Notas de buhardilla

Reino de la marrullería

Ramiro Bejarano Guzmán
15 de agosto de 2021 - 05:30 a. m.

Son varios los episodios que van dejando claro que este es el régimen del embuste. Así lo confirman la insólita amenaza lanzada por el mismo subpresidente Duque con ocasión de la divulgación de los contratos suscritos con varias farmacéuticas para la compra de vacunas contra el COVID-19 y también el cinismo con el que el Gobierno ha respondido a la legítima petición elevada a la Corte Constitucional para que amplíe el período de la Comisión de la Verdad.

El Gobierno inicialmente rehusó entregar la información sobre los contratos con las farmacéuticas haciendo valer un pacto de confidencialidad, lo que suena absurdo e ilegal, pues cualquier funcionario sabe que en materia de precios de un contrato estatal no puede arroparse en la reserva, porque eso además propicia conductas de monopolio contrarias a la ley. En otros países de la región se firmaron contratos con cláusula de confidencialidad, la cual ya fue levantada, ¿pero por qué aquí no? Raro. ¿Y la Procuraduría?

El Gobierno fracasó en su empeño de mantener ocultos esos contratos, porque dos fallos de insistencia del Tribunal Administrativo de Cundinamarca —en uno de los cuales intervine— ordenaron entregar la información. ¡Quién dijo miedo! La Casa de Nari se entregó a la tarea de anular esas decisiones del Tribunal, para lo cual desplegó toda la batería jurídica que no actuó frente al desfalco multimillonario del contrato del Mintic con Centros Poblados, y apoyó una tutela de las farmacéuticas ante el Consejo de Estado, que también perdieron. Por un error involuntario alguien en el Consejo de Estado publicó los contratos que habían sido remitidos por las farmacéuticas bajo reserva. Ahora Duque anda furioso amenazando con denunciar penalmente a quien divulgó esos contratos, en vez de rescatar los $70.000 millones entregados a sus protegidos con una póliza falsa.

En el entretanto, los aplaudidores del Gobierno siguen asustando con el cuento de que las farmacéuticas podrían suspender el envío de vacunas, lo cual es otra mentira tejida para respaldar la estrategia de no divulgar nada. Pero, eso sí, se hacen los bobos ante el hallazgo no desmentido de que las vacunas aquí fueron más costosas que en otros países.

Es sorpresiva la noticia malintencionada difundida por el Gobierno según la cual la presidenta del Consejo de Estado, Marta Nubia Velásquez, “está preocupada porque es información confidencial para garantizar el cumplimiento de los contratos de suministro de las vacunas”. Testigo de su prestigio, afirmo que se trata de una versión mendaz para intentar poner del lado del Gobierno a la doctora Velásquez, jurista seria y responsable, con suficientes horas de vuelo, a quien le atribuyen haber soltado la imprudencia de que esos contratos contienen información confidencial. Estoy seguro de que, como jueza que es, jamás pronunciaría tal dislate.

Pero hay más. Conocido el justificado pedimento por vía de tutela para que la Corte Constitucional amplíe el período de la Comisión de la Verdad, en atención a que sus tareas se afectaron por la pandemia, otra vez el Gobierno se ha hecho sentir con sus mañas.

Ni Duque ni nadie en su Gobierno quieren la Comisión de la Verdad. Les incomoda todo lo que allá se conozca aunque no tenga efectos judiciales, al igual que la JEP. Espero que el querido padre De Roux no esté confiando en que el Gobierno apoyará su solicitud ante la Corte. No obstante, ya dos funcionarios —uno de Palacio y otro del Ministerio de Justicia— dejaron saber que el plazo inicial de la Comisión fue razonable y que si hubiera que extenderlo por no haber podido trabajar todo el tiempo, también se deberían ampliar los períodos de quienes fueron elegidos por voto popular, es decir, el del mismo Duque.

Olvidaron estos prestidigitadores que si a Duque no le rindió como mandatario fue porque se convirtió en pesado presentador del ladrilludo programa diario de televisión que condujo hasta cuando el paro nacional lo sacó del embrujo mediático. Qué diferencia, mientras Duque se hacía propaganda con los recursos del Estado, la Comisión de la Verdad trabajó con las uñas y en silencio.

Si todo esto no es trampa, entonces ¿cómo llamarlo?

Adenda. ¿Cuál es la relación del acaudalado director del Departamento Administrativo de la Presidencia, Víctor Muñoz, con el próspero diplomático Carlos Andrés Barahona y la firma PC Smart?

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

LUIS(72001)19 de agosto de 2021 - 07:43 p. m.
El narcoparauribismo ha hecho y seguirá haciendo lo imposible para eliminar la JEP y la Comisión de ls Verdad. Quieren que la verdad nunca se sepa.
JAIME(67636)16 de agosto de 2021 - 02:53 a. m.
Bejarano y que logro al quitar la confidencialidad en lo concreto y practico.....hay dolo.....hay trampa..... o solo su ego mas inflado.......
hugo(70179)16 de agosto de 2021 - 02:01 a. m.
Este titere resulto mas corrupto que el papa, el que desfalco al IDU
javier(96673)16 de agosto de 2021 - 01:19 a. m.
Y después se preguntan por qué las gentes se lanzan furiosas a las calles. Así son de cínicos la extrema y los áulicos que la secundan.
Alberto(3788)16 de agosto de 2021 - 12:15 a. m.
Muy buena. Una aclaración: son CUATRO PÓLIZAS FALSAS. Plata para las próximas elecciones, todo programado, todo calculado. Régimen Mafioso y Nazi Fascista.
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