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Causas de la inflación

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Salomón Kalmanovitz
10 de octubre de 2022 - 05:30 a. m.
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La inflación anual en Colombia obtuvo en septiembre su nivel más alto en 17 años, 11,4 %. La economía política considera la inflación como un impuesto injusto, que no ha sido decidido por los representantes del pueblo. Es más inadmisible aún si recordamos el lema democrático que dicta: “No hay tributación sin representación”.

El rubro que más ha incidido en la inflación es el de los alimentos, que se han elevado casi 27 % anual. El prolongado invierno tuvo que ver pues el agua es indispensable para obtener buenas cosechas, pero su exceso las pudre. Para evitarlo, es necesario construir sistemas agrícolas, con los que no contamos, que resistan las sequías con riego y los inviernos con drenajes adecuados. El invierno también debió propiciar tarifas de energía más baratas que las escandalosamente altas que ha impuesto el sector eléctrico. Es inadmisible el alza de tarifas en 27,3 %, pues cayó mucha agua que garantiza un funcionamiento pleno de las hidroeléctricas. Estas generan el fluido en forma más económica que las térmicas, reduciendo la participación de la energía más costosa, derivada de combustibles fósiles que sí están por las nubes.

La guerra de Rusia contra Ucrania afectó el precio del petróleo, que hoy ronda los US$91, y también los del trigo y centeno que producen ambos países, desatando con ello la inflación global. En Colombia, 30 % de los alimentos son importados, sobre todo el trigo y los insumos para cebar cerdos y pollos como sorgo y maíz, por lo cual la devaluación afecta sus precios por encima del impacto Putin.

Un cálculo del efecto de la devaluación en el nivel interno de precios es que 10 % de esta genera un 3 % de inflación. Pues bien, hace exactamente un año el dólar se cotizaba en $3.796 contra $4.460 hoy, o sea que se devaluó 17,5 %; en consecuencia, el impacto de esa desvalorización del peso en la inflación fue de casi 6 %, mientras el 5,5 % restante surgió de la mala política del gobierno anterior. Otra parte de la explicación es que el dólar americano se ha fortalecido por la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal y nuestra devaluación no es solo una consecuencia de la política, o sea, de un efecto Petro, como lo sugiere el economista conservador Mauricio Cárdenas.

La Junta del Emisor está subiendo sus tasas de interés para atraer más capital foráneo, evitar que se devalúe el peso y también combatir la inflación que es su preocupación principal. La presión de Petro para afectar las decisiones del banco central e impedir que suba sus tasas de interés es indebida, contraproducente y de prosperar afectará negativamente el bolsillo de todos los colombianos. Al igual que los gobiernos godos, el de Petro no respeta la independencia del Banco de la República.

¿Qué es de esperar? La inflación genera descontento entre la población que ve su capacidad adquisitiva restringida, efecto que es más pronunciado entre la población pobre y vulnerable. Un gobierno de izquierda intentará paliar este efecto con un aumento de los salarios por encima de la inflación pasada, con lo cual se perpetuará e incluso se acelerará si el ajuste se hace muy por encima de la inflación.

La reforma tributaria del ministro Ocampo busca obtener recursos por cerca de $22 billones, precisamente para que el gasto público no cause más inflación, como sucedió este año. Una de sus causas fue el déficit fiscal de más de 7 % del PIB, regalo que nos dejó el inepto gobierno de Iván Duque.

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