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Nos enteramos de que Iván Duque visitó el Ducado de Luxemburgo en días pasados, buscando cualquier pretexto para recorrer el mundo con su hermano, a costa de los contribuyentes colombianos. El pequeñísimo país cuenta con una población de 636.000 habitantes. Se distingue por ser la sexta jurisdicción financiera más secreta del mundo, además de ser uno de los más notorios paraísos fiscales corporativos del globo, de acuerdo con la clasificación de la Red por la Justicia Tributaria.
Se trata de uno de los regímenes fiscales más laxos de la Unión Europea, lo que ha generado serios escándalos. Se ha acusado a multinacionales establecidas allí —como Pepsi, Procter & Gamble, J.P. Morgan, Federal Express, Amazon y Deutsche Bank— y a miles de ricachones residentes de evadir millones de euros en impuestos. Por eso, tiene un ingreso por habitante de US$110.000, el más alto del mundo.
No obstante, Duque firmó un tratado para eliminar la doble tributación entre Colombia y Luxemburgo, como para seguir su ejemplo y dejar de cobrar impuestos al capital que se invierta en Colombia, tal como lo hace el ducado. Agregó el presidente colombiano: “El acuerdo incluye compartir información tributaria para combatir conjuntamente contra (sic) la evasión”, pero al mismo tiempo es una “invitación para invertir en el país”. Sin embargo, nuestro Duque no fue recibido por el gran duque de Luxemburgo, Henri Guillaume de Nassau-Weilburg, sino por funcionarios del gobierno del pequeño país.
Según el tuitero Ricardo González Duque (no, no es primo), “el presidente estuvo por fuera del país 43 días el año pasado. De agosto de 2018 a diciembre de 2021 había realizado 44 viajes internacionales y había estado 139 días en el extranjero. Los viajes tuvieron un valor de $3.771 millones, según reporta Presidencia”.
Según Daniel Coronell, en los últimos seis viajes realizados por Iván Duque su hermano ha ocupado una silla en el avión presidencial. “El hermano del señor presidente actualmente no tiene actividad laboral conocida, debe tener mucho tiempo libre o, si está trabajando, debe tener un jefe muy comprensivo”. Andrés Gregorio Duque Márquez ha visitado Nueva York, Lima, Madrid y países como Brasil, Escocia y Emiratos Árabes, y por estos días ha estado en Luxemburgo. Seguramente, acompañará al presidente correcaminos en su paseo por Bélgica, Francia y Holanda. El título que recibe es el de “invitado especial”.
De Andrés Gregorio Duque Márquez se sabe poco: también es egresado de la eminente Sergio Arboleda, en 2014 fue nombrado provisionalmente tercer secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores y representante ante la Santa Sede por Juan Manuel Santos. El mismo Santos lo nombró funcionario de la Cancillería, sin pertenecer a la carrera diplomática y consular, en 2017. Pero Santos se volvió innombrable para el agradecido hermano Iván después de ser elegido presidente.
La vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, no puede viajar al exterior por si algo le pasa al presidente, lo cual deja las tareas diplomáticas en manos de la jefa de gabinete y confidente de Duque, María Paula Correa. Según Laura Gil, se trata de una situación anómala. “Existen hoy en Colombia dos cancilleres: una con capacidad de incidencia y cerca del presidente, y otra con el poder legal y más distante del centro decisorio”. El gobierno de Duque ha sido el más disfuncional en toda la historia del país.
