado encarcelado. Optaron por la marrulla para contestar mi carta, pero sin responder la petición.
Dado que Ruiz y su gente decidieron no responder un simple derecho de petición, públicamente le insisto en que aclare sin eufemismos y sin subterfugios:
¿Cuál ha sido y es su relación personal con el exsenador Juan Carlos Martínez Sinisterra?
¿Cuál ha sido y es su relación política con el exsenador Juan Carlos Martínez Sinisterra?
¿Visitó usted a Juan Carlos Martínez Sinisterra en los establecimientos carcelarios donde ha estado detenido? En caso positivo, ¿cuándo, en cuántas ocasiones y en cuáles centros carcelarios?
¿Cuáles fueron los motivos de sus visitas a Juan Carlos Martínez Sinisterra?
Veremos si esta vez el ministro Ruiz por fin entiende.
Adenda No 1. ¿Será que nuestro embajador en Nicaragua, Alfredo Rangel, se habrá enterado de que la asamblea legislativa nicaragüense aprobó una ley actualizando sus límites territoriales, en los cuales incluyó como suyas importantes zonas marítimas disputadas con Colombia?
Adenda No 2. Santos se equivoca. No es a Duque a quien hay que pedir permiso para reunirse con él y con Timochenko. Es a Uribe.