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Notas de buhardilla

¿Qué cambió?

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Ramiro Bejarano Guzmán
05 de noviembre de 2023 - 02:00 a. m.
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Ingenuos los que aplauden la tal renovación de la clase política, porque no quieren ver que el sistema electoral está podrido. Mientras siga existiendo la reelección de alcaldes y gobernadores, todas las regiones, incluida la libertaria capital de la república, continuarán con los mismos males. No es coherente prohibir la reelección del primer mandatario, pero sí promocionar la de los gamonales que convierten sus terruños en propios, donde su voluntad administra la de los miles de electores que viven sometidos bajo su yugo. Los ejemplos abundan, ninguno ha sido bueno, no han traído sino atraso, corruptela y marchitamiento de la democracia. Inclusive en la transformada Barranquilla, donde hasta el aire grato que allá se respira parece administrado por los de siempre.

Por cuenta de esas castas, al día siguiente de las elecciones los partidos políticos se declaran vencedores, inclusive quienes salgan estropeados, como está ocurriendo. Los únicos que, por contundentes razones, no podrán salir a reclamar que ganaron han sido Salvación Nacional y la Nueva Fuerza Democrática, organizaciones personalistas y de estirpe familiar, habilitadas a última hora para que el electorado aplastara y decretara a los privilegiados descendientes de Laureano Gómez y Misael Pastrana su retiro de la vida pública por decisión popular. ¡Bien idos!

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La derrota del Pacto Histórico y el gobierno fue rotunda, así Petro y sus alfiles salgan con el artificio de que ahora son dueños de nueve gobernaciones, alcaldías, concejales y muchos ediles, cuando lo cierto es que esos supuestos logros son azarosos y no obedecen a que haya crecido el petrismo. Ganando indulgencias con ave marías ajenos.

Más inquietante que Petro y sus amigos hayan perdido es que, ante semejantes resultados tan catastróficos, se empeñen en reclamar el triunfo, porque eso significa que el gobierno se va radicalizar aún más y crecerán su soberbia e intransigencia. Petro, Pizarro, Racero, Mojica, Muhamad, Ramírez, etc, siguen creyendo que aún son dueños de los 11 millones de votos del año pasado, porque tercamente se resisten a admitir que el pueblo castigó el mapa político regional y, por eso, habrá más de un terremoto en el concierto nacional empezando en el Congreso, que esta semana ya impidió que continuara el trámite de la reforma a la salud.

En el Pacto Histórico no pueden reconocer la paliza porque tendrían que cambiar algunos ministros y no tienen con quién reemplazarlos, porque tampoco nadie serio quiere apuntarse a esa nómina. Quedaron reducidos a que Bolívar y Quintero se saquen los trapos al sol.

No hay mucho que celebrar, como lo creen algunos voceros de la ultraderecha. El fuetazo al Pacto Histórico también revela que el país no ha cambiado y sigue preso de las maquinarias electorales y los grandes empresarios de la política y así será siempre que puedan reelegirse los que recuperarán sus poltronas.

Aquí en Bogotá, a pesar del impresionante millón y medio de votos que obtuvo Carlos Fernando Galán, todo seguirá igual. Así lo vaticina el cuerpo élite de las señoras sofisticadas que estarán en su administración, sobrevivientes uribistas, pastranistas, peñalosistas, santistas y duquistas. Nada nuevo. Se necesita ser irresponsable para creer el cuentazo de que con Galán se acabarán la politiquería y el clientelismo, porque, como lo recordó recientemente el Senador Ariel Ávila, aun suponiendo que el acalde electo sea un niño bueno que no hace travesuras, no podrá ocultar apoyos impublicables ni tampoco que es descendiente y legatario de las grandes componendas de los poderes político y económico y del establecimiento. Ya veremos si el resto del gabinete se integra con otras figuras del excluyente y arrogante Nuevo Liberalismo. Y ojalá que el pintoresco Oviedo asimile pronto que lo eligieron para que haga oposición y no el ridículo exhibiéndose en las cafeterías.

En Barranquilla seguirá mandando el vitalicio clan Char; en Cali, el momio Eder recuperará para su gente las sonrisas de sus amigos y del pistolero Andrés Escobar; y, en Medellín, ‘Fico’ les asegurará a los paisas sus paseos de fin de semana a sus fincas de recreo. Todo volverá a la “normalidad” pero ninguno de ellos modificará las vidas de los coterráneos que más lo necesitan.

Adenda No 1. El ministro de salud amenaza con decretar más impuestos si no alcanza el dinero para cumplirles a las EPS. Por razones parecidas han sucumbido monarquías y gobiernos totalitarios.

Adenda No 2. Insostenible la negociación con ELN.

notasdebuhardilla@hotmail.com

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Javier(qfigf)08 de noviembre de 2023 - 11:43 a. m.
Muy acertada Columna, gracias por puntualizar tan bien lo qué pasa en el mundo corrupto de la politiquería.
PEDRO(85266)06 de noviembre de 2023 - 04:56 p. m.
siendo bejarano de la vieja clase politica heredada del 8 mil no es mucho lo que aporta a este sainete llamado Colombia.
Clemencia(earx4)06 de noviembre de 2023 - 02:44 p. m.
La nueva vieja política de regreso al platanal. Y todo gracias a la mala gestión del Gobierno. Pero el país no va mal por culpa de Petro. Siempre ha estado mal. Bejarano, hoy si reposado y menos visceral, acierta con lucidez: "....el país sigue preso de las maquinarias electorales y los grandes empresarios de la política y así será siempre que puedan reelegirse los que recuperarán sus poltronas."
María(11708)06 de noviembre de 2023 - 01:28 p. m.
Entonces usted experto en criticar a bandazos pero ninguna sugerencia útil. Queda la sensación de que no quiere ser juzgado de derechista ni de petrista. ¿En que aguas tibias navega? Nunca lo sabremos
Dario(17472)06 de noviembre de 2023 - 01:13 p. m.
Qué bueno es leerlo señor Bejarano. Siempre una posición objetiva y crítica, alejada de los tribalismos políticos.
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