Así se llama un libro publicado a inicios del siglo XX por Domenico Giuriati, un importante erudito jurista italiano. Frente a quienes aún veían en ese momento el plagio como un asunto menor o ni siquiera lo consideraban una falta ética, Giuriati lo caracterizaba como un “fraude liso y llano”. Citando al escritor francés Paul Bourget, Giurati consideraba que el plagio “es siempre culpable, un delito contra el honor profesional, como la deserción del soldado frente al enemigo o la falsedad en una letra de cambio para el comerciante”.
A nivel más jurídico, Giuriati asimilaba el plagio a un hurto, pues un autor se apropia de la obra y del trabajo de otra persona. El subtítulo de su libro era significativo: Hurtos literarios, artísticos y musicales.