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Yo soy como el picaflor

Carmen que te quiero Carmen

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Ricardo Bada
13 de mayo de 2022 - 02:00 a. m.
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En febrero 2018, la catedrática de Literatura Hispanoamericana del alma mater de Florencia, Martha Canfield, de larga trayectoria universitaria en Colombia, me invitó a participar en un coloquio sobre las relaciones entre Iberoamérica y Alemania. Días más tarde, ella misma me comunicó que la invitación se ampliaba a Roma.

Acepté encantado porque de Italia sólo conozco Génova, Milán y Venecia, pero hice la reserva de que mi aceptación dependía de mi cardiólogo, con quien tenía cita una semana después para mi chequeo anual. Y mi cardiólogo argumentó que no me prohibía viajar a Florencia y Roma pero me lo desaconsejaba. Así pues, decidí que lo mejor era cancelar el viaje. Nada que hacer, «mi cuerpo enfermo no resiste más», como dice el tango. Comuniqué mi decisión a Martha y me sentí pésimo al hacerlo.

Pero no es tan sólo que me sintiera mal; además me perdía la ocasión de asistir a una función de en la Ópera de Florencia que era la comidilla de todos los melómanos del mundo y a mí me había hecho pensar en unas notas que tomé años ha, acerca del aciago final de las heroínas operísticas. La Ana Bolena de Donizetti, decapitada; la Mimi de La bohème, de Puccini, y la Violetta de La traviata, de Verdi, tísicas; la Aida del mismo Verdi, emparedada; la Leonora de La fuerza del sino, también de Verdi, muerta con una espada; la Gilda de Rigoletto, otra más de Verdi, apuñalada; la Desdémona en Otelo, del feminicida Verdi, estrangulada; la Elizabeth de Tannhäuser y la Elsa de Lohengrin muertas de pesadumbre y tristeza; y de amor la Isolde en Tristan e Isolde, las tres de Wagner; las 16 monjas de Diálogos de carmelitas, de Poulenc, guillotinadas; la Norma de Bellini, en la hoguera; las dos Manon Lescaut, de Massenet & Puccini, extenuadas; la Lucia de Lammemoor, de Donizetti, loca; la Margarethe del Fausto, de Gounod, en la cárcel; la Cio–Cio–San de Madame Butterfly, y la Tosca, ambas de Puccini, obligadas a suicidarse; la Mélisande de Pélleas et Mélisande, de Debussy, de fiebres puerperales; la Lulú de Alban Berg, asesinada por Jack el Destripador; la Katerina Ismailova de Lady Macbeth de Mzensk, de Shostakovich, se suicida tirándose desde un puente... etc.

Todo esto como trasfondo al estreno entonces en Florencia de una puesta en escena de la Carmen de Bizet, donde ella no moría apuñalada por don José, sino que él muere por un disparo de la propia Carmen.

A cambio, ahora, acá en Colonia, tendré la oportunidad de ver, encarnada por la exquisita mezzosoprano caleña Adriana Bastidas Gamboa, una Carmen que lucha contra el machismo hasta sus últimas consecuencias: una Carmen que muere apuñalada por ella misma, no por Don José.

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Hernando(84817)13 de mayo de 2022 - 10:53 p. m.
Gracias a Usted Don Rocardo por leer mi comentario y le deseo mucha salud en el tiempo de vida que le queda que con toda seguridad sera mucho y pleno de satisfacciones.
Ewar(6960)13 de mayo de 2022 - 10:27 p. m.
¿O sea que por hacerle caso a su cardiólogo se va a marchar sin ir a esos sitios que menciona? Joder.
  • Ricardo(67977)13 de mayo de 2022 - 10:43 p. m.
    Gracias por leerme, y créame que no fue una decisión fácil, pero a lo hecho, pecho, como se decía en la vieja España. Tampoco he estado en México, Venezuela, Perú, Chile, cuando me hubiese correspondido viajar allá por cuenta de mi emisora; siempre cedí la vez a un compañero de aquellos países, para que así pudiera tener un par de días de vacaciones con los suyos. Hay que saber estar.
Atenas(06773)13 de mayo de 2022 - 01:44 p. m.
Tan ameno contenido en su columna de hoy como obvia fue la razón pa no acudir a la cita de lo q’ tanto le anima el corazón, ¡qué paradojas de la vida!
Hernando(84817)13 de mayo de 2022 - 12:55 p. m.
Don Ricardo, si le hubiera hecho caso a mi cardiologo me hubiera privado de todos los viajes que he realizado por muchos lugares del mundo, incluyendo el que Usted se ha privado de visitar. Hace 18 años me realizaron una cirugia de corazon abierto y desde entonces considero que he disfrutado la mejor epoca de mi vida.....sin temores y viviendo cada dia como si fuera el ultimo y sin limitarme.
  • Ricardo(67977)13 de mayo de 2022 - 03:41 p. m.
    (continúa y finaliza:) entre Colonia y Florencia, circunstancia que convertía el viaje en un excesivo trajín. Me quedo con la pena de no haber conocido Florencia y Roma, pero con la esperanza de poderlas ver en mi próxima reencarnación. Vale. Y gracias por leerme.
  • Ricardo(67977)13 de mayo de 2022 - 03:39 p. m.
    Don Hernando, le felicito de todo corazón, y le deseo muchos viajes más. En mi caso, no es que yo sea particularmente propenso a la hipocondría, antes al contrario; pero mi cardiólogo me conoce desde hace muchos años y es una persona sabia y ponderada; recuerde, además, que no me prohibió el viaje, sólo no me lo recomendó, lo que mucho tenía que ver con que no hay conexión aérea directa (sigue)
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