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La motivación de la gobernación de Cundinamarca para prohibir la venta del Aguardiente Amarillo que produce la Industria de Licores de Caldas (ILC), será la base de la contra demanda que presentará la Empresa de Licores de Cundinamarca (ELC) en contra de Representaciones Continental S.A.S - repco, en el marco de un tribunal de arbitramento en curso iniciado por esta última.

La empresa repco, que desde 1977 distribuye los licores que produce la ELC, acaba de convocar un tribunal de arbitramento para reclamar el restablecimiento de la ecuación financiera del contrato de distribución de licores vigente.
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La reclamación del orden de los tres mil millones de pesos se basa en que la remuneración pactada sufrió un desajuste negativo como consecuencia del aumento inesperado de las tasas de interés a partir de lo que se ha encarecido el financiamiento de la actividad.
Los abogados de la ELC, han señalado que contestarán la demanda presentada por repco, pero también han advertido que están preparando una demanda de reconvención basada en los incumplimientos del contrato de distribución de licores por parte de repco, sin que hayan precisado a cuáles incumplimientos se refieren.
Bajo la debida y perspicaz mirada jurídica de la controversia entre repco y la ELC, lejos está de ser aventurado advertir que el verdadero pleito arbitral será a partir de la anunciada demanda de reconvención. Y que los incumplimientos que anuncian los abogados de la ELC, respecto de repco, inexorablemente tienen que ver con la distribución y venta del Aguardiente Amarillo en el departamento de Cundinamarca y su capital, Bogotá.
Hace un tiempo, los consumidores cundinamarqueses de aguardiente, acostumbrados al Aguardiente Néctar, producido por la ELC, fueron sujetos de una agresiva e intensa campaña de comercialización y distribución del Aguardiente Amarillo, producido por la Industria de Licores de Caldas (ILC). Gracias a ello, los consumidores tuvieron la opción de escoger entre el icónico aguardiente Néctar y el novedoso Amarillo.
En principio, esa situación lejos está de ser irregular, es más bien deseable. Por lo mismo, la gobernación de Cundinamarca, propietaria de la ELC, otorgó el permiso de ley para que la distribución y venta del Aguardiente Amarillo producido en el departamento de Caldas se pudiera hacer en el departamento de Cundinamarca y la Ciudad Capital.
Meses después, la gobernación debió revocar ese permiso, lo que muchos han catalogado como una medida anticompetitiva, pero que en nuestra opinión lejos está de serlo gracias a un pequeño gran detalle sobre el que los opinadores y los consumidores bogotanos y cundinamarqueses no han caído en la cuenta.
El detallito está en que repso, quien desde hace 46 años funge como distribuidor de los licores de la ELC y, por ende, del Aguardiente Néctar, resultó siendo el mismo distribuidor del Aguardiente Amarillo que produce la ILC. Pasando por alto que había adquirido responsabilidades contractuales antagónicas por tratarse de productos en clara y directa competencia, sin haber obtenido frente a esta excepcional situación el pronunciamiento debido de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC)
Por lo mismo, cuando se observa en retrospectiva la intensa e impactante campaña que repco adelantara para introducir al mercado cundinamarqués, y hacer la distribución del Aguardiente Amarillo, no resulta difícil advertir que repco paralela e irregularmente pudiera haber estado cometiendo conductas que en términos del régimen de la competencia se conocen como “marchitar una marca”. En este caso, la de Aguardiente Néctar en favor de la marca Aguardiente Amarillo.
Me temo que la demanda de reconvención, que se anuncia será presentada por parte de los abogados de la ELC en contra de repco, estará fundada en esa situación, que de comprobarse inexorablemente constituye un dañino incumplimiento del contrato de distribución de licores por parte de repco con multimillonarias consecuencias indemnizatorias en favor del departamento de Cundinamarca, exponencialmente mayores a las que hoy reclama repco a la ELC.
La última palabra la tienen Antonio Pabón, Jorge Pinzón y Arturo Solarte cuando expidan el laudo arbitral que resuelva el pleito.
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