Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El presidente Petro propone que deje de enseñarse el inglés como segunda lengua en el sistema educativo nacional y se reemplace con lenguas autóctonas, étnicas y ancestrales en vías de extinción. El mandatario piensa que en dos o tres generaciones logrará revivirlas, pero eso no tiene por qué impedir que aprendamos inglés para comunicarnos con agentes que pueden ser amigos y socios comerciales tanto en Occidente como en Oriente.
En ese sentido, la directriz de que los funcionarios diplomáticos no tienen que conocer una segunda lengua debilitará las relaciones del país con el resto del mundo. Habrá que contratar más intérpretes para que apoyen las comunicaciones de los diplomáticos. Hay que tener en cuenta que encerrarnos en el lenguaje natal tiende a hacernos sectarios, nos impide comprender al otro. El aprendizaje de lenguas enseña modestia y abre los horizontes, nos hace apreciar culturas distintas. Refugiarse en el idioma propio impide que nos escuchen y entiendan los que no comparten nuestro origen. Dominar una lengua distinta a la propia ensancha el horizonte, nos introduce en lógicas diversas que nos hacen dudar de la propia y nos obliga a pensar más lento y con mayor precisión.
En el mundo hay alrededor de 1.460 millones de personas que hablan inglés. De estos, aproximadamente 400 millones son nativos de Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y el Caribe, mientras que el resto lo utiliza como segunda lengua. Por comparación, 300 millones parlan francés. En Colombia, solo un 10 % de la población entiende o habla inglés por la debilidad del cuerpo docente del sistema escolar; aún en el nivel superior solo se enseña de manera eficaz en las instituciones de élite, cuyos estudiantes ya llegan solventes en otros idiomas.
¿Por qué es el inglés la lengua más estudiada y hablada en el mundo? La razón es sencilla: los países hegemónicos en comercio e inversión han sido Inglaterra en el siglo XIX y principios del XX, mientras que Estados Unidos lo ha logrado desde ese momento hasta el presente. El inglés se ha convertido en el lenguaje universal de la diplomacia, de los negocios, de la ciencia y de la tecnología. De hecho, la mayor parte de las revistas científicas que se publican en el mundo llevan por lo menos una síntesis en inglés de sus artículos, así que no es buena idea dejarlo como opción abierta.
Es necesario facilitar la apropiación del conocimiento con un buen dominio de la lengua franca en que se ha convertido el inglés. Llegar a pensar en otra lengua amplía la inteligencia, permite entender otras formas de concebir el mundo, nos torna más tolerantes con los que son distintos a nosotros, nos hace también más razonables.
Se debe fomentar el multilingüismo desde temprana edad porque la mente en formación es más abierta al aprendizaje que cuando ya hemos alcanzado la madurez. Es necesario invertir en la formación de docentes bien preparados en otras lenguas, no solo en la gramática sino también en la literatura de las distintas culturas. Es preciso contar con una población mejor preparada y más cosmopolita que facilite la comunicación con diversas comunidades del mundo.
Haría bien el gobierno en apoyar los centros de lenguaje extranjeros que operan en Colombia; becar un gran número de estudiantes para contar así con una población multilingüe que seguramente contribuirá a un mayor desarrollo económico del país. En vez de luchar contra el inglés, lo que hay que hacer es impulsarlo.
