El deterioro de la situación económica de Colombia se inició durante la administración de Iván Duque. En 2022 la calificadora Fitch había mantenido la nota de BB+, algo así como un 4,2 en el colegio. “A lo largo de 2022 y principios de 2023 hubo revisiones que cambiaron la perspectiva a negativa, reflejando preocupaciones por el déficit fiscal y la carga de deuda, con cambios posteriores en la perspectiva y la calificación a ‘BB’ en 2024/2025, indicando un deterioro progresivo”.
La administración Petro no tardó en aumentar su gasto hasta alcanzar un déficit de 7,1 % del PIB en 2025, más de diez billones de pesos de faltante. El Gobierno los consiguió colocando títulos que ofrecían tasas de más de 12% anual, cuando el bono del Gobierno de Estados Unidos, el más seguro y que sirve de pauta de comparación, arrojaba un 4% anual. La calificación baja obtenida por el país eleva las tasas de interés a las que se contrata tanto la deuda pública como la privada, no importa que el presidente denuncie a los usureros del universo ante el tribunal de la historia.
La deuda externa del Gobierno colombiano alcanzó a 211,6 mil millones de dólares en septiembre de 2025, un crecimiento de 6,7 % frente al año anterior y pasó a representar 49 % del PIB, o sea, a la mitad de todos los bienes y servicios producidos durante un año en el país. La deuda pública total, o sea, sumando la deuda externa (333,5 billones) y la interna por $702 billones, alcanzó el 61,2 % del PIB en 2024, mientras que el solo pago de intereses alcanzó 4,7 % del PIB, 80 billones de pesos (ochenta millones de millones). Este monto representó una cuarta parte del gasto público total. Los intereses más el principal que hubo que abonar significó un importante drenaje de recursos que contribuyó a que hubiera menos inflación (de 5,3 %) a la que se hubiera dado si ese gasto hubiera caído sobre bienes y servicios nacionales.
Loa agentes del mercado están nerviosos, en particular con el anuncio de algunos funcionarios que han soltado la propuesta de que el salario mínimo obtendrá un incremento de 11 % para el año entrante, más de dos veces la inflación esperada. En el pasado el salario mínimo real se contrajo en 2022 (alza de 10,1 % contra inflación de 13,1 %), pero en el resto de años fue muy favorable a los trabajadores: 12,8% de alza frente a inflación de 9,3 % (alza real de 3,2 %) en 2023; 9,5 % contra 5,2 % en 2024 (alza real de 4,1 %) y el mencionado 11 % que está en discusión para 2025 que implicaría un incremento de casi 6 % real en favor de los trabajadores. No debe sorprender entonces el fervor de los sindicalistas a favor del gobierno de Petro: han ganado 13 % en los ingresos reales de sus representados, algo que debió deteriorar la rentabilidad del capital en dirección opuesta.
Para los tres años del gobierno de Petro, se puede decir que la economía estuvo relativamente estancada y solo en 2025 muestra un crecimiento de 3,6 % en el tercer trimestre, que es alto para los países de la OCDE, ocupando Colombia el cuarto lugar de este club de países. Sin embargo, el promedio de los tres trimestres de 2025 arroja un incremento de solo 2,5 %.
El crecimiento anotado fue impulsado por los sectores de servicios, comercio, transporte y finanzas, en general por el consumo interno, y un fuerte repunte en el tercer trimestre. Las exportaciones entre enero y octubre crecieron solo 1,7 %. Se mantienen retos derivados de una inversión privada débil, mientras que agroindustria y minería mostraron escaso dinamismo, marcando resultados agridulces.