Los acercamientos entre el Gobierno y partidos que no son del Pacto Histórico, como los conservadores, los liberales y la U, sobre la reforma a la salud son una buena noticia. Tal vez permitan mayor consenso y una discusión más sana en torno a esta necesaria reforma, cuyo trámite hasta ahora había provocado una polarización malsana.
El proyecto gubernamental arrancó mal: algunos de sus diagnósticos eran falsos, como aquella declaración, sin sustento, del presidente de que nuestro sistema de salud era uno de los peores del mundo. Además el Gobierno,
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