Petro parece asesorado por malquerientes o estar gobernando un país enemigo. Cerró su catastrófica semana anterior calificando como “muñecas de la mafia” a las periodistas, insulto mayor que bien caro le seguirá costando; le reclamó al presidente de la Corte ser conservador siendo negro, como si el color de su piel lo privara de ejercer su derecho al mal gusto de ser pastranista fervoroso; y, para completar, su confusa mención de la reencarnación de Bolívar, que no supimos si se refería a Simón o a Gustavo.
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En plena huelga camionera que nos tuvo sitiados, a Petro le dio por remover el cuento inacabado de que en el gobierno de Duque compraron el software Pegasus para espiar y pagaron once millones de dólares en efectivo al Gobierno o una empresa israelí.
La historia de Pegasus es vieja pero no un refrito, porque esos graves hechos no están desvirtuados, como salió a minimizarlos Víctor Muñoz, el millonario exfuncionario del gobierno anterior, porque el subexpresidente Duque no ha respondido. En 2021 empezaron a sonar Pegasus y NSO Group Technologies, porque en España reventó un escándalo por espiar a la oposición. La prensa extranjera dijo que ese sistema sofisticado de espionaje se había difundido en Colombia. No era difícil que, si en un gobierno uribista que había chuzado y espiado a magistrados y opositores, se repitiera la “audacia” porque quien llegó al poder fue el que dijo Uribe.
El 2 de agosto de 2021 presenté petición a la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), indagando si había adquirido el Pegasus y si conocían varias personas cuyos nombres identifiqué. El 18 de agosto, la jefe de la Oficina Jurídica, contestó: “el señor director general no ha tenido reunión alguna con representante vocero o empleado de NSO Group Techonologies, Grupo Tech Bull, Balam Seguridad Privada y Productos y diseños VME”, tampoco ha sostenido encuentros con Uri Enmanuel Ansbacher Bendrama y Miguel Ángel Osorio Chang, ni ha celebrado contrato o convenio “para acceder al mecanismo ‘Pegasus Proyect’”. Ahora Petro asegura que el negocio se hizo fue con la DIPOL, pero ni siquiera le contaron a la DNI. Más extraño, imposible.
Quedé con la sensación de que había algo oscuro en la respuesta de la DNI, porque entonces corrió el rumor de que estaban interceptando, e inclusive, que desde un organismo de control una arbitraria funcionaria auxiliada por un general de la Policía con ínfulas electorales andaban entregados al siniestro monitoreo de críticos y uno que otro columnista de opinión, entre los cuales, cómo no, también aparecía el suscrito.
De ser cierto que Duque compró a través de la Policía el Pegasus, y que el Gobierno no sabe quién tiene el aparato, estamos en peligro. No se entiende por qué el Gobierno decidió publicar su versión con la cual ha advertido a quienes estén usando Pegasus para que se cuiden. Si es verdad que altos mandos de la Policía tienen a su disposición semejante arma informática y el presidente ni siquiera sabe dónde está, el quiebre entre Petro y la fuerza pública es peor de lo que creíamos. Y aún más preocupante: ¿quiénes usan el Pegasus criollo y para qué fines?
Que con esa cantidad de dinero en efectivo hayan salido desde un puerto colombiano es bastante arriesgado, pero más que un avión privado haya atravesado el mundo y que en ningún aeropuerto, incluido el muy custodiado de Tel Aviv, hubiesen detectado la gigantesca suma. Ya veremos si la Policía encuentra a Pegasus. Ojalá.
Nada del rollo de Pegasus marchita el drama que nos convirtió en una republiqueta porque los camioneros se apoderaron de plazas, avenidas, carreteras, etc. Los dueños de todo no son los “riquitos” que tanto desprecia Petro, salvo cuando financian sus aventuras políticas, sino los transportadores que solo piensan en ellos mismos. Lo de Pegasus es muy delicado, pero más todavía que el país quedara paralizado gracias a esos conductores, muchos de los cuales votaron también por el presidente dizque de izquierda, que los dispersó con bolillos y gases lacrimógenos. Si la revelación de Petro –ahora defendido por el sátrapa encarcelador de Maduro– era cortina de humo, le salió al revés y solo sirvió para enrarecer aún más el ambiente de un paro que jamás debió haber ocurrido y para evidenciar que el presidente no controla al país, ni a Pegasus.
Adenda. Los impuestos que este año estamos pagando las personas naturales son confiscatorios. Solo falta que el gobierno del cambio los vuelva fiesta como con la Ungrd.