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Sombrero de mago

Trump, asaltante de caminos

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Reinaldo Spitaletta
28 de enero de 2025 - 05:00 a. m.
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Toda la parafernalia, muy a la gringa, montada para la posesión del que desde hace años llaman un payaso, en una ofensa contra el gremio de esos seres maravillosos, nos pone en un marco de las certezas, y una es la de confirmar que el imaginativo y pragmático George Orwell pudo haberse quedado en palotes. El discurso del cuadragésimo séptimo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, reafirma las malas maneras de la aspiración de una ya vieja panoplia del poder imperial, como es la de las ganas de imponer un Estado Policial Global.

Como si fuera un muñeco de cuerda o, tal vez más preciso, uno de ventrílocuo, el magnate presidente fue pasando las cuentas de un rosario de oraciones imperialistas, en el que no disfrazó que la única América existente son los Estados Unidos (el resto son colonias, que solo llevan migrantes “ilegales” a la metrópoli, por lo que hay que sacarlos a la fuerza, y así), de tal modo que se tengan fino, porque qué es eso de golfo de México, es golfo de América, es decir, de Yanquilandia. Ah, y los del Canal que ni se crean que es de Panamá. Es de Estados Unidos. Y listo.

El monigote de las transnacionales, el que alguna vez dijo que todas las mujeres se querían acostar con él porque era famoso y porque podía comprar el silencio de sus “prostis” de lujo, arremetió contra no binarios y contra cualquier diversidad, qué cuentos de inclusión. En un atentado contra la memoria de Luther King y de Rosa Parks, y de todos los negros esclavizados y los negros muertos y los que cayeron en tantas justas, el copetón, cuya esposa tenía un sombrero como el del Zorro (seguro se pondrán de moda, allá y en sus neocolonias), dio a luz su mesianismo: “Dios me salvó para hacer a Estados Unidos grande de nuevo”.

Y grande significa que continuará apoyando a sus aliados genocidas, como Israel; que hasta podría tener una estrellita más para la bandera de la Unión, con Canadá como el quincuagésimo primer estado; que va por Groenlandia, que el país está parado en “oro líquido”. Y casi pataleando, dijo: “Restableceremos mi política de ‘quédate en México’, pondré fin a la práctica de ‘captura y puesta en libertad’ y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”. Hay que recordar, por lo demás, que el único que pudo invadir a Estados Unidos, que ya se le había robado a México casi medio país, fue Pancho Villa.

El megalómano presidente, que seguro querrá convertir el planeta en una cárcel, a través de un mercado único, quizá también con los alcances distópicos de solo hacer que la gente consuma pero que ¡ni riesgos! le vaya a dar por pensar o por discernir en qué clase de mundo está, ha dicho, en una evocación del Destino Manifiesto, que Gringolandia está designada por Dios para mandar y dominar la Tierra, también ahora se trata de expansión planetaria: van por Marte, donde Trump aspira a plantar las barras y estrellas de la bandera imperial.

Viendo y escuchando a este patán de siete suelas, en un país que ha tenido presidentes corruptos, expansionistas, tramposos, asaltantes, algunos aficionados a las putas (que viéndolo bien, esta inclinación no es tan grave si no las “conejean”), da la impresión de que el sujeto en mención va con todo por un “orden mundial único” de “esclavitud total”, como lo planteó hace tiempos el libro La verdadera historia del Club Bilderberg, de Daniel Estulin.

Con un clan de aduladores, de ricos, de magnates a los que les viene bien la esvástica y dan a entender que son admiradores a ultranza del nazismo, esta versión del gobierno de Trump les dará más vitalidad a organismos que mantienen en vilo a los pueblos y los explotan y doblan a sus pies, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otros. “En vez de poner impuestos a nuestras ciudades, pondremos impuestos a otros países para enriquecernos”, declaró.

Un gobierno que les dará más posibilidades a las castas dominantes, los dueños de medio mundo, los supermillonarios, como que, además, son parte del gabinete “trumpista”. Un gobierno para las multinacionales, para irse en contra de la preservación del planeta y para esclavizar a buena parte del mundo. Asistimos a la imposición de un nuevo orden mundial, al dominio absoluto de los bancos, de las corporaciones.

La virtud no es cualidad de este exhibicionista, de este pillo investido de poder. Es, eso sí, un gendarme mundial, perro de presa del imperialismo. Puede tener, además, las condiciones de un asaltante de caminos, de alguien para quien lo importante es la bolsa y no la vida de sus víctimas. Habrá que encomendarnos al Zorro, o al Chapulín Colorado.

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Carlos(87476)30 de enero de 2025 - 10:39 p. m.
👏👏👏👏👏
Florencia(6aj4m)29 de enero de 2025 - 05:16 a. m.
Quisiera saber de donde va a sacar gente para trabajar la tierra, recoger cosechas y hacer los trabajos que ellos jamas hicieron,
Lalo(70277)29 de enero de 2025 - 03:38 a. m.
Sin palabras
Rosa(57807)29 de enero de 2025 - 02:15 a. m.
Qué descriptivo, felicitaciones! Tal cual!
Luis(19160)28 de enero de 2025 - 10:22 p. m.
Lo más tristes es el arribismo de los pseudo-periodistas que se pasan alabando las bestialidades del funesto personaje,inclusive a costa de la dignidad de nuestros connacionales de estrato bajo que emigraron ilegalmente en busca del sueño americano.
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