Casi al mismo tiempo que Gustavo Petro anunció que Colombia se volvería una potencia de la vida, en su poderoso discurso de victoria electoral, el gobierno alemán tomó la decisión de volver a prender sus plantas de carbón, ante el desabastecimiento de gas natural ruso.
Esa decisión debería llevar a que Petro se replantee el ritmo al que pretende “descarbonizar” la economía colombiana, o mejor, si en lugar de hablar de “descarbonizar” debería solo hablar de diversificar, y abandonar sus intenciones de ponerle palos a la rueda del carbón y el petróleo mientras no lo haga el mercado internacional, como tarde o temprano sucederá.
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