En “El evangelio según Marcos”, un estremecedor cuento de Borges, Baltasar Espinosa, un estudiante de medicina, de 33 años, a quien le faltaba una materia para graduarse, tenía una particularidad: no le gustaba discutir, “prefería que el interlocutor tuviera razón y no él”. Esa manera de enfrentar la existencia tejió una serie de circunstancias –en apariencia, predestinadas– que, ante una familia de analfabetos muy religiosos, lo harán parecer un redentor inesperado.
El desenlace fatal del relato puede ilustrar la conducta de los que, sin querer o queriendo, se suman a las desventuradas filas del fanatismo que, según Cioran, es “la...
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