Buena noticia el anuncio del inicio de las negociaciones con la Unión Europea. Colombia llevaba varios intentos para convencer a Bruselas que aceptara la imposibilidad de negociar con el bloque andino un tratado de libre comercio y que era necesario adelantar negociaciones bilaterales con los países andinos que así lo quisieran.
Eran evidentes las diferencias entre los países miembros de la Comunidad Andina frente a las negociaciones comerciales. Evo Morales quería imponer a los demás países de la CAN su modelo de desarrollo, basado en el rechazo a la inversión extranjera, al libre comercio y no dependencia de los países ricos, salvo de Venezuela, por supuesto. Con ese enfoque, el Presidente boliviano pretendía que la CAN negociara un acuerdo de asociación con temas políticos y de cooperación, pero sin abordar temas comerciales. Y ahora, que Colombia y Perú deciden ir solos en la negociación, porque sus socios andinos no los quieren acompañar, el gobierno boliviano se va lanza en ristre contra esta decisión y Ecuador envía notas de protesta.
Esta discusión ya se había presentado con la negociación del TLC con E.U. En 2004, los Cancilleres y Ministros de Comercio andinos acordaron por consenso permitir que los miembros de la CAN pudieran negociar conjuntamente, o de manera individual, acuerdos comerciales con terceros países. Afortunadamente la semana pasada se logró ratificar esta aproximación, y la integración andina, que indudablemente ha generado grandes beneficios para Colombia, aunque se mantiene, no se convierte en una camisa de fuerza para el desarrollo de la política comercial de sus miembros.
Pero más allá de las implicaciones en la región, el reto para Colombia en la negociación con Europa es muy grande. Éstas abarcarán muchos temas: comercio de bienes, de servicios, propiedad intelectual, inversión extranjera, compras del Estado, entre otros. Y el país debe prepararse. El Ministerio de Comercio, quien liderará las negociaciones, así como las demás entidades involucradas, afortunadamente, cuentan con un grupo de profesionales de muy buen nivel técnico, buena experiencia y preparación. De la misma manera, los gremios ya tienen montado un andamiaje institucional para participar en las negociaciones y defender adecuadamente sus intereses. Pero del otro lado hay muchos empresarios y representantes de la sociedad civil que deben reaccionar e involucrarse más en estos temas y ser muy activos en las discusiones, pues de su resultado dependerá su futuro.
Buena noticia el anuncio del inicio de las negociaciones con la Unión Europea. Colombia llevaba varios intentos para convencer a Bruselas que aceptara la imposibilidad de negociar con el bloque andino un tratado de libre comercio y que era necesario adelantar negociaciones bilaterales con los países andinos que así lo quisieran.
Eran evidentes las diferencias entre los países miembros de la Comunidad Andina frente a las negociaciones comerciales. Evo Morales quería imponer a los demás países de la CAN su modelo de desarrollo, basado en el rechazo a la inversión extranjera, al libre comercio y no dependencia de los países ricos, salvo de Venezuela, por supuesto. Con ese enfoque, el Presidente boliviano pretendía que la CAN negociara un acuerdo de asociación con temas políticos y de cooperación, pero sin abordar temas comerciales. Y ahora, que Colombia y Perú deciden ir solos en la negociación, porque sus socios andinos no los quieren acompañar, el gobierno boliviano se va lanza en ristre contra esta decisión y Ecuador envía notas de protesta.
Esta discusión ya se había presentado con la negociación del TLC con E.U. En 2004, los Cancilleres y Ministros de Comercio andinos acordaron por consenso permitir que los miembros de la CAN pudieran negociar conjuntamente, o de manera individual, acuerdos comerciales con terceros países. Afortunadamente la semana pasada se logró ratificar esta aproximación, y la integración andina, que indudablemente ha generado grandes beneficios para Colombia, aunque se mantiene, no se convierte en una camisa de fuerza para el desarrollo de la política comercial de sus miembros.
Pero más allá de las implicaciones en la región, el reto para Colombia en la negociación con Europa es muy grande. Éstas abarcarán muchos temas: comercio de bienes, de servicios, propiedad intelectual, inversión extranjera, compras del Estado, entre otros. Y el país debe prepararse. El Ministerio de Comercio, quien liderará las negociaciones, así como las demás entidades involucradas, afortunadamente, cuentan con un grupo de profesionales de muy buen nivel técnico, buena experiencia y preparación. De la misma manera, los gremios ya tienen montado un andamiaje institucional para participar en las negociaciones y defender adecuadamente sus intereses. Pero del otro lado hay muchos empresarios y representantes de la sociedad civil que deben reaccionar e involucrarse más en estos temas y ser muy activos en las discusiones, pues de su resultado dependerá su futuro.