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Ha surgido una coalición de centroizquierda que tiene la posibilidad de obtener posiciones importantes en el Legislativo y, más importante, la propia Presidencia. Es una corriente de aire fresco que puede barrer con la política clientelista y anquilosada como también la corrupción que emanan del Centro Democrático, los partidos Liberal, Conservador, Cambio Radical, religiosos, etc.
Se destacan dentro de la Coalición Centro Esperanza Alejandro Gaviria, quien ha sido ministro de Salud y pasa de la Rectoría de la universidad de elite más sólida del país a la arena política, y Sergio Fajardo, que lleva más de 20 años de carrera. Fajardo comenzó a hacer campaña a pie y conoce los avatares de la política local y regional, ha recorrido la mayoría de los territorios del país y ha hecho dos campañas presidenciales, logrando un reconocimiento nacional.
Frente al panorama de inseguridad, Fajardo propone pasar del miedo a la esperanza; anota que la sociedad colombiana está indignada, siente que el vaso se llenó y no aguanta más. Las lacras de la sociedad que identifica son tres: 1) la desigualdad, en la que Colombia es campeona mundial, que se ha magnificado con la pandemia del COVID-19; 2) la violencia y la inseguridad, que se han recrudecido, manifiestas en el asesinato impune de cientos de líderes sociales y en los excesos de la policía contra manifestantes; 3) la corrupción, que ha provocada la desconfianza en las instituciones y ha fomentado la cultura de la ilegalidad, del “todo vale”.
Las propuestas que lanza el candidato del Centro Esperanza incluyen la lucha contra la corrupción, que pasa por dar protagonismo a sus víctimas, buscar reparación para ellas, como la gente afectada por el hambre cuando las ayudas del Gobierno no llegaron y los niños que se quedaron sin internet por el desfalco de los $70.000 millones del Mintic. Propone además judicializar a los corruptos desde la propia cabeza del Estado; hay que identificar dónde y cómo se perdió la plata de la educación, la salud, la obra pública y demostrar la voluntad del gobernante de combatirlos. Se propone no feriar los puestos del Estado a cambio de votos cautivos o comprados que están en la base de la corrupción.
Frente a la desigualdad, Fajardo propone una red de protección social financiada por una reforma tributaria que haga que los que más tienen más pongan para financiar programas como los de renta básica, reducción de la informalidad y aumento de la cobertura de los programas de salud y educación. También, atacar la desigualdad de género creando un Ministerio de la Mujer, buscar una mayor integración de las regiones más atrasadas del país y aumentar el gasto en ellas para disminuir la desigualdad territorial. En una sociedad polarizada por la derecha, la respuesta es unificar y conciliar mediante más y mejor educación como eje de todos los programas. Más recursos para financiar la ciencia, la tecnología, el arte y las matemáticas, y propiciar las redes sociales de ayuda y conocimiento.
Para reducir la violencia, Fajardo insiste en no polarizar, buscar soluciones entre las personas afectadas que mejor conocen sus territorios y sus problemas. Se propone hacer un gobierno que rinda cuentas de manera sistemática sobre sus acciones y decisiones, y elaborar planes de desarrollo productivo en cada territorio consultando a sus comunidades. Ojalá alcancemos con el Centro Esperanza la difícil tierra prometida de una política limpia y productiva.
