El DANE dio a conocer los resultados económicos del primer trimestre de 2025, que arrojó un crecimiento de 2,7 %. Se trata de un comportamiento regular, pero una mejora frente a lo ocurrido en 2024, que experimentó un crecimiento de solo 1,7 % para el año.
Se podría decir que los espíritus animales de los empresarios que los llevan a invertir, asumir riesgos y a hacer crecer la economía comienzan a despertarse. Sin embargo, les falta entusiasmo para alcanzar metas más ambiciosas que superen el esquivo 4 % que fuera común para la economía colombiana en el pasado.
Por sectores, el campeón fue el entretenimiento y juegos de azar –o sea el del vicio– con un extraordinario 15,5 % de crecimiento. Esta inclinación refleja la insatisfacción de la gente frente a lo que gana por trabajar por cuenta propia o como asalariados. Buscan apostarle a la suerte, que muy pocas veces les sonríe.
El segundo sector fue el agropecuario, que mostró un saludable 7,1 %, continuando una senda de fuerte crecimiento y, como ya lo expresamos, contribuyó a que la inflación siguiera en un nivel de 5,2 %. Esto está lejos de la meta del Banco de la República que, por lo tanto, va a poner en práctica una política monetaria restrictiva, continuando con altas tasas de interés que frenan toda la actividad económica.
Un sector al que le fue mal o regular fue el de minas –que incluye petróleo–: cayó un 5%; igualmente, la construcción siguió su caída con -3,5 %. La industria comenzó una tibia recuperación con un crecimiento de solo 1,4 % tras dos años seguidos de contracción; al comercio le fue mejor, con un 3,9 % de aumento, y al sector financiero, que pocas veces le va mal, creció 3,3 %. La administración pública creció 3,5 % y, como la medición es el valor agregado (salarios más utilidades), en este caso solo se trata de nómina y, en algunos casos, de empresas del Estado que arrojen utilidades. En todo caso, aumentó el empleo de activistas del Pacto Histórico, que tienen oportunidad de empleo burocrático por una vez en la vida, que hay que aprovechar al máximo, que no son pendejos, como dijo Gustavo Petro.
La más grande de las empresas estatales, Ecopetrol, tuvo un pobre desempeño con utilidades de $15 billones, una caída de 27 % frente a 2023, cuando se acercó a los $20 billones. Según el gerente de la empresa, Ricardo Roa, “sin los efectos de la Tasa Representativa de Mercado, la inflación y la fluctuación en los precios del barril de petróleo, se hubieran podido alcanzar hasta $21 billones en utilidades el año pasado”. A lo dicho se le podría aplicar el aserto “si mi abuela tuviera ruedas, sería bicicleta”, pero sí es cierto que el precio del petróleo crudo va cuesta abajo: se cotizaba en US $82 por barril en 2024 y en la actualidad se ha reducido a US $71.
Las actividades inmobiliarias, o sea los arriendos de vivienda y locales, aumentaron 2,1 %; las actividades profesionales, científicas y técnicas, un 1 % y, como ya dijimos, las de administración pública, defensa, educación y salud aumentaron un 3,5 %.
La perspectiva del año entrante es que será difícil que el Pacto Histórico gane las elecciones por el desgaste que ha tenido por los escándalos de corrupción que lo han asolado, el deterioro del sistema de salud y por el mediocre desempeño económico, pero es muy temprano para saber qué nos deparará el futuro.
