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Política ambiental a la medida de los países

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Santiago Villa
16 de diciembre de 2021 - 05:00 a. m.
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A menudo pareciera que la política ambiental se importa según las expectativas de países extranjeros, más que diseñarla desde nuestras propias experiencias y necesidades, articuladas con las experiencias y necesidades del mundo.

Las principales promesas hechas por el gobierno del presidente Iván Duque durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del 2021 (COP26) son reducir las emisiones de carbono en 51% antes de 2030, frenar la deforestación y sembrar 180 millones de árboles. Para el gobierno actual son promesas con un bajo costo político, porque no incluyen un plan de implementación y al presidente Duque le queda menos de un año de su mandato.

La más urgente es la segunda. La tercera es deseable, pero insuficiente. La primera distrae de los objetivos más importantes.

Colombia, según datos de World Population Review, es el número 47 en la lista de los países que más emisiones de carbono produce, con 0,23% de las emisiones mundiales anuales. Su matriz energética depende de hidroeléctricas, por lo que reemplazar el 9,5% que representa el carbón por energías limpias no tendría un impacto significativo sobre los objetivos ambientales.

Para reducir significativamente emisiones tendría que apuntar a reemplazar la infraestructura de gas natural, que abastece a 11 millones de hogares y que no tendría casi ningún efecto sobre el cambio climático. En cambio, tendría un enorme y perjudicial efecto sobre el presupuesto nacional.

El gobierno colombiano está haciendo unas inversiones multimillonarias en introducir energías renovables, que son deseables en la medida que amplíen la matriz energética, pero no lo son si su objetivo es reemplazar el carbón o el gas natural por energía solar y eólica, que sería lo lógico dentro del inútil objetivo de reducir en 51% las emisiones de carbono de Colombia durante los próximos ocho años.

Digo inútil, porque reducir de 0.23% a 0.11% la proporción de emisiones mundiales de Colombia es irrelevante en términos medioambientales. Si China, Estados Unidos, Rusia, India y Brasil reducen emisiones, ningún otro país del mundo tendría la necesidad de hacerlo. Realmente el destino del planeta, y el rumbo del cambio climático, está en manos de un puñado de países, no en manos de todos, como a veces nos hacen creer los discursos y propagandas sentimentales.

Como ya he dicho en columnas anteriores, Gustavo Petro, más que pensar en una política que nazca de las necesidades particulares de Colombia, también parece importar una noción extranjera de ambientalismo con respecto a la reducción de emisiones y la extracción de hidrocarburos.

Colombia no tiene necesidad de dejar de explorar, o de explotar, petróleo y carbón. El carbón está ya en decadencia porque se acabaron los mercados europeos y los asiáticos son muy lejanos, así que bien podemos aprovecharlo por el poco tiempo que aún durará.

Lo mismo podría decirse del petróleo, pero a un mediano plazo. ¿Para qué matar a la gallinita de los huevos de oro mientras aún pone huevos? No somos un país rico e industrializado para eliminar casi de un tajo nuestro principal producto de importación, que aporta 1 de cada 3 pesos a las regiones para su gasto, y que casi determina el precio del dólar.

No hablo de los demás candidatos porque, como he dicho antes, sus discursos son vaporosos.

La urgencia es la deforestación. La industria en la que hay que poner la mira lo antes posible es la ganadería. De allí viene realmente la destrucción de ecosistemas y bosque tropical que mayor impacto puede tener sobre el cambio climático, no de una industria carbonera en decadencia y de una industria petrolera que ni siquiera está dentro del top 10 mundial. Tampoco de nuestra matriz energética, que es limpia.

Fijemos objetivos ambientales de inmediato, démosles toda la urgencia, pero no desperdiciemos municiones pegándonos tiros económicos en el pie. Enfoquémonos en lo más importante para el mundo desde una política nacional bien estudiada, y no importando expectativas y objetivos extranjeros.

