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Fals Borda, ordenamiento territorial y descentralización

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Rodrigo Uprimny
24 de agosto de 2025 - 05:07 a. m.
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2025 fue bautizado por la academia el año Fals Borda, para conmemorar un siglo de su nacimiento. Es un homenaje justo porque sus aportes fueron notables. En esta columna me centro en sus reflexiones sobre las regiones y su propuesta de una república regional unitaria pues considero que son de gran actualidad y pertinencia.

Fals mostró que Colombia, por su endemoniada geografía y su particular forma de poblamiento, es esencialmente un país de regiones diversas con fuerte identidad. En su libro Región e Historia, habla de la existencia de ocho regiones: Caribe, Pacífico Norte, Pacífico Sur, Andina Norte, Andina Central, Andina Sur, Orinoquia y Amazonia. Otros autores consideran que la diversidad es mayor y más profunda. Ahí existe una cierta controversia, pero la visión de Fals es contundente en un punto: las diversas regiones, que Fals no concibe como una pura realidad física sino como una expresión histórica y social, no se han visto ni se ven adecuadamente reflejadas e institucionalizadas por nuestro régimen territorial formal. La razón: la división territorial, especialmente entre los diversos departamentos, ha sido arbitraria porque ha respondido a intereses políticos coyunturales.

Un ejemplo dramático de esa disfunción territorial, que abordé en una columna hace varios años, es el Magdalena medio: una región con identidad propia pero descuartizada entre ocho departamentos cuyas capitales están en las cordilleras. Esos defectos de nuestro ordenamiento territorial explican muchas de nuestras carencias en gobernabilidad y democracia locales y la violencia asociada a esas carencias. ¿Cómo gobernar democráticamente, por ejemplo, ese Magdalena medio desmembrado entre ocho departamentos? ¿Por qué extrañarnos de que haya sido una zona de presencia intensa de variados actores armados?

Fals tenía claro ese problema y por eso en la asamblea constituyente de 1991 buscó que se aprobara un ordenamiento territorial que se adecuara a esa diversidad regional y permitiera reconstruir la nación desde la movilización democrática de los territorios. Y logró algunos avances, como la posibilidad de crear regiones, que agruparan departamentos, y provincias, compuestas por diversos municipios. Pero también fue derrotado porque la constituyente mantuvo la división clásica entre nación, departamentos y municipios y preservó las fronteras existentes entre las diversas entidades territoriales. La concesión a Fals fue postergar el tema: la constitución autorizó que posteriormente, por medio de una ley orgánica, pudieran constituirse provincias y regiones como entidades territoriales. Y el artículo 290 estableció que debería haber un examen periódico de los límites de las entidades territoriales. Sin embargo, nada de eso ha ocurrido: no tenemos regiones ni provincias como verdaderas entidades territoriales; a lo sumo hay algunas regiones administrativas de planificación. Tampoco ha habido un examen de los límites entre nuestras divisiones administrativas, con lo cual seguimos con nuestro disfuncional ordenamiento territorial.

Estas reflexiones de Fals son de una enorme relevancia y actualidad porque evidencian las limitaciones que ha tenido la discusión actual sobre transferencias y descentralización. Muchos consideran que el problema esencial es definir el reparto de competencias y recursos entre la nación, los departamentos y los municipios. Pero eso supone que nuestro ordenamiento territorial está bien, y no es así. Requerimos un reordenamiento territorial si queremos que la descentralización sea funcional y permita la consolidación de la paz, la seguridad y la democracia. Por ello, como lo dijo Fals en su artículo de 1999 sobre “guía práctica para el ordenamiento territorial en Colombia”, es necesario trabajar simultáneamente la descentralización y el ordenamiento territorial, o la cosa puede salir mal.

* Investigador de Dejusticia y profesor de la Universidad Nacional.

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Japz(39664)25 de agosto de 2025 - 03:42 p. m.
Que tema tan pertinente, pero paradójicamente tan desconocido. Los políticos en muchos casos ni siquiera miran el hecho de que los tratamientos administrativos, sociales y de infraestructura deben atender principalmente las divisiones que dictan las cuencas hidrográficas. De estas divisiones debería partir todo.
Mariela Vega de Herrera(zncxh)25 de agosto de 2025 - 01:53 a. m.
Como siempre, acertado y didáctico.
Amaranto De Jesús Daniels Puello(v8lb8)25 de agosto de 2025 - 12:42 a. m.
Excelente análisis. No se debe soslayar la reconfiguración, captura y cooptacion del Estado Territorial, por conglomerado empresariales ( caso Barranquilla) y las estructuras criminales ligadas a económico ilegales ( Sur de Bolívar, Magdalena Medio, Choco) . Imaginemos cono seria la implementacion de la reforma Cristo, de aumentar las transferencias del 21% al 37.% de los Ingresos Corrientes de la nación.
Melibea(45338)24 de agosto de 2025 - 11:58 p. m.
Lo más terrible de esta descentralización,es la corrupción de los dirigentes de cada región,cuyos planes políticos estarán centrados, en estrategias para robarse la platica,más no para jalonar el progreso de sus habitantes.
  • Dionisio(cvtsc)25 de agosto de 2025 - 07:38 a. m.
    Exactamente y por esto no hay plan que funcione. La corrupción sigue siendo uno de nuestros grandes problemas. No es que vaya a salir mal, solo irá a peor.
AyoCuz(20536)24 de agosto de 2025 - 09:27 p. m.
Independiente de esa organización territorial que usted menciona hay algo de absoluta claridad, el centralismo no es el sistema para este país, lo dicen 200 años mal contados.
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