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CUANDO SE POSESIONÓ ALEJANDRO Ordóñez como procurador general de la Nación, su íntimo amigo Fernando Londoño Hoyos, más conocido como el "Héroe de Invercolsa", le envió una zalamera carta en la que le pedía no revocarle ninguna de las merecidas sanciones de destitución, que por indelicado y arbitrario le impusiera Edgardo Maya. La calculada misiva aparentemente tenía como propósito que pareciera que a pesar de sus entrañables lazos de amistad, la Procuraduría de Ordóñez guardaría distancia frente a las guerras y odios del destituido exministro. Los hechos tozudos confirman que esas aparentes "buenas intenciones" no se cumplieron.
En efecto, a dos años de iniciado el nefasto mandato de Ordóñez se conoce una denuncia de la Viceprocuraduría contra el exprocurador Maya por supuestas ‘chuzadas’ ilegales realizadas durante su administración, la cual sorprendentemente coincide con un alegato de Londoño Hoyos, escrito en 2004. En el panfleto de su autoría, “Con licencia para hablar”, Londoño le enrostraba a Maya que con el apoyo de la Fiscalía General de la Nación “usted no graba conversaciones por horas, sino por semanas y meses”, y, oh coincidencia, sus argumentos se hicieron consistir en que legalmente la Procuraduría no podía interceptar a nadie.
Con ese mismo disparate la Procuraduría de Ordóñez pretende revivirle una temeraria denuncia a Maya, que ya había enterrado el Consejo de Estado por infundada, la cual curiosamente instauró por primera vez el tristemente célebre Henry Anaya Arango. ¿Saben quién es este personaje? Se trata del mismo sujeto que apareció implicado en un complot para desprestigiar a magistrados de la Corte, que se vio envuelto en una oscura reunión con el abogado de Job, el visitante secreto de la “Casa de Nari” (http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=114846).
Curiosamente a ese coro de críticos de las interceptaciones de la Procuraduría, posteriormente también se sumó el exministro Valencia Cossio, cuando oficiaba como funcionario del régimen que ‘chuzó’ sin orden judicial a todo el mundo. Dios los cría y ellos se juntan. Anaya, Valencia Cossio, Londoño Hoyos y ahora Ordóñez son la misma ralea.
En cuanto Ordóñez inició su gestión, anunció la suspensión de la sala de interceptaciones, porque a su juicio la ley no lo permitía. Con ello hizo eco a las falaces advertencias de su compadre Londoño. Sin embargo, como primero cae un mentiroso que un cojo, a Ordóñez no le tembló la mano unos meses después, cuando en el expediente 001–172114–07 juzgó a unos subalternos sin repudiar las grabaciones de unas conversaciones telefónicas realizadas por la Procuraduría. Entonces sí no le parecieron ilegales las grabaciones que ahora se censura a su predecesor.
Cualquier abogado, por desentendido que sea, sabe que según el artículo 277 de la Constitución, el procurador ejerce funciones de policía judicial, principio desarrollado en varias disposiciones y reiterado en las sentencias C 244/96 y C 1121 de 2005 de la Corte Constitucional, y avalado por la Sala Penal de la Corte Suprema, que ha acogido como pruebas las grabaciones del Ministerio Público.
Si a alguien hay que denunciar e investigar disciplinaria y penalmente no es a Maya por haber ejercido una función que constitucional y legalmente le era dable ejercer, sino a Ordóñez, por no haberla ejercido, todo para ambientar la tenebrosa conspiración urdida contra su antecesor, para satisfacer las venganzas de quien tiene bastante poder en la Procuraduría.
No es la primera vez que Ordóñez logra poner a la Procuraduría al servicio de sus amigos e intereses politiqueros. Y como van las cosas, no será la última.
Adenda. Qué miedo los alcaldes, en asonada contra un ministro decente y competente, como Germán Cardona. Si eso hacen contra un alto funcionario, ¿qué no harán contra el ciudadano del común?
notasdebuhardilla@hotmail.com
