El gasto público en pensiones alcanzó $44,1 billones en 2021, equivalentes a 3,7 % del PIB. Colpensiones sufragó $15,7 billones, 35,6 % de ese total. A la extinta Caja Nacional se le asignaron $11,3 billones, las pensiones de las Fuerzas Militares y de Policía alcanzaron $8,4 billones y el magisterio, $6,2 billones.
La proyección para 2022 es de un déficit total de $46 billones, un aumento de 4,3 % sobre el nivel del año anterior. Colpensiones sube el suyo a $16 billones, menos del 2 %; la Caja Nacional también aumenta escasamente porque tiene pocos nuevos pensionados, defensa se aproxima a $9 billones y el magisterio marca $8,1 billones.
El régimen privado cuenta con el 73 % de los afiliados, casi 18 millones de personas —contra 6,8 millones de Colpensiones—, pero apenas con el 12,8 % de los pensionados, unos 220.000 de un total de 1,7 millones. (Jorge Armando Rodríguez, UN Periódico). Esto explica en parte la excelente rentabilidad que obtienen las AFP del negocio. También muestra la efectividad de sus campañas de pánico que anunciaban el apocalipsis de Colpensiones y la expropiación del ahorro de sus afiliados.
La publicidad engañosa de los pulpos financieros no contaba que las pensiones del sistema público contenían subsidios y que era difícil que el Gobierno dejara de pagarlas. Tampoco informaba que un pensionado suyo iba a recibir menos de la mitad de lo que devenga el que aportó al régimen de prima media. Cuando la gente se dio cuenta empezó a trasladarse al sistema público.
Ambos tipos de regímenes cobran una comisión del 3 % que cubre seguro de invalidez y muerte, menos costoso para el sistema que cuenta con la población más joven, que es obviamente el privado. Es que los viejitos nos enfermamos más y nos morimos antes. En Colpensiones se cobra la administración con el 1,1 % de la cotización, pero algunas AFP extraen el doble, a costa de los ahorradores.
Los pulpos financieros recibieron un gran regalo de Duque que les autorizó invertir los casi $350 billones (un 30 % del PIB de 2021) del ahorro pensional como quieran, lo que crea un riesgo moral inmenso, o sea que abre la oportunidad de aprovecharse de sus clientes. El grupo de Sarmiento Angulo, por ejemplo, puede invertir en sus obras de infraestructura y definir una rentabilidad menor que les va a entregar a los afiliados de su AFP Porvenir, pero una mayor para la misma.
A las AFP no se les debe permitir invertir el ahorro de sus afiliados en las bolsas de valores, que según Keynes es jugar en un casino. Deben existir límites rigurosos para salvaguardar el ahorro y obtener una rentabilidad segura y adecuada para sus dueños.
Los pensionados de las AFP reciben en promedio solo 30 % de su último salario, pero los rendimientos netos (descontando inflación y cobros por comisión) a favor de los fondos privados fueron de 6,7 % anual entre 2001 y 2019, cifra superior a cualquier otro país de la OCDE (Semana). Si se le suma la comisión neta que extraen (2 % del aporte), el rendimiento mejora aún más. Un sistema más justo entregaría cerca de la mitad del salario al retiro.
La reforma del sistema pensional debe garantizar una pensión digna para todas las personas que llegan a la edad de retiro. Colpensiones debe atender a una mayor parte de la población, pero reducir los privilegios que capturan los altos funcionarios y magistrados. Las AFP serán encargagas de las personas más solventes que opten por ellas, pero solo si demuestran que son buenas administradoras.