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Criolla y olvidada

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Santiago Montenegro
09 de mayo de 2022 - 05:30 a. m.
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La paz olvidada (Librería Lerner, 2018) es un excelente libro del historiador norteamericano Robert A. Karl sobre el período comprendido entre el fin de la dictadura de Rojas Pinilla y la creación de las Farc en 1964. Es un texto que pone en tela de juicio la narrativa que argumenta que la violencia y el fracaso (la fracasomanía) son las categorías que mejor describen el pasado de Colombia. Teniendo en cuenta que el conflicto colombiano de la década posterior a la II Guerra Mundial había sido el peor del hemisferio desde la Revolución mexicana, el profesor Karl argumenta que “en medio de un movimiento nacional hacia la democracia, los colombianos, desde dentro y fuera del aparato estatal, colaboraron en un ambicioso experimento de construcción de paz que no tuvo paralelo en América Latina después de 1945”. Agrega que “décadas antes de que los derechos humanos y la justicia transicional se convirtieran en regímenes globales, los colombianos idearon prácticas análogas para enfrentar el legado del conflicto interno y el autoritarismo”.

Para analizar este período de nuestra historia, el profesor Karl adopta una metodología compleja de varias dimensiones. En primer lugar, subdivide a los grandes actores entre políticos, letrados y habitantes de la provincia, y describe sus encuentros e interacciones. Segundo, al tiempo que detalla sus acciones concretas, también les da una crucial importancia a las ideas que estos actores tenían sobre la paz y la violencia, y analiza cómo dichos marcos conceptuales influyeron en prácticas concretas de los diferentes sectores sociales y políticos. En tercer lugar, Karl enfatiza que en un país como Colombia las relaciones sociales, políticas y económicas son fundamentalmente determinadas por la topografía y, citando al antropólogo Michael Taussig, dice que aquí uno “debe trazar las alturas y los pliegues de los Andes, y debe tener en cuenta la forma como el espacio dilata la experiencia del tiempo”. Así, resalta, no solo la historia general del país, sino la historia pequeña, la de los territorios y de las localidades.

Este libro es una gran reivindicación del Frente Nacional y de una serie de políticos, intelectuales y líderes regionales que buscaron diversas fórmulas para restaurar la democracia y alcanzar la paz, como Alberto Lleras, Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda, Otto Morales Benítez, el militar Álvaro Valencia Tovar, el compositor Jorge Villamil y líderes guerrilleros como Martín Camargo, entre muchos otros. Pese a sus contradicciones y falencias, el balance de la “paz criolla” fue altamente positivo, pues la violencia bajó drásticamente hasta comienzos de los 80, cuando emergió el narcotráfico. Pero la historia de la “paz criolla” cayó en el olvido, por básicamente dos razones. En primer lugar, porque una parte de los letrados que colaboraron inicialmente con esa paz criolla se desencantaron ante expectativas que no se materializaron. Así, Orlando Fals Borda, desde finales de los 60, y luego Gonzalo Sánchez y otros “violentólogos,” en los años 80, crearon el mito de la violencia congénita, la Violencia con mayúscula. Otra razón para el entierro de la paz criolla fue la fundación del Eln y también de las Farc por los sectores urbanos del Partido Comunista, comprometidos con la conquista del poder por la fuerza, que despreciaron el reformismo inicial del mismo Manuel Marulanda Vélez. Este magnífico libro nos da una dimensión de nuestra historia tristemente ignorada por muchos historiadores y políticos.

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Alex(50448)10 de mayo de 2022 - 01:20 p. m.
De qué planeta es que dijo que venía doctor?
Miguel(78770)10 de mayo de 2022 - 07:56 a. m.
Falta saber todo lo q el comunismo ha intentado para hacer de Colombia su fuerte,bajo la consigna de q todas las formas de.lucha son válidas y así fue como cada corriente del socialismo real tenía su guerrilla Farc pro Rusa, Epl pro China, Eln pro Cuba,Pla pro Albania,junto a partidos políticos algunos clandestinos,otros con representación en el parlamento.Todo esto forma parte de la violencia de lasultimasdecadas
Miguel(78770)10 de mayo de 2022 - 07:42 a. m.
Importante la postura de Karl porque valora lo q se ha hecho por la paz, pero q no se dado continuidad y no se ha sabido reconocer.Que importante q se destaque el Frente Nacional q ha sido uno de los acuerdos más criticados por la izquierda comunista,hasta el punto de q lo consideran causa de la etapa siguiente de violencia porque se interpuso a la intención del comunismo internacional de hacer delpaissufuerte
Martín(5541)10 de mayo de 2022 - 01:14 a. m.
Hay un sector del país que no quiere la paz de ninguna manera. Viven del negocio de la guerra. Por eso quieren la continuidad de la mafia del narcotráFico que está en el poder. Alias Fico es esto mismo, pero más ordinario y maléFico.
Arcadio(67500)09 de mayo de 2022 - 10:36 p. m.
Raro que este promotor del capitalismo salvaje de los fondos de pensiones, de los cuales es su más visible y rabioso impulsor, no haya destinado su columna a decir que lo mejor es acabar con Colpensiones, marchitarla hasta que desaparezca. El tema de su columna pretende abordarlo con suficiencia académica, pero termina en lugares comunes.
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