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Medios y censura

Santiago Villa

14 de junio de 2023 - 09:00 p. m.

Antes de Gustavo Petro los presidentes también presionaban y atacaban a los periodistas. Lo digo no por excusar sus ataques a la prensa sino para dar algo de contexto, porque a menudo la inmediatez del poder de turno nubla los problemas estructurales de las democracias (casi escribo en esta oración “porque a menudo en Colombia la inmediatez [...]”, pero es algo que sucede en todas partes, solo que también nos nubla el localismo y la idea de que los problemas que tenemos son exclusivos a nuestro atribulado país).

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Los presidentes colombianos que se han molestado con los reportajes en los que he participado han sido Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. De ambos fueron críticas leves, en comparación con las presiones, las interceptaciones y los seguimientos de los que fueron víctimas los periodistas que investigaban al Gobierno de Uribe, algunos de ellos de medios como Semana, que en ese entonces hizo una valiosa labor de contrapoder.

Precisamente porque la prensa hace contrapoder al gobierno de turno, hoy convenientemente se le olvida al oficialismo la importancia de Cambio, El Espectador y Semana (antes de que la comprara el hijo de los financiadores de las primeras campañas de Gustavo Petro, ojo a cómo es el poder) para revelar crímenes como Agro Ingreso Seguro, los falsos positivos y las interceptaciones del DAS. Para el oficialismo de hoy, la prensa es la aliada de los grandes poderes económicos y ya está. Para el oficialismo de ayer, era la aliada de la guerrilla.

Vamos con la primera anécdota. Trabajé con Gonzalo Guillén el documental Operación Jaque: una jugada no tan maestra, que recogía testimonios de primera mano y videos inéditos en torno a cómo esta operación fue una labor de inteligencia no para engañar a los comandantes del Frente Primero de las FARC sino para darles una recompensa a cambio de los secuestrados.

Cuando el documental salió al aire el entonces presidente Uribe dijo que el “periodista Guillén fabrica infamia sobre rescate de Íngrid Betancourt que ofende inteligencia y profesionalismo Fuerzas Armadas [sic]”. Juan Manuel Santos, entonces ministro de Defensa, dijo: “Hay idiotas útiles, a veces no tan idiotas, que le hacen el juego a la guerrilla”.

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Aún agradezco ese generoso “no tan idiotas” del premio nobel de la Paz. Son palabras más gruesas que las utilizadas hasta ahora por Petro.

La segunda queja de un presidente colombiano fue también de Juan Manuel Santos, cuando yo trabajaba en Especiales Pirry, de RCN Televisión. Esa fue más interesante porque permite ver cómo un presidente trata con los medios tras bambalinas.

Después de que salió al aire un programa muy crítico de la paquidérmica Ley de Restitución de Tierras de 2012, que yo investigué y escribí, la producción del canal me llamó a una reunión. En ella insinuaron que el presidente Santos había visto el programa, pues dijeron en broma: “Lo vio la única persona que no lo podía ver”. Añadieron que había llamado al canal (asumo que para hablar con el presidente de RCN y seguramente pedir que Especiales Pirry rectificara) y Producción quería saber si todo lo que se había dicho estaba sustentado. En esa época Claudia Gurisatti aún no había regresado a RCN, Rodrigo Pardo seguía siendo el director del noticiero y quizás por eso las relaciones entre el canal y el presidente Santos eran buenas.

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Entre las denuncias que se hicieron en el programa estaba que el Incoder no había hecho una restitución que la Corte de Suprema de Justicia había ordenado para campesinos que sufrieron un desplazamiento que eventualmente favoreció a la empresa de carbón Prodeco (filial de Glencore), pues los paramilitares le vendieron esas tierras. El canal, aparentemente por solicitud de Santos, pidió que me reuniera con la entonces directora del Incoder para escucharla, pues de ellos solo había recibido respuesta de un derecho de petición. Un realizador del programa grabó la reunión para que pudiéramos entregarle a Producción de RCN el material más detallado que sustentara la validez de la investigación.

Todo fue muy informal, con llamada y conversación entre los jefes máximos. Sin embargo, nunca sentí presión por parte del canal. Al contrario, se comportaron de maravilla. A los pocos meses salí de Especiales Pirry por voluntad propia para hacer periodismo en Sudáfrica. Lastimosamente, Pirry tendría una experiencia decepcionante con RCN unos años más tarde, cuando el canal asumió una línea más dura. Eso, después de años en que su programa nunca fue revisado por nadie en el canal. Independencia total.

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El mensaje que quisiera dejar con estas historias es que, en estos temas de medios, poder y periodistas, cualquier juicio maniqueo es simplista. Hay una infinidad de matices. Los grandes medios malvados son una caricatura. Los presidentes todopoderosos también, por lo pronto.

En la realidad de los medios se manejan negociaciones, se callan cosas, se presiona y, sí, hay que ser idiota para no verlo, pero no es como en las películas. Un medio se le puede plantar a un presidente si quiere y un medio corporativo les puede dar un enorme grado de independencia a sus periodistas. Un presidente también puede presionar para cerrarlo, como quizás seguramente Uribe con Cambio, y también pueden echar al periodista y cerrar un programa incómodo, como seguramente hizo RCN con Especiales Pirry.

Puede ser una cosa y también la otra. De nuevo, la realidad es de matices.

Twitter: @santiagovillach

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