“Los objetivos de desarrollo rara vez se han cumplido, la inestabilidad a menudo ha incrementado y el sentimiento antiamericano tan sólo ha aumentado”, dijo Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos, al darle el martes el tiro de gracia a la agonizante USAID, una de las pocas instituciones del gobierno americano que cumplía un rol decididamente positivo en el mundo.
Antes que el jefe del departamento de sistemas —sí, el responsable de las redes y sistemas digitales operen bien— recibiera a finales de 2024 la noticia de que sería el nuevo jefe encargado de toda la organización, la veterana Samantha Powers, ganadora del Premio Pulitzer en 2003 por un exhaustivo libro sobre los éxitos y fracasos de Estados Unidos en prevenir genocidios, dirigió USAID durante prácticamente toda la presidencia de Joe Biden.
Powers visitó Colombia, el principal receptor de ayuda de USAID en América Latina, para la posesión de Gustavo Petro: “Doy gracias al pueblo de Colombia por su bienvenida y amistad. La relación entre nuestros dos países es fuerte y juntos podemos hacer progresar tanto a los colombianos como a los americanos”, dijo en Twitter dos días después de la posesión.
Ahora el tierno pajarito de Twitter es la oscura X de Elon Musk, Samantha Power ha dejado el Gobierno para entrar a Harvard, la universidad que Trump busca destruir por todos los medios, y Rubio ya no alaba el papel de USAID, como lo hacía en 2023, sino que hace de sicario y bota el cadáver al lado de la carretera.
Es imposible saber cuánto de esto es permanente. Trump, un anciano de 79 años, probablemente esté más cerca de su muerte natural de lo que hoy estamos de cuando anunció su candidatura en 2015, sobre las escaleras de la Torre Trump. Sam Altman podría desbancar a Musk como la estrella tutelar de una simbiosis menos conflictiva entre Silicon Valley y Washington (Altman ya ha coqueteado con la idea de ser gobernador de California). Marco Rubio podría sobrevivir a Trump y ser el Tom Wambsgans de MAGA, quedándose, a fuerza de canalizar el espíritu de la sabandija, con el liderazgo del Partido Republicano, al igual que el personaje de Succession hizo con la empresa familiar de los Roy.
Para Estados Unidos es posible en el futuro ser de nuevo un gran donante para la ayuda internacional, así se haya perdido la confianza en sus promesas contractuales, pues a fin de cuentas donde hay necesidad se recibe la financiación. Algo como USAID puede volver a existir. Quizás en una versión más pequeña, menos protagónica.
Lo que no se puede recuperar son las vidas. Los niños más indefensos del planeta resultaron abandonados a su muerte porque el hombre más rico del mundo estaba ebrio de poder y estupefacientes esos meses y el presidente de los Estados Unidos desprecia a los pobres.
Y el secretario Rubio es tan sinvergüenza que se queja del sentimiento antiamericano.
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