Jamás pensé que debería —ni habría deseado— escribir esta columna, dedicarle atención a algo tan insólito, banal e incluso grosero, como que dos cantantes de vallenato, el uno muy conocido en la región y el otro más bien local, decidan ponerse a cantar, grabar en video y finalmente divulgar, a través de esa efímera versión del Juicio Final anticipado que son las redes sociales, una canción en la que se le hace a García Márquez la acusación más asombrosa y tercermundista que uno pueda imaginar: la de no haberle dado algo a su pueblo, entendiendo por “algo” un colegio, el acueducto, ¿un centro de salud? ¿Una carretera? Lo escribo y no salgo de mi asombro, y casi me derrota la vergüenza ajena. Entiendo que la letra de semejante adefesio no es de ninguno de los dos cantantes, pero lo que sí es de su cosecha es la brillante idea de cantarla y divulgarla. Y esto quiere decir, ni más ni menos, que están de acuerdo con su contenido, a no ser que se trate de semi analfabetas o, sencillamente, tontos, lo que, al menos en Vives, no me parece que sea el caso.
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García Márquez, Vives y Dangond
25 de mayo de 2024 - 05:05 a. m.