A los tres meses de iniciado su mandato, el presidente tiene a su haber una reforma tributaria que le aporta alrededor de $20 billones adicionales a la Nación. ¿Qué tan significativa es? En un presupuesto nacional de unos $406 billones, representa un 5 % que es importante, pero tampoco le permite muchos lujos al Gobierno.
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El precio internacional del petróleo registra una baja de 7 % desde agosto de este año y ello puede ser parte de la explicación de la devaluación del peso que ronda el nivel de los $5.000 por dólar. Sin embargo, hay también razones de percepción y de especulación que han afectado el alza de la divisa: la primera surge de las declaraciones de algunos ministros que ponen en duda el futuro de la explotación y exploración del petróleo y que no fueron refutadas por el presidente sino por su ministro de Hacienda; la segunda es propagada por algunos gremios que han presionado al Gobierno para que modere sus políticas, en particular la reforma tributaria que los pone a pagar impuestos seriamente.
No le ayuda al presidente su nuevo asesor, César Ferrari, conocido por sus inclinaciones populistas. Hay que recordar que fue gerente del Banco de la Reserva del Perú de Alan García en 1987 y que su logro fue pasar de una inflación de 86 % al inicio de su gestión para obtener un 667 % al final, ocho veces más. Posteriormente el desorden monetario se profundizó: la inflación alcanzo 3.400 % en 1989 y 7.482 % en 1990. Ferrari tuvo que salir de Perú, se vino para Colombia donde se nacionalizó y es profesor de una universidad privada, pero no ha logrado borrar esa parte de su historial.
A pesar de las duras lecciones que le dio la vida, el hoy asesor del presidente no parece aprender de ellas y dice cosas como la siguiente: “No podemos seguir teniendo una tasa de cambio con una volatilidad tan grande, que hace realmente difícil que los inversionistas decidan invertir porque un día tienen el dólar a $5.100 y el otro día a $4.800 y hace un año a $3.500. Así es muy difícil realizar inversiones” (Cambio, 13 de noviembre 2022). Colombia no ha manipulado la tasa de cambio, ha mantenido la libre flotación de la divisa durante 22 años y, al igual que al Perú, le ha ido bastante bien con ella. Otro lugar común del asesor es afirmar que el país no puede tener “costos en las empresas tan elevados. Costos en la electricidad, costos financieros que son absurdos, costos de peajes, insuficiencia de transportes, ¿pero cómo vas a resolver todos estos problemas? Hay que hacer otro tipo de políticas públicas”. Ferrari parece sugerir imponer controles al sistema financiero, subsidiar peajes y tarifas de servicios públicos que quebrarían a sus respectivas entidades, etc.
Petro tiene otras fijaciones que pueden perturbar los mercados y tornarlos más volátiles, como la de estar presionando a la Junta Directiva del Banco de la República para que no suba su tasa de interés cuando se requiere para reducir la inflación. Afortunadamente, su ministro de Hacienda está intentando otras formas de reducir las presiones de precios, como desligar el salario mínimo de la inflación.
Si se deja aumentar la inflación, pronto nos veremos en la espiral de alzas sucesivas de precios y salarios que dominó la escena peruana durante el primer mandato de Alan García. El banco central le pasó al Gobierno toneladas de soles e intis (las monedas del Perú en los 80), con lo que propició la hiperinflación aludida.