Publicidad

Ecuador: un nuevo grito contra la prohibición

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Rodrigo Uprimny
21 de enero de 2024 - 02:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

La crisis de Ecuador es no solo dolorosa sino compleja, como intenté mostrarlo en mi última columna, porque en ella juegan tanto factores internos, que son responsabilidad de los ecuatorianos, como factores internacionales, sobre los cuales ese país y sus gobiernos tienen poco control. En esta ocasión me centro en estos últimos por cuanto considero que la crisis ecuatoriana es una nueva evidencia de los terribles costos que la prohibición de las drogas impone a muchos países y, en especial, a América Latina.

Los analistas, con distintos énfasis, coinciden en que la explosión de violencia en Ecuador, cuya tasa de homicidio pasó de 7 por 100.000 habitantes en 2020 a aproximadamente 45 el año pasado, está asociada al fortalecimiento de las bandas criminales por su mayor involucramiento en el narcotráfico internacional. El enfrentamiento entre esas bandas y de éstas con el Estado es el factor dinamizador de esta violencia. A su vez, el mayor involucramiento de Ecuador en el narcotráfico se debió esencialmente a una recomposición internacional del negocio, que permitió a esas bandas locales, en alianza con mafias transnacionales, aprovechar los puertos ecuatorianos para exportar masivamente cocaína, especialmente a Europa.

Este aumento desmesurado de violencia por la presencia de poderosas organizaciones de narcotraficantes no es algo inédito en la región: con las obvias particularidades nacionales, recuerda la situación de Colombia a finales de los ochenta o la de México desde 2007. Evoluciones semejantes, con distintas intensidades y modalidades, han ocurrido en otros países de América Latina.

Es cierto que el narcotráfico no es la única economía ilícita en la región pues, como lo ha mostrado el sociólogo Marcelo Bergman, el “negocio del crimen” ha florecido en múltiples formas (robos de carros y celulares, extorsión etc.), lo cual explica, en gran medida, la persistencia e incluso el incremento de la violencia en América Latina. Por la cantidad de dinero que mueve y su capacidad de reproducirse, el narcotráfico es la economía ilegal más poderosa, por lo cual articula y dinamiza a las distintas organizaciones criminales y les confiere una enorme capacidad de violencia y desestabilización. Imaginemos nuestra región sin narcotráfico: eso no acabaría totalmente la violencia ni el crimen, pero los reduciría drásticamente y los haría manejables porque privaría a las organizaciones criminales de su negocio más rentable.

Ahora bien, el narcotráfico existe esencialmente porque existe la prohibición de las drogas: si no hubiera esa prohibición y hubiera un mercado regulado de esas sustancias, entonces no habría narcotráfico o sería una cosa muy menor. La evidencia contundente, como lo hemos mostrado varios analistas, es que la prohibición ha fracasado en evitar el abuso de sustancias psicoactivas, como la marihuana o la cocaína, pues no reduce el mercado. En cambio, tiene efectos gravísimos sobre la salud pública y crea el narcotráfico, con todas sus secuelas de corrupción y violencia. Por el contrario, la regulación o legalización regulada (distinta del mercado libre) protege mejor la salud pública y acaba con la violencia y corrupción extremas del narcotráfico, ya que elimina ese rentable y proteico mercado ilícito.

Sin negar la cuota de responsabilidad que le cabe a cada país, y en especial a sus élites, por no enfrentar más lúcidamente la violencia del narcotráfico, la crisis ecuatoriana es una nueva muestra de la injusticia de la prohibición, frente a la cual América Latina debería unirse para exigir su desmonte. Incluso a gritos. Por ejemplo, en la próxima reunión, en marzo, de la Comisión de Estupefacientes en Viena.

(*) Investigador de Dejusticia y profesor Universidad Nacional.

Conoce más

Temas recomendados:

 

ivan(xyaef)24 de enero de 2024 - 11:15 p. m.
Ni en esta columna ni en la de la semana pasada menciona a Correa y su dosis de responsabilidad en este problema. Todos los periodistas, incluso estos que se consideran con una moral por encima de todos los demás, tienen un sesgo hacia sus propias creencias y omiten deliberadamente lo que no conviene.
Eduardo(7668)22 de enero de 2024 - 06:27 a. m.
Colombia ha sido un actor central en el tráfico en el mundo. Los narcos colombianos dominaron los mercados gringos a punta de pistola y con la tolerancia, sino la colaboración, de las elites criollas que buscaron lucrarse. En la guerra de Nixon Colombia no estaba en la mira. Su meta era la amapola y la heroína y Turquía y Francia. Años después, si no es por la presión gringa los narcos ponen más presidentes de los que pusieron: https://www.planetadelibros.com.co/libro-conexion-colombia/328081
  • Eduardo(7668)22 de enero de 2024 - 06:28 a. m.
    El libro "Conexión Colombia. Una historia del narcotráfico entre los años 30 y 90", es el resultado de una investigación en una veintena de archivos colombianos y norteamericanos. El narconacionalismo no nos lleva a ninguna parte sino a querer evadir el tema de por qué Colombia y no sus vecinos ha sido el líder del negocio durante más de medio siglo. La historia es para investigarla no para imaginársela siguiendo agendas predeterminadas.
Yimmy(68264)21 de enero de 2024 - 11:00 p. m.
Muy complicado el panorama regional con el tema de las drogas!
Camilo(3yl69)21 de enero de 2024 - 10:36 p. m.
Si legalizan los narcóticos se les acaba el negocio a varios generales, senadores, esmeralderos, etc.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.