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¿El fin de la promiscuidad?

Santiago Vargas Acebedo

15 de noviembre de 2025 - 12:04 a. m.

En Colombia se está gestando la reconfiguración del panorama ideológico. Después de 150 años de bipartidismo y 20 años de orbitar en torno a la figura de Uribe, es posible que estemos ante la incubación de una nueva era bipartidista, aunque probablemente de menor robustez, impulsada por la izquierda y la derecha, hoy en manos del petrismo y el uribismo. El lector, quizás, me reclamará que pivotear en torno a la disyuntiva Petro-Uribe tiene de todo menos de novedoso. A lo que yo respondería alegando que recientes acontecimientos ⎯como la publicación de la encuesta de Cifras & Conceptos y los resultados de la consulta de la izquierda⎯ permiten sospechar lo contrario.

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Para empezar, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, la izquierda ya no es una fuerza marginal. Ahora es el proyecto política a derrotar. Tanto así que viejos enemigos ⎯como lo son Uribe, Gaviria y Vargas Lleras⎯ se están viendo obligados a apelotonarse para contener a la izquierda. Incluso, ahora el partido con mayor representación es el Pacto Histórico con 21 %, seguido del Centro Democrático con 12 %. La representación de los demás es, siendo generosos, marginal.

Más encima, hoy por hoy, los únicos dos partidos que realmente ofrecen claridad ideológica a los votantes en el país son el Pacto Histórico y el Centro Democrático. Los demás son poco más que instrumentos de transacción legislativa, ya prácticamente despojados de cualquier voto de opinión. Es cierto que son más los ciudadanos que no se sienten representados por ninguno de estos dos sectores políticos. Pero el apoyo con el que cuentan parece ser suficiente como para que las demás fuerzas políticas tengan que girar en torno a estos dos núcleos. Esta dinámica guarda ciertas semejanzas con la política estadounidense, donde tan solo alrededor del 28 % de los ciudadanos se sienten representados por cada uno de los dos partidos mayoritarios, el republicano y el demócrata; un apoyo que les basta para monopolizar la distribución del poder.

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En Colombia, según Cifras & Conceptos, 30 % de los ciudadanos son de derecha, 22 % izquierda y 45 % de centro. A primera vista, esto parecería indicar que la que se está fraguando no es una nueva era bipartidista sino más bien la senda de la “moderación”. Pero, en las encuestas, el centro es una categoría tan vaporosa que abarca desde independientes y apolíticos hasta desilusionados y despistados. Más aún, a diferencia de sus contrapartes, el centro no es una fuerza organizada alrededor de un partido político, el único mecanismo a través del cual se hace política con rigor y de largo aliento. Mientras no lo sea, el centro no dejará de ser un desfile de pasajeros y vanidosos personalismos.

El Pacto Histórico y el Centro Democrático comparten otro rasgo. Ambos giran alrededor de lo que Max Weber llama una autoridad carismática: Petro y Uribe. Pero, a juzgar por los indicios, es muy posible que ambos sectores logren trascender a su propio caudillo. De hecho, la ideología de los dos proyectos políticos que impusieron el ritmo durante la era bipartidista también fue inspirada en dos figuras icónicas: el Liberal en Santander y el Conservador en Bolívar. Y aquí el lector, muy probablemente, me reclamará de nuevo, alegando que es una descortesía tan solo sugerir un paralelo entre Santander, Bolívar, Petro y Uribe. Y yo le daría toda la razón al lector. Lo que pasa es que se me ocurren pocas esferas de la vida en la que no atravesemos una decadencia histórica y no veo porque nuestros íconos políticos tengan que ser la excepción. Al fin y al cabo, la decadencia de nuestros íconos no es más que el efecto de nuestra propia decadencia.

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Con todo y eso, que el panorama ideológico del país se esté reorganizando en dos bloques no es algo necesariamente negativo. Es, sin duda, mejor que la promiscuidad ideológica en la que estábamos sumergidos. Y este es realmente el único tipo de promiscuidad del que nos conviene desmarcarnos.

santiago.vargas.acebedo@gmail.com

Por Santiago Vargas Acebedo

Sociólogo y arquitecto que investiga la interacción entre la cultura y la política. Es candidato a doctorado en Sociología por la Universidad de Cambridge, tiene una maestría en Cultura y Sociedad de la London School of Economics y un pregrado en arquitectura de la Universidad de los Andes. Ha publicado ensayos, cuentos y columnas en medios.
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