“Carajo, dejen de ser miserables”

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Sergio Ocampo Madrid
19 de junio de 2023 - 02:00 a. m.
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“Aquí hemos visto una prensa que odia a la vicepresidenta por su color de piel”. Lo dijo Gustavo Petro en el discurso de recibimiento, en plaza de Bolívar, a los marchantes que salieron el 7 de junio a respaldar sus reformas.

Las reacciones se dejaron venir, de los medios, de varios líderes de opinión, por considerar injusto el señalamiento de racismo y la generalización. Creo que el debate no es por ese lado, no por el de la generalización, sino por la peligrosidad de que la cabeza del Estado emita un juicio tan grave a la ligera, en la inflamación de la plaza pública, para captar los aplausos, con la consecuencia de estigmatizar a las empresas de la comunicación en un tema que inclusive constituye un delito. Es la confirmación de un estilo, ese que tanto temíamos, que al desgaire califica como mentirosas las encuestas si no le va bien, amañados los estudios que contradicen alguna cifra o dato oficial, y malintencionados los medios cuando lo critican o le exigen respuestas. Ya la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) venía advirtiendo sobre el uso temerario de su Twitter para descalificar, señalar y estigmatizar a periodistas, o para replicar ataques de terceros en contra de estos.

No se puede negar que por muchos años Petro ha sido blanco de los dardos, algunos con mucho veneno, de medios afines a la ultraderecha para minarlo, para frenarlo, pero tampoco se puede negar que parte de su éxito político estuvo en la forma en que los resistió, en que los contraargumentó e inclusive en el modo en que se victimizó frente a ellos. Lo preocupante hoy, que es jefe de Estado, es su clara intención de continuar en ese mismo libreto, sin tener en cuenta que sus juicios y su derecho a opinar están atravesados por obligaciones y principios que no le concernían antes, entre ellos el del balance de poder, en el sentido de que es imposible desoír o desconocer cualquier declaración suya, o el de la autoridad e influencia, y hasta el carácter oficial de cada palabra que emita. La Corte Constitucional y la Interamericana (CorteIDH) han coincidido en que los servidores públicos deben tener una mayor limitación, y responsabilidad, en cuanto a su libertad de expresión porque ejercen la vocería de toda la organización social.

El asunto es tan serio que ese mismo día, ese 7 de junio, cinco periodistas que cubrían las marchas fueron agredidos en Bogotá, Medellín y Barranquilla. El periodismo como enemigo del pueblo. Dos días después, en un video que seguramente se hizo viral, Margarita Rosa de Francisco lanzó una implacable diatriba para remachar los mensajes de Petro: “A ver, zares de los medios de comunicación, ustedes están muy delicados porque supuestamente el presidente Petro los está estigmatizando. ¿De verdad, de verdad, señores, tienen ustedes la cachaza de decir algo así cuando llevan años al servicio de los poderes económicos de este país (…) dirigiendo la opinión de la gente como les ha dado la gana? (…) Sigan haciendo ese periodismo machista, clasista, sexista, racista. Sigan hablando banalidades en sus emisoras. Carajo, dejen de ser miserables”.

