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Sombrero de mago

El Corolario Trump, con Teddy y otros garrotes

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Reinaldo Spitaletta
16 de diciembre de 2025 - 05:00 a. m.
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Que Estados Unidos es un imperio en decadencia se viene advirtiendo desde hace años, incluso desde los tiempos de la guerra de Corea, de su invasión a Vietnam, de donde tuvo que salir cargando una derrota catastrófica, y de otras de sus criminales intervenciones en el orbe. La Nueva Estrategia de Seguridad Nacional de la “Estrella del Norte” es toda una revisión a conceptos de soberanía nacional, de Estado-nación, y busca la primacía de la autosuficiencia económica y militar.

Es, asimismo, una especie de catecismo recolonizador del tradicional “patio trasero” de Washington, con miras a perpetuar el control de países que, por distintos aspectos, están mirando a la ya no tan lejana China, o están librándose de la tutela del pastor gringo. La nueva estrategia imperialista estadounidense, en su sustento histórico e ideológico, se remonta a los tiempos de James Monroe y su doctrina de 1823, de “América para los americanos”, cuando a ese país todavía le faltaba mucho por cabalgar hacia su condición de imperio.

Retoma en su esencia el Corolario Roosevelt, el de Teddy, que no solo era un cazador, sino todo un agresor de garrote y otras armas más contundentes. Aquel presidente, el mismo que se “robó” Panamá (“I took Panama”), se creyó a principios del siglo XX con el “derecho” de entrometerse en los asuntos internos de América Latina. La doctrina Monroe, que era en su momento contra Europa y varios de sus imperios, se erigió en dogma de dominación cuando se le adjuntó el Corolario Roosevelt. Ahora, se le acaba de sumar el Corolario Trump.

La Nueva Estrategia —que, en esencia, sigue siendo la de un país que busca seguir figurando como superpotencia, ante la que hay que postrarse— tiene entre sus objetivos la de restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental. Y ni hablar de sus intereses en América Latina, en la que ya hay países que se están zafando de su coyunda. Por eso, plantea la importancia de “asegurar el acceso continuo” a ubicaciones clave, como por ejemplo la “recuperación” del Canal de Panamá, la colonización simbólica del Golfo de México (recordar que Trump le cambió el nombre) y volver realidad la reapertura de la base militar de Manta, en Ecuador.

“Los competidores no hemisféricos han hecho importantes incursiones en nuestro hemisferio, tanto para perjudicarnos económicamente en el presente como de manera que pueden perjudicarnos estratégicamente en el futuro”, dice en otro lado la Estrategia, y se sabe que China está como protagonista por sus inversiones en energía, minería, telecomunicaciones, infraestructura y otros rubros. Y en este punto habría que mencionar, por ejemplo, a Venezuela y Cuba.

La Estrategia le otorga al petróleo y otros combustibles una importancia trascendental, así como a riquezas estratégicas, cuyos yacimientos están, como se sabe, en Venezuela, Argentina, Chile, Brasil y otros países latinoamericanos. Uno de los desafíos protuberantes para esta doctrina imperial gringa es Venezuela, por sus alianzas con China, Rusia e Irán, con “mecanismos de intercambio que excluyen el dólar y las cadenas de valor occidentales hegemónicas”, como lo advierte un artículo del periodista Carlos Fazio, publicado en Mate Amargo (así también se llamó el periódico de los Tupamaros), de Montevideo.

El Corolario Trump a la Doctrina Monroe, que busca un control más severo en América Latina, propone la contención del influjo de potencias rivales, como China, Irán y Rusia, el control estricto de flujos migratorios irregulares, la protección de recursos estratégicos… Así que, dentro de su lógica imperialista, no va a permitir la presencia de “forasteros” que quieran establecer relaciones económicas y políticas con los países (colonias) de su “patio trasero”.

En lo interno, la Nueva Estrategia busca, entre otros aspectos, la reversión de la “invasión de migrantes”, la reindustrialización del país, la defensa del dólar como moneda hegemónica del sistema financiero internacional, fortalecer la industria petrolera, tanto en su suelo como en otras partes. En ese sentido, Venezuela tiene que encajar, quiera o no, en esos objetivos imperiales, y por eso hay que amenazarla, sitiarla, asaltar barcos, volar lanchas de pescadores o de lo que sea. El petróleo es fundamental en la Estrategia y, claro, Venezuela debe encajar ahí o someterse a Trump y sus corolarios.

Hace cincuenta años, Estados Unidos diseñó el Plan Cóndor para los países del Cono Sur. Hubo miles de desaparecidos, golpes de estado, patrocinio de dictaduras, asesinato de dirigentes políticos y periodistas, torturas y violaciones descomunales a los derechos humanos. La Nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, no es que sea más sutil, pero sí apunta a otros objetivos con conceptos políticos sobre el Estado, la soberanía, la intervención en los asuntos internos de otros países, y otras acciones con miras a neutralizar a China y alcanzar de nuevo el dominio global.

Después de todo, parece estar vigente la frase de Mao: “el imperialismo es un tigre de papel”.

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Dionisio(cvtsc)Hace 1 hora
Y la que nos espera, don Reinaldo: Trump quiere atacar a Venezuela diciendo que Maduro le envió enfermos mentales, delincuentes, narcos, mafiosos y hasta travestis. Cuando descubra que el pack en uno del pulgoso de Atenas vive en USA la que nos va a caer va a ser MONUMENTAL!!!
Chirri(rv2v4)Hace 3 horas
La poderosa China, lo es, que hasta hizo, con su excelente producción de acero, la revolución industrial en Europa sus ingleses. ¿No se habían dado de cuenta? La disminución de la pobresa...¡ en el Mundo! se le debe a la producción de los chinos sus zapatos, ropa y cuanta caldereta sacan al mercadota,
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