American Airlines lava la cara de una dictadura

Santiago Villa
24 de noviembre de 2022 - 00:01 a. m.

Ponte en su lugar. Hace unos años saliste de tu país porque no podías seguir ejerciendo allí tu profesión con la sinceridad que ella exige. Fue emocionante ir al extranjero, claro. Sobre todo porque eres muy, pero muy bueno en lo que haces, y pronto tuviste un éxito que quizás no habrías logrado si te hubieras quedado.

Pero no por ello fue fácil. La profesión que escogiste no sólo es una de las más exigentes: ni siquiera cuando llegas a la cumbre te asegura un ingreso estable y suficiente. Tú quizás no te sientes aún en la cumbre, pero vas certero por el mismo camino de quienes la coronan. Tienes tiempo y tesón.

Fuera de tu país has ejercido entonces trabajos paralelos (ahora, por ejemplo, en un bar), mientras mantienes el duro pulso de ser uno de los mejores en ese otro recorrido que, como un ídolo hambriento, impone sacrificios diarios.

Estás fuera, pero la profesión por la que saliste de tu país está anclada a tu país. Escribes tu país. Has publicado libros que son tu país. Innumerables artículos sobre tu país. Es que incluso creaste un medio de comunicación sobre tu país. Así que, más ahora que cuando estabas allá, tú eres ese país donde ya no vives.

Has vuelto varias veces, obviamente, pero cada vez menos para trabajar. Es imposible. Cuando vas te siguen sujetos en automóviles que te llaman al teléfono y te hacen saber que te observan. No hay movimiento tuyo que no quede registrado en el talonario de un agente de seguridad del Estado. Registran que estuviste donde tu madre y cuántos días, qué amigos viste, qué lugares visitaste.

Ni modo. Eso te impedirá trabajar, pero no ver a tu madre, a tus amigos y vivir ese país del que un Estado no te puede alienar.

Es que ese es el problema esencial. Ellos creen que son el país, pero no. Los parásitos se creen el cuerpo solo porque viven de chupar su sangre. Tú dices eso en mejores palabras y por eso los parásitos te hostigan más.

La última vez que estuviste en tu país hiciste huelga de hambre para decirlo con más fuerza y ellos te llevaron a un cuarto donde te interrogaron. Quién sabe si con eso pensaban que te callarían o hacían su trabajo sin convicción ni esperanza. Para eso les pagan, finalmente. Ni creerán en lo que hacen. Hoy es irrelevante porque ese trabajo se hace más para vivir de él que por cualquier desviada declaración de principios. Los parásitos tienen parásitos. Es la lógica del sistema que imponen.

También has denunciado en tus escritos otra lógica: el escalamiento. A medida que las pulgas quedan al desnudo muerden más duro. Ya ni disimulan. No hay discursos floridos ni saliva anestésica. Por eso han aplicado una nueva estrategia.

El domingo 20 de noviembre a las 3:32pm debías abordar en Miami el vuelo número 837 de American Airlines hacia La Habana. Ibas a ver a tu madre. Los funcionarios de la aerolínea no ofrecieron ninguna explicación. Simplemente te negaron el abordaje. “You have been denied from Havana”, dijeron. “Has sido negado de La Habana”. El verbo no coincide con el sujeto o el predicado. La frase en sí es imposible y su efecto igual de absurdo. No puedes volver a tu país.

Tú eres el periodista Carlos Manuel Álvarez.

Eres también la curadora de arte Anamely Ramos, a quien American Airlines le prohibió viajar a La Habana en nombre del régimen cubano en febrero de 2022.

Eres también la profesora Omara Ruiz Urquiola, a quien Southwest Airlines le impidió viajar a Cuba en junio de 2022.

Sí, existe esta complicidad: American Airlines y Southwest Airlines se han vuelto las sirvientas en países democráticos de un régimen totalitario. Los parásitos les mandan su lista negra a las aerolíneas -una lista de personas que no han cometido ningún delito-, para que los funcionarios de la aerolínea hagan el trabajo de los agentes de seguridad cubanos.

Las aerolíneas parecen cumplir con la deshonrosa encomienda de facilitar que el régimen viole los derechos humanos en suelo estadounidense.

Para proteger su lucrativa ruta entre Miami y La Habana, American Airlines y Southwest Airlines aplican una política antidemocrática que debería ser ilegal. Quizás incluso lo sea. Empresas estadounidenses lavándole la cara a la dictadura cubana en Estados Unidos. Business is business.

Twitter: @santiagovillach

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