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Petro como problema y… pretexto

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Sergio Ocampo Madrid
08 de septiembre de 2025 - 05:05 a. m.
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Con 102 precandidatos y candidatos a la fecha, si hay algo en lo que deberían estar tozudamente trabajando los intelectuales, los académicos, los columnistas, las reservas de inteligencia nacionales, es en advertir, en dejar claro que no es cierto aquello de que en 2026 Colombia va a escoger, sin más opciones, entre dos modelos diametralmente opuestos de país: el de los ricos blancos, saqueadores por 200 años de las riquezas y constructores de una sociedad con unos pocos privilegiados y muchos excluidos, y el de una contraparte que intenta redimir a esos excluidos, que además son mestizos, zambos, negros, indios, “raza cósmica”, soliviantarlos, ponerlos a exigir, dignificarlos. Esa es una visión muy pobre y reduccionista de la compleja problemática colombiana, y es una trampa que solo conduce a perpetuar las distintas guerras que pueblan este territorio, incluida la guerra política sin cuartel de esos dos bandos, generadora directa o indirectamente de cientos de muertos cada año, la mayoría anónimos, como los líderes sociales que caen día de por medio, u otros muy publicitados y notorios, como el senador Uribe Turbay.

Aquí no ha habido doscientos años de soledad, ni todas las derechas son ultraderechas, como pregona en su misticismo poético el señor Petro, en su delirio de ser un segundo Aureliano y salvador de esta patria, porque aquí ha habido influjos modernizadores de Manuel Murillo Toro a Virgilio Barco; profundos rediseños y tecnificaciones del Estado con Lleras Restrepo; dieciséis años de una república liberal que trajo derechos a los trabajadores, reformas en la educación, en la propiedad; unos acuerdos en los noventa, con una nueva constitución tan incluyente que todo el espectro político estuvo allí, desde las autodefensas hasta los guerrilleros desmovilizados, y con un espíritu laico y liberal del que derivaron grandes avances en el reconocimiento y protección a la diversidad, a la individualidad, a la autodeterminación, sobre todo a cargo de la rama judicial.

Pero por el otro lado, tampoco son las guerrillas, ni los sindicatos, ni las movilizaciones populares, y ni siquiera la seguridad el gran problema del país como pregona el uribismo, ni todas las izquierdas son izquierdas extremas. Buena parte de los reales problemas sí los generaron los gobiernos, todos de derechas, en su incapacidad para combatir la corrupción (incapacidad y maridaje), disminuir las brechas sociales y la pobreza, encarar el narcotráfico en su justa dimensión de problema de salud pública y de seguridad del Estado, y en ese coctel tóxico y siniestro atacar la raíz de las violencias. No lo hicieron.

Así pues, no ha habido 200 años de soledad, pero tampoco de paraíso y más bien sí un purgatorio. No ha habido 200 años de soledad, pero tampoco es cierto que hoy el gran problema del país sea Petro; y esa es justo la falacia enorme que están intentando vender la mayoría de los 102 precandidatos, y que el futuro de la patria depende de sacarlo del poder y no permitir la continuidad de su proyecto.

El experimento Petro ha sido un fracaso por una desafortunada y perversa mezcla de ingredientes de un presidente mejor en los diagnósticos que en las soluciones, mejor en los discursos y las retóricas que en las ejecuciones, un mandatario con unas contradicciones profundas que no consigue solventar; y el factor personal, el estilo, terminan complicando todo aún más, con su táctica del ataque preventivo, de la falacia ad hominem, su tendencia a descargar sus errores en los otros (y en público), la indescifrable lógica de sus lealtades, frágiles con hijos, con colaboradores que lo reconvengan, firmes con ministros corruptos y sinuosos, por no mencionar su faceta taciturna, depresiva, la tendencia a aislarse, a no llegar o llegar tarde, y ni siquiera referir el asunto de sus posibles adicciones. Petro es una profunda decepción porque muchos votamos por él no para que redimiera a los pobres, ni salvara al planeta de la extinción, ni contuviera la conspiración sionista, ni nos convirtiera en potencia de la vida o nos pusiera a vivir sabroso; yo voté por él básicamente por dos cosas: por la expectativa de que iba a cambiar las costumbres políticas, a intentarlo, y a combatir las aberrantes prácticas de esos doscientos años antes de él, y por creer en que ¿quién mejor que un exguerrillero para consolidar la paz, si él mismo era el ejemplo de que se puede llegar al poder por los medios democráticos? Ni vale la pena perder tiempo en detallar que ni lo uno ni lo otro.

Y sin embargo, tres años después ahí va el país, con avances, no todos los que pretende arrogarse Petro como exclusivamente suyos, y con cifras en evolución, no tanto como las presenta él en sus gráficos por la Tv, pero ahí vamos. Colombia ha seguido creciendo, la pobreza ha disminuido, el desempleo se mantiene, el turismo está volando, el dólar, contenido. Hay una reforma pensional en ciernes que es positiva, y una laboral que sí devolvió derechos justos a los trabajadores. No hay cambios en el modus operandi de la política, y sí una quietud casi total en la infraestructura y un franco y muy grave deterioro en la seguridad y en la paz pública.

En el fondo el gran drama de Petro es no solo no haber conseguido la mayoría de cosas que prometió sino darle el argumento válido a las derechas y ultraderechas de que lo anterior no era realmente tan negativo, convertirlo en el demonio para muchos, cerrarles el espacio a personajes de su grupo quizá con menos poesía y vibra en la retórica pero mejor capacidad de ejecución, y sin tantos problemas de personalidad como los suyos, y darle vigencia a esa convicción fatalista para millones de colombianos de que “mejor malo conocido que bueno por conocer”.

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Rafael Dario Cardona Montoya(c8q6w)12 de septiembre de 2025 - 12:19 p. m.
Sergio, le faltó decir que el orden público y la seguridad han mejorado un poco con respecto a las administraciones anteriores, o es igual a los últimos 8 años, producto de haber hecho trizas el acuerdo de paz y de no haber combatido a todas las disidencias en el gobierno de Duque.
Mauricio Murcia(05056)10 de septiembre de 2025 - 11:33 a. m.
Señor tanta cháchara para reconocer los avances apesar del bloqueo tan fuerte de la derecha y ultraderecha
NAVY(47439)09 de septiembre de 2025 - 08:13 p. m.
Bien dicho por alguien que voto por Petro y tienen capacidad autocritica. Faltó mencionar la infinita ingenuidad o mala intencion de la Paz total.
Andres Ventosa(96266)09 de septiembre de 2025 - 08:09 a. m.
Artículo relativamente ponderado al que le ha faltado, sobre todo, una alusión al brutal desrozo de la Sanidad , por la ineptitud y fanatismo del Adicto (al café), el incremento de la corrupción en entidades estatales que antes eran limpias y el incremento de la inseguridad y delincuencia , nuevamente por la ineptitud y fanatismo del delirante presidente.
OPINION(76384)09 de septiembre de 2025 - 02:31 a. m.
En 4 años no se puede cambiar una Sociedad de gentes de bien que Siempre han estado a costillas del estado y vivir de el y cuando se les mueve la silla saltan cuál gato defendiendo una cría....es muy difícil cambiar con unos medios desinformando
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