El viernes pasado, el dólar rebasó el nivel de $4.380, una devaluación del 15 % en lo que va del 2022. Los fundamentos de la tasa de cambio son la oferta y la demanda de dólares: por un lado, las exportaciones y las entradas de capital (préstamos e inversiones); por otro lado, las importaciones y las salidas de capital que completan la balanza comercial. El dólar se ha fortalecido porque se prevé una recesión mundial inminente y en momentos de incertidumbre sobre el futuro se constituye en moneda refugio para millones de agentes por todo el globo.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
El viernes pasado, el dólar rebasó el nivel de $4.380, una devaluación del 15 % en lo que va del 2022. Los fundamentos de la tasa de cambio son la oferta y la demanda de dólares: por un lado, las exportaciones y las entradas de capital (préstamos e inversiones); por otro lado, las importaciones y las salidas de capital que completan la balanza comercial. El dólar se ha fortalecido porque se prevé una recesión mundial inminente y en momentos de incertidumbre sobre el futuro se constituye en moneda refugio para millones de agentes por todo el globo.
El desequilibrio más evidente de Colombia es el exceso de importaciones (US$31.600 millones o un aumento del 46 % sobre las del año anterior) contra las exportaciones (US$23.000 millones) entre enero y mayo de este año. Se trata de una balanza negativa de casi US$-8.000 millones que terminará el 2022 en unos US$-18.000 millones. Como lo hemos expresado en pasadas columnas, el exceso de gasto público ha propiciado un buen crecimiento económico, pero al mismo tiempo ha recrudecido el brote inflacionario, robándole poder adquisitivo a la población y deteriorando fuertemente la balanza comercial.
Más de la mitad de las exportaciones de Colombia son de petróleo y sus derivados (56 %), que ha tenido precios muy elevados desde el conflicto entre Rusia y Ucrania. No obstante, el precio del combustible llegó a su máximo y comenzó a descolgarse, pues se espera que se reduzcan las compras de vehículos nuevos en Europa y Estados Unidos, y los consumidores se están volviendo más ahorrativos en el uso del transporte.
La inflación ha retornado con venganza a todas las economías del mundo. En Estados Unidos marcó 8,6 % para el mes de mayo y más de 8 % en la Comunidad Europea, cifras que no se veían desde hace 40 años. En Estados Unidos el costo del transporte aumentó 19 % y el de los alimentos casi 10 %. La situación obligó al Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos a elevar su tasa de referencia en 75 puntos básicos, cuando por lo general hace ajustes suaves de 25 puntos, al tiempo que insinuaba que en julio iba a seguir ajustando a un ritmo similar.
En Colombia también el Banco de la República aumentó su tasa de referencia 1,5 % en junio, cuando generalmente hacía ajustes de 0,25 %. Hoy la tasa se coloca en 7,5 % frente a una inflación de 9,7 % , la más alta en 22 años, como lo anunció el DANE recientemente, o sea que la Junta del banco central está todavía detrás de la curva. En todos los casos, la autoridad monetaria ha reaccionado tardíamente frente a los brotes inflacionarios.
La inflación en Colombia estuvo jalonada por el precio de los servicios públicos, o sea que contribuyeron a ella decisiones tomadas por el alto Gobierno. Los precios que más subieron fueron los de restaurantes, artículos del hogar, transporte y alimentos en general.
La carne de res y derivados aumentaron 2,65 % en el mes de junio frente al mismo mes de 2021; las comidas en establecimientos de servicio, 0,95 %; la electricidad, 1,78 % y la carne de aves, 2,06 %.
El dólar caro afecta directamente un 15 % de la canasta familiar. Además de las presiones inflacionarias internas, causadas por excesos de demanda por el mayor gasto público de un Gobierno desesperado, está el aumento del precio de las importaciones, que están contribuyendo al empobrecimiento de los hogares colombianos.
El gobierno Duque termina así con el rabo entre las piernas: a los malos resultados de inflación y devaluación de la moneda se suman graves escándalos de corrupción.