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Nada Cabal

Ramiro Bejarano Guzmán

27 de mayo de 2023 - 09:00 p. m.

Fácil resulta imaginar lo que será la campaña electoral de octubre para renovar alcaldías, gobernaciones, asambleas y concejos. De una jornada electoral a otra la ultraderecha se torna más agresiva. Así ha ocurrido en Estados Unidos, Italia, Francia, está ocurriendo en España y por supuesto que también ha pasado y seguirá sucediendo en Colombia.

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El asunto toma importancia porque el fascismo criollo no solo se hará sentir con fuerza en las calles y plazas del país, sino que además ya optó por intervenir en cuanta elección extranjera en la que esté en riesgo la continuación en el poder de la derecha. Es como una cruzada para salir a defender desde este pedazo del mundo todas las expresiones de estirpe franquista, falangista, fascista o nazista. En los Estados Unidos fueron muchos los colombianos que se entrometieron para favorecer a Trump y criticaron visceralmente a Biden, todo con el visto bueno de Duque, quien de manera ilegal e imprudente no disimuló de qué lado estaban sus preferencias políticas. Prácticamente no les faltó sino mandar una delegación del Centro Democrático al asalto republicano del Congreso ese 6 de enero, el que en todo caso aplaudieron porque, claro, para ellos es evidente que Biden no ganó las elecciones, del mismo modo que aquí también creen que se las robaron a Rodolfo Hernández. Le salió cara la audacia a Duque de desafiar al nuevo presidente gringo, quien nunca lo vio con buenos ojos como sí lo ha hecho generosamente con el presidente Petro.

Pero la derecha ni duerme ni deja dormir, como rezaba el inolvidable epitafio en la tumba del célebre músico bugueño, porque ahora nos enteramos de que María Fernanda Cabal anda de gira en plena campaña electoral en España echando discursos incendiarios contra el Gobierno Petro y doliéndose de que Uribe no haya podido convertirse en mandatario vitalicio, como ella y su grupo todavía lo añoran.

La señora Cabal puede irse de giras políticas por donde le plazca, pero, mientras sea senadora de la República de Colombia, tiene que saber que sus gestos e intervenciones públicas y politiqueras en suelo ajeno suscitan reacciones adversas. La sola presencia de la Cabal en una manifestación en territorio español emulando con Abascal, presidente del grupo de ultraderechas Vox, constituye un mal precedente y un desafío a las buenas relaciones internacionales, por decir lo menos.

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No es afortunado que la señora Cabal se presente como mancorna de Abascal, cuando este individuo y su bancada le dieron un bofetón a Petro en su reciente visita a la madre patria no solo con unas declaraciones hostiles y destempladas, sino también con el provocador gesto de ordenarles a sus copartidarios que abandonaran el Congreso de los Diputados preciso cuando llegó Petro en visita de Estado. Ofendieron más nuestros símbolos patrios.

Hace un tiempo Rodríguez Zapatero tuvo una actitud que lo enalteció, pues en una cumbre iberoamericana le protestó a Chávez cuando este creyó que podía descalificar con grosería al expresidente Aznar sin que nadie le reclamara. Menuda sorpresa se llevó Chávez cuando Rodríguez, en nombre de su país, pidió respeto para el exmandatario español a pesar de ser su opositor político. Eran otros tiempos y otros hombres y mujeres. Nada que hacer.

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¿Qué tal que aquí viniera en la antesala de unas elecciones el expresidente del Gobierno español Felipe González a deambular en las tarimas de nuestros políticos propiciando mensajes subliminales de respaldo a los candidatos de sus simpatías e inclinaciones ideológicas? Si en el pasado reciente el Centro Democrático y el dinosaurio de Alejandro Ordóñez pusieron el grito en el cielo cuando el Gobierno contrató la asesoría del juez Baltazar Garzón –a quien todavía sindican de ser un bolchevique porque encarceló a su semidiós Pinochet–, o cuando el expresidente Rodríguez Zapatero, desde suelo extranjero, se atrevió a respaldar el proceso de paz con el ELN, fácil resulta vaticinar lo que llegará a pasar el día que este último se suba a una plaza pública al lado de Gustavo Bolívar o de cualquier otro candidato que no cuente con el patrocinio de las toldas del fascismo uribista.

¿Qué tal que no fuera Cabal?

Adenda. Es claro quiénes están detrás de la noticia manipulada de que como el contralor Rodríguez “no fue el culpable” de la nulidad de su cuestionada elección, entonces podría volverse a presentar como candidato al mismo cargo, a pesar de que constitucional y legalmente no puede ser reelegido.

notasdebuhardilla@hotmail.com

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