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Rabietas calculadas

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Ramiro Bejarano Guzmán
04 de abril de 2010 - 04:00 a. m.
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INSÓLITA LA ACTITUD DEL GOBIERno con ocasión de las liberaciones de Calvo, Moncayo y la entrega de los restos del coronel Guevara. Lástima que el protagonista haya sido el comisionado de Paz, Frank Pearl, quien de andar entre el pesado clima de la “Casa de Nari” ha perdido su talante amable que le conozco de tiempo atrás.

No hubo un solo día en el que al Comisionado no se le viera bravo. Al liberar al soldado Calvo, montó en cólera cuando un periodista le dio por formularle una pregunta. ¡Quién dijo miedo! No sólo no permitió que contestara, sino que amenazó con suspender la rueda de prensa, según él, porque interrogarlo era violar su intimidad, aunque olvidó el show del Gobierno cuando la exitosa ‘Operación Jaque’.

Dos días después, al regresar Pablo Emilio Moncayo, otra vez el Comisionado estalló cuando se conocieron fotos y grabaciones de su entrega por las Farc a la Comisión Humanitaria. Esta vez fue con un comunicado infame insultando a Piedad Córdoba y a monseñor Leonardo Gómez, porque según él, debieron de haber impedido que alguien grabara las primeras escenas de la liberación y las entregara a Telesur. No esperó a que la valerosa Piedad regresara de su misión, y prefirió irse de bruces ante lo que sólo fue una clásica chiviada periodística de la que se beneficiaron otros medios de comunicación. ¿Si los destinatarios de la “chiva” hubiesen sido los periodistas áulicos del régimen, la furia habría sido igual? Lo dudo, para ellos hay comprensión y hasta complicidad, porque en sus noticieros divulgan los libretos oficiales. Curiosamente la actitud hostil del Comisionado fue la misma de Uribe, quien al felicitar al cabo Moncayo y a su padre, agradeció a todo el mundo, menos a Piedad, la valerosa negra libertadora.

Y para cerrar con broche de oro, cuando llegaron los despojos mortales del coronel Guevara y tuvo lugar el conmovedor encuentro de su hija y su madre con la prensa, al Comisionado se le ocurrió mostrar los dientes porque la insurgencia hubiese rendido homenaje al sacrificado oficial. Entonces, se dejó venir con un discurso emotivo contra el flagelo del secuestro, en el que repitió la doctrina Uribe del aniquilamiento de la insurgencia y bla, bla.

Tras esas encendidas expresiones de un hombre tan competente y sereno como Pearl, lo que se esconde es el mensaje subliminal del Gobierno de no jalarle al intercambio humanitario que, aunque le duela a Uribe, con cada liberación los colombianos piden a gritos.

El problema, por supuesto, no es del Comisionado Pearl, quien sin duda es una buena persona, sólo que está en el lugar equivocado. La tragedia está en que Uribe, aun a pocos días de que expire su nefasto y corrupto reinado, sigue pensando que acabó con las Farc, cuando la sola logística que es preciso agotar en cada liberación, lo que demuestra es que si bien los guerrilleros estén diezmados, no están vencidos.

Claro, las Farc han cometido el crimen del secuestro, eso no está en duda. Pero quien tozudamente se opone al intercambio humanitario es Uribe, pensando más en su propia imagen, que en el país y en los secuestrados. La historia lo demostrará.

Adenda. Del aburrido debate con los candidatos presidenciales, en el que como muy bien lo anotó Rafael Pardo, hubo ciertas preguntas como para reinas de belleza (¿cuántos pares de zapatos tiene?) además de la inusual tembladera de manos de Mockus, detalle que en otro país exigiría alguna explicación, también pasó inadvertida la propuesta de Noemí de restablecer funciones de policía judicial a los militares, y su no menos terrorífica insinuación de que por motivos de seguridad nacional toleraría las “chuzadas” ilegales. ¿Qué tal?

notasdebuhardilla@hotmail.com

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