Twitter: @santiagovillach

Conoce más

 

Dario(17472)18 de diciembre de 2021 - 11:30 a. m.
Soy ingeniero ambiental y analista climático. Su análisis es acertado sólo en parte. La gallina de los huevos de oro se va a morir de todas maneras, nos guste o no. Es mejor planear desde ya su reemplazo progresivo y no esperar a último minuto para sufrir cuando las finanzas del país colapsen. Aunque sea nuestro principal producto de exportación, su aporte a empleo es marginal. Con el enorme
  • Dario(17472)18 de diciembre de 2021 - 11:38 a. m.
    Frenar la deforestación es fundamental, tiene toda la razón. Pero no es lo único que Colombia debe y puede hacer. Salir de los combustibles fósiles con un plan robusto, acertado, visionario, con basado en la ciencia, no sólo asegurará la sostenibilidad financiera del país sino que creará empleo. No es descabellado hablar desde ya de salir del petróleo. Al contrario, entre más temprano mejor.
  • Dario(17472)18 de diciembre de 2021 - 11:33 a. m.
    potencial de energías renovables que tiene Colombia, se puede hacer inversión en infraestructura para producir hidrógeno limpio, el que se produce a partir de energías limpias. Colombia lo puede producir a precio de huevo. Y venderlo en los cotizados mercados europeos y norteamericanos. Para ellos es extremadamente caro. Los chilenos ya lo están haciendo. Se crea más empleo e ingresos fiscales.
Arturo(82083)17 de diciembre de 2021 - 02:43 a. m.
"Digo inútil, porque reducir de 0.23% a 0.11% la proporción de emisiones mundiales de Colombia es irrelevante en términos medioambientales"el cambio climatico afecta todo el planeta y cada tonelada de CO2 que se logre reducir cuenta. El argumento del columnista se puede comparar con el de un habitante de un poblado amenazado por un incendio devastador que no participa en el esfuerzo por sofocarlo,
  • Arturo(82083)17 de diciembre de 2021 - 02:57 a. m.
    porque el no fue el causante del incendio. El argumento del columnista coincide, a proposito, con la posicion oficial de Colombia en la cumbre climatica del 2009 en Copenhagen. Increible y deprimente que el columnista, 12 años despues, incurra en semejante miopia. Tiene huevo, el Caballero
Arturo(82083)17 de diciembre de 2021 - 02:25 a. m.
"No somos un país rico e industrializado para eliminar casi de un tajo nuestro principal producto de importación (sic)"Si se mantuvieran la exploracion y explotacion de hidrocarburos al ritmo actual, en diciembre de 2029, de cara a las elecciones 2030-2034, el columnista y el Senador Jorge Robledo estarian epitiendo la cantilena de su importancia para la economia del pais, y Colombia estaria
  • Arturo(82083)17 de diciembre de 2021 - 02:33 a. m.
    vergonzosamente incumpliendo sus compromisos, a riesgo de sufrir sanciones economicas. No se trata de una eliminacion sino de una transicion, y no se trata de hacerlo casi de un tajo sino gradualmente, cumpliendo con las metas medioambientales pactadas para el 2030. Mal negocio hace el lobby que le paga al columnista por escribir semejantes sandeces
Arturo(82083)17 de diciembre de 2021 - 02:09 a. m.
"Si China, Estados Unidos, Rusia, India y Brasil reducen emisiones, ningún otro país del mundo tendría la necesidad de hacerlo". Por supuesto, caballero. Si el G7 distribuyera equitativamente su riqueza acumulada, ningun otro pais del mundo tendria que luchar contra el hambre y la pobreza. Creer que los 5 paises mas contaminantes aceptarian reducir sus emisiones para que los demas no tengan que ..
  • Arturo(82083)17 de diciembre de 2021 - 02:11 a. m.
    hacerlo es un desvario entre sentimental e infantil del "sesudo" columnista
Alberto(3788)16 de diciembre de 2021 - 09:40 p. m.
Interesante y pertinente. De acuerdo, "La urgencia es la deforestación. La industria que hay que poner la mira lo antes posible es la GANADERÍA", no solo por el brutal daño que le hace al medio ambiente sino por todos los principios delincuenciales que han adoptado muchos de sus miembros, fedeganes, lafauries, paracos, despojadores, todo lo que han representado en el conflicto y la guerra.
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