La noticia de la captura del narcotraficante Otoniel me deprimió, pues me regresó a una época que creía jamás volvería, la de Rodríguez Gacha y Pablo Escobar. Muchos celebraron la captura de un capo del narcotráfico, cuando deberíamos estar celebrando logros en calidad de la educación, incrementos en la productividad total de factores o los avances en la inmunización contra el COVID-19. Pero no.
Todo el esfuerzo que se hizo para reducir las siembras de coca y las exportaciones de clorhidrato de cocaína a un tercio del nivel de comienzos de siglo se revirtió a partir del 2015. Hacia 2018, las siembras de coca se dispararon a...
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