La entrevista de Daniel Coronell a Gustavo Petro para la cadena Univisión, que atiende la población hispana de Estados Unidos, reveló la personalidad narcisista del presidente y los riesgos que entraña su mandato para el futuro del país. Petro se hizo propaganda sin contestar casi ninguna de las preguntas de Coronell ni despejar las preocupaciones que rondan por el conflicto desatado con el presidente Trump. Se trata de dos personalidades parecidas que chocan de manera ineludible y con pocas posibilidades de superar sus diferencias.
Coronell ha entrevistado a Petro en siete ocasiones, cuatro como presidente. En esta ocasión “parecía más interesado en oírse a sí mismo que en responder sobre las consecuencias directas de la relación con los Estados Unidos”. El desencuentro con Donald Trump, quien lo había tildado de “jefe del narcotráfico” –expresión grosera e inventada que debía rechazarse con vehemencia– podía tener consecuencias graves para la suerte de Colombia. Petro insistió en que nunca había dicho que a Trump había que sacarlo del poder, aunque hay varios testimonios de que sí lo dijo y así lo registraron varios medios internacionales y Coronell afirma que se lo oyó decir. Se quejó de que el gobierno norteamericano había retirado un sistema antidrones que había instalado en la Casa de Nariño y observó que podían matarlos a él y al periodista en segundos.
Le fastidió a Petro que Coronell dijera que los presidentes Sheinbaum, Boric y Lula habían podido lidiar con la Casa Blanca a pesar de las diferencias, mientras que él no había podido hacerlo. Se le preguntó por qué la bronca con María Corina Machado, a quien no felicitó en ocasión de recibir el premio Nobel de Paz, mientras mantenía relaciones con Nicolás Maduro y ripostó que ella era despreciable y traidora. Se molestó cuando Coronell le dijo que parecía desestimar la suerte de 50 millones de colombianos para favorecer a sátrapas como Nicolás Maduro, Diosdado Cabello o Vladimir Padrino. “Yo no soy pendejo, Daniel” agregó.
Seguidamente se recompuso cuando se le preguntó si deseaba ser inolvidable y contestó por lo afirmativo, pero se volvió a molestar cuando Coronell le amplió: “¿si anteponía su deseo de trascender a las necesidades de los colombianos?”. Agregó que su misión no era cambiar a Trump, sino buscar la mejor negociación posible para conservar millones de empleos de colombianos.
Las medidas de la administración Trump escalaron el 24 de octubre con el anuncio de que el presidente Petro, su familia y Armando Benedetti habían sido incluidos en la lista Clinton, que implica a personas relacionadas con actividades de terrorismo, narcotráfico y lavado de activos. Se trata de abrir investigaciones contra los acusados y congelar sus bienes y transacciones en los Estados Unidos. La mancha se extiende al sistema financiero internacional que evitará mantener abiertas las cuentas de los implicados: una vez incluidos en la lista Clinton, es muy difícil salir de ella.
Petro dijo que a él no lo afectaban las sanciones porque su único bien es su casa de habitación, pero imagino que deberá buscar un banco que no cuente con relaciones internacionales para guardar la platica que ha acumulado durante cuatro años como presidente. Su salario es de $32 millones mensuales más dos primas, todos sus gastos cubiertos, y los gastos de representación que recibe cada que vez que viaja dentro del país y en el exterior. Puede que Petro siga siendo humilde tras ser presidente, pero sale de la presidencia como un hombre rico y tendrá que asumir altos gastos de seguridad.