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Yo soy como el picaflor

Hernán Valdés

Ricardo Bada
17 de marzo de 2023 - 02:00 a. m.

Murió el 15 de febrero en Kassel, la ciudad alemana donde se celebra la Dokumenta, la famosa muestra artística internacional, pero me vine a enterar de su muerte recién la semana pasada, y por casualidad.

Era uno de los mejores escritores chilenos, y latinoamericanos, de su generación. No se prodigó en la publicación de libros, pero todos y cada uno de ellos es una obra de una altísima calidad. Me detendré sobre todo en Tejas Verdes, su testimonio de la represión bajo el régimen del felón Pinochet, y en su novela Ansilania o La historia subyacente, que se publicó antes en alemán que en castellano. Poseo un ejemplar de esa primera edición, dedicado por él a mi esposa y a mí, “desde Ansilania, con amor”.

Tejas Verdes se publicó un año después del pinochetazo, es decir, en 1974, y relata día a día las torturas padecidas por los presos en el campo de concentración conocido por ese nombre. Al respecto, Hernán Valdés declaró en el 2003 al diario chileno El Mercurio: “Entre otras cosas, el libro pretendía ser la voz de tantos que no supieron expresar su experiencia, que incluso se avergonzaban de ella. Labores como ésta son de las pocas que hacen de un escritor un ser socialmente útil en un determinado momento”. Sólo estuvo detenido un mes, y al ser puesto en libertad pidió asilo en la embajada de Suecia y pudo salir del país, irse al exilio y escribir Tejas Verdes, libro del cual el crítico Ricardo Cuadros dijo que era “el mejor relato que existe sobre el dolor de un sujeto sometido al vejamen militar en los primeros meses de la dictadura”. Siendo como es una obra maestra de la literatura testimonial, contiene al mismo tiempo una emocionante y apasionada queja contra el presidente Allende, al que acusó de haber abandonado a su pueblo por el fácil camino del suicidio, en vez de quedarse a sufrir con él. Una de las páginas más memorables de la literatura latinoamericana del siglo pasado.

Ansilania o La historia subyacente es por el contrario una distopía, la historia de un país llamado así y en el que reconocemos sin duda a su Chile natal y, por extensión, a cualquier otro latinoamericano sometido a una dictadura. Un crítico alemán escribió acerca de ella: «En su pretensión de rastrear y reescribir la historia no como una fatalidad sino desde dentro, porque busca incondicionalmente las razones de la derrota, la historiografía de ficción de Valdés puede situarse junto a la Estética de la resistencia de Peter Weiss». Se trata, además, una novela de lo más entretenido que un lector pueda desear y no dudo en recomendarla con fundada vehemencia: no se la pierdan, porque no saben lo que se pierden.

Descanse en paz el admirado amigo.

 

Atenas(06773)17 de marzo de 2023 - 01:28 p. m.
Y nada peor q’ las dictaduras de la izquierda q’ pese al paso de los años y con el inenarrable horror q’ siembran, aún conservan adláteres y epígonos q’ las cultivan y se esmeran en reproducirlas.
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