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El asesinato de Fernando Villavicencio

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Santiago Villa
12 de agosto de 2023 - 02:00 a. m.
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Conocí a Fernando Villavicencio, el candidato a la Presidencia del Ecuador asesinado el miércoles 9 de agosto, cuando yo hacía investigación para el documental sobre la persecución de Rafael Correa a líderes sociales, estudiantes, periodistas de investigación y opositores políticos, en octubre de 2011. Fernando me recibió en su oficina y dio una poderosa entrevista sobre la corrupción del gobierno de Rafael Correa, en particular en torno a las concesiones petroleras y la venta internacional de los barriles. Documentos en mano, me guio por los complejos detalles técnicos de un entramado de robo de dinero público.

Entrevisté a muchos de los principales periodistas y políticos del Ecuador durante la investigación del documental y Fernando Villavicencio me pareció uno, si no el más lúcido y bien documentado. Sus denuncias parecían ser las más incisivas, por su profundo conocimiento del sector petrolero, en el que fue sindicalista.

En ese momento apoyaba al asambleísta Cléver Jiménez, del partido Pachakuti, del que Fernando fue cofundador. Luego Fernando volvería a ejercer el periodismo de investigación y comenzó la encarnizada persecución del presidente Rafael Correa, que ya había encarcelado y acosado judicialmente a decenas de ciudadanos ecuatorianos que denunciaban la corrupción y concentración de poder de su gobierno. Su cooptación de la rama legislativa fue tan exitosa que aún se mantiene la influencia del correísmo y fue uno de los motivos por los que Guillermo Lasso debió declarar la muerte cruzada, que observadores de la izquierda colombiana superficialmente llaman un golpe de Estado.

La muerte cruzada fue lo que llevó a las elecciones presidenciales anticipadas en Ecuador, en las que Fernando Villavicencio era uno de los candidatos con mayores opciones de ganar. Su campaña, centrada en la lucha contra la corrupción y las mafias políticas y criminales, era más que retórica. Fernando ya llevaba más de una década de lucha contra esas mafias.

En 2014, Fernando debió buscar refugio en la comunidad amazónica de Sarayaku, para que el régimen de Correa no lo metiera preso. La Corte Nacional de Justicia, que era correísta, lo había condenado a 18 meses de prisión y el presidente Correa, que además de quitarles la libertad a sus opositores quería quedarse con su dinero, aspiraba a recibir una indemnización de 47.000 dólares. ¿El delito? Fernando había denunciado a Correa de ordenar una incursión armada a un hospital de la Policía, evento del que hay amplias evidencias.

El correísmo también le abrió un proceso a Villavicencio después de que el periodista y candidato presidencial publicó un libro revelando el entramado de corrupción petrolera. Además, recibió múltiples amenazas de muerte.

Con el fin del régimen de Correa cesaron las persecuciones jurídicas y Villavicencio pudo regresar a su país desde Perú, donde estaba asilado luego de su clandestinidad en Sarayaku.

El analista de CNN en Español Fernando del Rincón acusó el miércoles a Guillermo Lasso de haber fallado en su política de seguridad. Tiene razón. Del Rincón también dijo que ese día marcaba un cambio histórico en el Ecuador. También tiene razón.

Pero este tipo de cosas no suceden de la noche a la mañana. Son procesos. Desde que Rafael Correa cerró la base militar estadounidense de Manta, según algunos, como contraprestación a las FARC por el apoyo que dieron a su campaña o quizás simplemente por afinidad ideológica con el chavismo también afín a esta guerrilla y que sumía a Venezuela en un destructivo totalitarismo del que no hay esperanzas que salga, la influencia de los carteles de la droga es cada vez mayor.

Las operaciones de criminalidad y narcotráfico de las FARC permearon la frontera norte e invadieron la provincia de Manabí, cuya capital es Manta (el alcalde de Manta fue también asesinado a tiros hace unas semanas).

El sucesor de Correa, Lenín Moreno, también fracasó. Las disidencias de las FARC, que ante los rentables negocios de la cocaína y frente a la incertidumbre de un proceso de paz colombiano que también fracasó, porque no ofreció suficiente seguridad y opciones de vida a los desmovilizados, y fue saboteado por la derecha colombiana; las disidencias de las FARC, decía, secuestraron y ejecutaron en 2018 a los periodistas ecuatorianos Javier Ortega y Paúl Rivas, y a su conductor, Efraín Segarra.

Ecuador no está entrando en una nueva etapa. Se recrudece un proceso que ya llevaba más de una década gestándose.

De Fernando Villavicencio me impresionó su voz. La tenía honda y fuerte. Que la violencia no acalle en Ecuador el espíritu de lucha de voces como la suya. Hoy las necesita más que nunca.

Twitter: @santiagovillach

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Fredy(2758)13 de agosto de 2023 - 09:43 p. m.
Son los carteles mexicanos y carteles colombianos uribistas del narcotráfico los causantes principales de la violencia política en Ecuador, señor opinador Santiago Villa!
Hernando(58851)12 de agosto de 2023 - 09:11 p. m.
A los actuales ilustres mandatarios de los países hispanoparlantes, les están sobrando razones para unir esfuerzos y liberar las drogas, mal bautizadas ilícitas, por el peso descomunal de la carga que la gran mayoría de sus habitantes soportamos y padecemos, regularizando su uso lícito. Así, tendrían que desaparecer las mafias y su poder, infinitamente destructivo.
alejo.tb@hotmail.com(4153)12 de agosto de 2023 - 03:59 p. m.
Siempre me han parecido ponderadas y serias sus columnas. Pero eso de achacarle el deterioro de la situación en Ecuador a que se cerró una base militar gringa, definitivamente es un planteamiento desastroso, más en momentos como el actual, cuando Lasso les entregó a los acreedores las Galápagos y Petro se apresta a entregar la Amazonía y Gorgona.
JUAN(18909)12 de agosto de 2023 - 03:43 p. m.
Al retiro de la base de Manta hay que añadir, con letras gruesas, la Ciudadanía Universal promovida por el correísmo, la cual permitió el ingreso a una sociedad dolarizada, sin visa y sin antecedentes penales, a cuanto extranjero lo deseara. Ahí es el punto de quiebre en Ecuador. Ingresan mafiosos que crean empresas de papel y arman sus negocios con la anuencia cómplice de un estado corrupto que además sembró el país de jueces de bolsillo, alineados al partido, encargados de liberar narcos.
carlos(23084)12 de agosto de 2023 - 01:14 p. m.
Tiranos como Correa,Maduro,Ortega, Uribe,etc,todos, independiente de su credo, actúan igual. No es más o menos asesino por ser de tal o cuál tendencia.
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