Se dice que Federico el Grande, rey de Prusia (1740-1786), quería deshacerse de un molino vecino a su palacio en Potsdam y buscó comprarlo, pero el molinero se negó. El rey le advirtió que podía quitárselo a la fuerza, a lo cual el molinero respondió: “No es así, señor”, y añadió: “Todavía hay jueces en Berlín”. El molinero acudió entonces a la justicia, que lo protegió y le permitió conservar su molino, que aún hoy puede verse en Potsdam.
Lee este contenido exclusivo para suscriptores
Todavía hay jueces en Colombia
01 de mayo de 2022 - 05:30 a. m.