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Aciertos y fallas del Gobierno sobre vacunas

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Rodrigo Uprimny
17 de enero de 2021 - 03:00 a. m.
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La vacunación masiva frente al SARS-CoV-2 es muy difícil para cualquier Estado, incluso los más capaces y desarrollados. En esta compleja tarea, el gobierno Duque ha tenido aciertos, como esforzarse por lograr acceso a una cantidad suficiente de vacunas diversas y contar con un plan público de vacunación, que está bien orientado, aunque tenga omisiones y contenidos problemáticos. Pero el Gobierno ha cometido también errores serios. Destaco en esta columna tres y dejo para otro escrito el análisis de los problemas del plan de vacunación.

Primero, su desprecio por los esfuerzos de otros países del sur global para lograr que las vacunas fueran un bien público internacional que estuviera exceptuado de las reglas de propiedad intelectual. Costa Rica y Chile lideraron una propuesta en ese sentido y Sudáfrica e India propusieron en la OMC una limitación a la propiedad intelectual sobre vacunas y tratamientos frente al COVID-19. El gobierno Duque no apoyó ninguna de esas propuestas.

Por esa actitud de países como Colombia y el apoyo de los países del norte a sus multinacionales, esas propuestas multilaterales no han fructificado y casi todos los países (Colombia entre ellos) han caído en una competencia nacionalista por las vacunas, que ha sido justamente criticada por la OMS, pues está permitiendo a las farmacéuticas imponer exigencias casi extorsivas. Pero, y ese es el segundo error, en vez de reconocer esa situación y apoyar (nunca es tarde) esos esfuerzos de multilateralismo de países como Costa Rica o Sudáfrica, o señalar que actúa por esas presiones de las multinacionales, el gobierno Duque parece atrapado en una especie de síndrome de Estocolmo con las farmacéuticas, pues defiende sus exigencias como si fueran justas, cuando no lo son.

Así lo hizo en el Congreso con el trámite de la Ley 2064 al defender la cuasi exclusión de responsabilidades de las farmacéuticas por eventuales daños por las vacunas. Y lo hace ahora al defender la confidencialidad sobre los contratos. Estas exigencias no son justas, son simples imposiciones, por lo que el Gobierno no debería justificarlas como si fueran apropiadas, cuando no lo son. Así podríamos debatir si existen o no alternativas realistas para acceder a las vacunas sin esas imposiciones, como promover negociaciones conjuntas de toda América Latina. O si nos toca tragarnos ese sapo.

Tercero, la falta de claridad. El presidente tiene su programa televisivo diario sobre COVID-19 que, dicho sea de paso, por su populismo se asemeja a aquellos que hacían sus criticados Chávez y Correa. Sin embargo, a pesar de esa cantidad de programas, lo cierto es que en un tema esencial como el inicio de la vacunación no hay claridad. El presidente anunció en diciembre, en forma inequívoca, que la vacunación empezaba entre enero y febrero. Ahora el ministro de Salud dice que el Gobierno nunca se ha comprometido con fechas de inicio de vacunación. La contradicción es obvia en un tema para nada menor. Por ello, si no hay fecha aún, el Gobierno debería disculparse por haber mentido en diciembre, generando falsas esperanzas. En todo caso, ¿por qué no hay fecha de inicio de la vacunación si ya hay al menos una vacuna autorizada y, según dice el mismo Gobierno, ya sabemos cuándo llegan las primeras dosis? Difícil de entender y aceptar tanta incertidumbre y falta de claridad gubernamentales.

Todos estamos interesados en que la vacunación masiva salga bien. Por ello el Gobierno debería reconocer y corregir sus errores y buscar consensos en este tema, en vez de refugiarse en el silencio o en una actitud defensiva de descalificar a sus críticos, como lo han hecho en estos días el presidente, el ministro de Salud y sus asesores.

* Investigador de Dejusticia y profesor de la Universidad Nacional.

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name(61569)17 de enero de 2021 - 04:38 p. m.
Corto y sustancioso. Gracias
  • Patrik(14177)18 de enero de 2021 - 01:47 a. m.
    Duque es neoliberal, y como tal le da prioridad a las farmaceúticas y no a los ciudadanos. De eso se trata, que elijamos en 2022 a gobernantes que piensen más en las personas y menos en los negocios. No digo que no sea importante la economía, pero cuando se llega al extremo de despreciar derechos como la vida y la paz para darle prelación a los negocios la cosa va por muy mal camino.
Hugo(14000)17 de enero de 2021 - 03:18 p. m.
El titulo pareciera mostrar un cierto equilibrio entre los aciertos y fallas según la visión del columnista .Sin embargo no muestra en qué consiste el "esfuerzo"del Presidente que mitigue los errores del tamaño que señalan otros comentaristas,puesto que los pueblos no necesitan un mandatario que haga esfuerzos sino que acierte.Como en los deportes, no se premia al más esforzado sino al que gana.
Julio(2346)17 de enero de 2021 - 02:30 p. m.
El único acierto que últimamente tuvo Uribe fue al decir que "los negociadores del ELN en Cuba son guerrilleros vestidos de civil".
  • Patrik(14177)18 de enero de 2021 - 01:48 a. m.
    Mejor dicho, descubrió el agua tibia.
Julio(2346)17 de enero de 2021 - 02:24 p. m.
No hay que ser tan severos al criticar a Duque, pues todo se debe sólo a un malentendido entre el subpresidente/portavoz y el presidente/ventrílocuo. Lo único seguro del actual gobierno es que las vacunas llegarán el próximo 30 de febrero.... es decir nunca. Entonces Duque dirá: "¿Vacunas...? ¿De qué me hablas, viejo?
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