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Esperanza en cuidados intensivos

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Sandra Vilardy
18 de junio de 2025 - 05:05 a. m.
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Escribir esta columna no ha sido tarea fácil. El parte médico sobre el estado de Miguel Uribe Turbay es desgarrador. Su vida pende de un hilo tras un atentado que nos recuerda, una vez más, que la violencia en este país es camaleónica y adquiere múltiples caras: la de un sicario adolescente, que revive con cada magnicidio los fracasos que repetimos como sociedad; las caras de las violencias políticas del pasado; las violencias del crimen organizado y sus economías ilegales, que aún no logramos dimensionar, y la cara de la violencia verbal que brota del miedo, la frustración, el dolor...

Somos una sociedad adolorida, llena de cicatrices que no hemos terminado de sanar. Aunque en estas últimas décadas hemos logrado mejorar en muchos indicadores de bienestar, seguimos atrapados en una profunda desigualdad, donde la violencia, la ilegalidad y el crimen encuentran un caldo de cultivo que se reproduce sin tregua.

Muchos de mi generación somos nietos de desplazados por la violencia partidista e hijos de quienes soñaron con un país distinto. Fuimos testigos en nuestra infancia de los estragos del narcotráfico en forma de bombas y atentados, pero también de la mano negra que estaba detrás de los múltiples magnicidios. Con el tiempo, logramos comprender las alianzas silenciosas que pudrieron las instituciones desde dentro, dejando formas de violencia aun más difíciles de desarraigar. Y, aún hoy, seguimos sumando nombres, víctimas y ausencias.

La desaparición de Andrés Camilo Peláez desde el 3 de abril de 2022, el secuestro de Arnold Rincón, director de Codechocó, desde el pasado 26 de abril; los paros armados en Chocó y los recientemente anunciados en el Guaviare por las disidencias de Mordisco son una pequeña parte de esa secuencia de hechos que siguen minando la esperanza. A esto se suma la extorsión a las comunidades que intentan conservar y restaurar la naturaleza, para consolidar el turismo en el “país de la belleza” y tener otras opciones económicas, en reemplazo de las que les dejan los violentos y un Estado que no termina de llegar.

Mientras tanto, la violencia verbal nos destroza en las redes sociales. Ese campo de batalla virtual donde, aunque no corre sangre, circulan infamia, imposición, ruido; que en el fondo es dolor y miedo. No se le concede un ápice al que supuestamente está en la otra orilla, aunque todos estemos entretejidos en este telar de heridas.

¿Estamos condenados a estas luchas intestinas por el todo o nada? ¿Podremos construir una sociedad más justa sin caer en la incoherencia de la violencia? Tal vez no podamos hacerlo todo de una vez, somos una sociedad en tránsitos y reversas; de eso hemos aprendido y debemos ponerlo en práctica. Lo que no podemos es seguir normalizando la violencia ni el miedo. Necesitamos aprender a reconocer el dolor y las cicatrices en el otro, tanta violencia debería empujarnos a tener más actos de humanidad y madurez democrática.

Hoy solo puedo pedirle a Dios por la salud de Miguel y por la cordura de nuestra sociedad en estos tiempos tan retadores. Quiero mantener mi esperanza en un país donde hemos aprendido de las víctimas, y donde el compromiso con la vida, con el derecho a ser distinto, no sea una causa de riesgo. No podemos seguir pagando con sangre el precio de cada transformación pendiente.

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Oscar Bernal(5340)20 de junio de 2025 - 05:36 p. m.
Que cultura ! pidiendole a dios lo que es responsabilidad nuestra.
Luis Carlos Cortés Murillo(4156)18 de junio de 2025 - 05:02 p. m.
".., seguimos atrapados en una profunda desigualdad, donde la violencia, la ilegalidad y el crimen encuentran un caldo de cultivo que se reproduce sin tregua." Es allí donde debemos buscar una de las causas principales de ésta violencia; cuando un menor de 14 años se convierte en sicario debemos reconocer que estamos fallando como sociedad y ahí cobra gran importancia la falta de igualdad en las oportunidades.
Unus et alter(71824)18 de junio de 2025 - 02:43 p. m.
Columna hipócrita y sesgada: MUT es parte de un partido de extrema derecha acusado de Miles de crímenes de lesa humanidad, cuyos principales miembros están o estuvieron en la cárcel, otros fugados de la justicia, su jefe de banda a usado de todos los crímenes imaginables (el enano paraco) y muchos descendientes directos de la clase política corrupta (Valencia, Turbay, Cabal, Uribe, Holguín). A MUT nadie lo llora.bllptamos es la situación general de violencia. MUT no marcaba apenas en las encues
Ana Rico de Alonso(88564)18 de junio de 2025 - 02:34 p. m.
no marcho en silencio por una persona que se burló de la desgracia ajena, que dijo que a Dilan Cruz se le había atravesado a la bala, las madres de Soacha son viejas lloronas, hay que aprobar el libre porte de arma, y un gran desprecio por los pobres. Hoy convierten en héroe a un ser que no era bueno. No celebro el atentado pero guardo mis lágrimas para mejores seres humanos.
  • Gines de Pasamonte(86371)18 de junio de 2025 - 04:56 p. m.
    Ana Rico, la sacaste del estadio. Comulgo contigo, chica. Saludos.
  • Mar(60274)18 de junio de 2025 - 04:29 p. m.
    De acuerdo.
  • Unus et alter(71824)18 de junio de 2025 - 02:39 p. m.
    Tal cual.
Ana Rico de Alonso(88564)18 de junio de 2025 - 02:34 p. m.
no marcho en silencio por una persona que se burló de la desgracia ajena, que dijo que a Dilan Cruz se le había atravesado a la bala, las madres de Soacha son viejas lloronas, hay que aprobar el libre porte de arma, y un gran desprecio por los pobres. Hoy convierten en héroe a un ser que no era bueno. No celebro el atentado pero guardo mis lágrimas para mejores seres humanos.
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