Aun con lo fan que he sido de ella, por su talento, por su inteligencia, por sus columnas, con mi aplauso por su conversión a la izquierda desde sus privilegios y su adscripción a las causas sociales, veo muy efectista y ligera, irresponsable, esa declaración de “La Mencha”, como le decimos los de mi generación, que es la misma de ella. Y lo es porque desecha con un mero papirotazo la tarea formidable que los medios han llevado a cabo en este país, aun con el lastre del gobiernismo, del oficialismo, del sesgo sectario y, en varios casos, de hacer más proselitismo a favor de bandos políticos que periodismo real. Sin la prensa no hubiera habido aquí un proceso 8.000, con 56 congresistas y dos contralores presos, no se hubiera destapado la parapolítica, con sus 68 parlamentarios, gobernadores y alcaldes acusados. Nuestro periodismo sufrió bombas en El Espectador, El Colombiano, Vanguardia, y ayudó a contener, con Guillermo Cano a la cabeza, a los carteles todopoderosos del narco, con cuotas de sangre y sacrificios de vidas; esa prensa que ha dirigido la opinión “como le ha dado la gana” fue el impulso inicial y definitivo para la séptima papeleta, semilla de la Constitución del 91. En su “banalidad”, esa prensa destapó episodios abominables como los falsos positivos, o escándalos de la magnitud de la Yidispolítica, de Agro Ingreso Seguro, de Saludcoop, de las chuzadas a la Corte y a líderes de opinión, del DAS en manos de narcos y ‘paras’, del internet de Abudinen, del Inpec al servicio de Carlos Mattos… Por la prensa “clasista”, muchos colombianos se enteraron de que aquí había una guerra, una que nunca los tocó en lo personal; fotógrafos y reporteros fueron los primeros en llegar a Bojayá, por ejemplo, y a El Salado, y a Machuca. Esa prensa ‘machista’ ha sido uno de los firmes aliados en la creciente sensibilidad frente a la violencia contra la mujer y los feminicidios. No se olvide que lo ocurrido a Jineth Bedoya, violada, secuestrada y torturada, fue por ser reportera, por querer destapar la central de operaciones del hampa, de contrabando de armas, en que estaba convertida la cárcel Modelo. Años antes cayó asesinada Silvia Duzán por los ‘paras’.

Las declaraciones de Petro y el video de Margarita Rosa me hicieron recordar otro discurso de una actriz fabulosa, quien en la entrega de los Golden Globes de 2016 se dolió porque el presidente Donald Trump, omnipotente, imitó y descalificó días antes a un periodista discapacitado que lo confrontó con una pregunta. “Necesitamos a la prensa -dijo esa vez Meryl Streep- para hacer que los poderosos tomen responsabilidad por cada atrocidad que hagan. Solo quiero pedirles a todos los que pertenecen a esta comunidad (gente del cine) que se unan y me apoyen en el camino de proteger periodistas porque vamos a necesitar que sigan adelante y ellos van a necesitar que nosotros salvaguardemos la verdad”.

El epílogo amargo de todo esto es la sugerencia sutil y monstruosa de que un detonante del extraño suicidio del coronel Dávila, involucrado en el sinuoso episodio de Benedetti y Sarabia, fueron las llamadas de los medios para interrogarlo. Grave, gravísimo si desde el poder, con sus potentes megáfonos, se empieza a fomentar esta idea del periodismo como el enemigo público, como el gran obstáculo para la vida sabrosa que nos prometieron.

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JUAN(6975)22 de junio de 2023 - 03:13 a. m.
Cuando al mediocre Porky lo destapaba la prensa, era "independencia" y "valentía de la prensa". Ahora cuando al mediocre Petro y sus funcionarios los desnuda la prensa, es "periodismo prepago y de ultraderecha". Es hora de que el petrismo madure, deje tanta lloradera y se ponga a gobernar.
JUAN(6975)22 de junio de 2023 - 03:07 a. m.
Y siguen desgañitados y descamisados los opinadores gobiernistas exigiendo "objetividad" de este columnista que simplemente le dice al pan pan y al vino vino, en esta excelente columna. Los escándalos y verdades que debe destapar el periodismo, no son solo los de los gobiernos que a uno no le gustan. El petrismo tiene que madurar y dejar tanta lloradera
Edgard(56726)21 de junio de 2023 - 08:42 p. m.
leer su articulo fue un soplo de aire puro en estros ultimos 6 meses. Claridad absoluta en lo que una sociedad libre debe tener, no importa en que lado del rio estemos. Muy buen articulo
Yolanda(cyf88)21 de junio de 2023 - 07:33 p. m.
Cierto que en esas opiniones hay generalizaciones, pero lo que SI es cierto que el presidente Petro no cuenta con la "independencia" de medios como RCN, Caracol, Semana, Blue entre otros que le permitan divulgar sus políticas y planes de gobierno.. Los medios periodísticos que en su mayoría son los mismos poderosos empresarios no quieren perder el control ni poder en manos de ciudadanos diferente a ellos, mostrando sus sesgos por su clase social, estrato, hasta el color de la piel,
Iván(20464)20 de junio de 2023 - 06:05 a. m.
Pobres gremios han sido historicamente abusados por el pueblo. (Resumen de la columna)
  • JUAN(6975)22 de junio de 2023 - 03:09 a. m.
    Su lloradera es patética
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