El asunto de Nicolás Petro, que arrancó como un emblemático caso tenebroso de corrupción, el gobierno y sus amigos lo farandulizaron y lo han ido convirtiendo en algo parecido a un problema pasional del vástago presidencial.
En efecto, cualquier información sobre este aparatoso suceso gira en torno a Nicolás, su ex señora y su nueva pareja, pues ya nadie anda interesado en establecer cuál ha sido el papel que en todo esto ha jugado el Alto Comisionado de Paz, Danilo Rueda, ni su compañero de aventura, el hermanísimo. La jugada del gobierno por ahora es magistral, no importa que no haya sido leal, eso al fin de cuentas es menor. No...
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