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El poder, ese animal salvaje

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Sergio Otálora Montenegro
06 de julio de 2024 - 05:00 a. m.
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MIAMI.- El poder es una fiera incontrolable que devora lo que se le atraviese. Es implacable. El caso del presidente de Estados Unidos es patético: Biden tiene la misma edad de Mick Jagger, el líder de los Rolling Stones, pero los separa el abismo que hay entre el arte y los perendengues de la fama, y esa tarea permanente de influir en el destino de los demás, para bien o para mal, a través de una larga carrera política. Es claro que al antiguo vicepresidente de Obama le han entrado los años en reversa, con una tartamudez que volvió después de tenerla controlada durante toda su vida adulta, y un evidente declive intelectual.

Mick, entonces, parece el hermano menor de Joe; es la magia de ser el líder de una banda de rock, y no del llamado “mundo libre”.

Muchos estábamos convencidos de que las embarradas de Biden eran tal vez producidas por la distracción o el cansancio de los gajes del devastador oficio de ser la cabeza de una superpotencia que tiene metidas sus narices en casi todos los rincones del planeta, y que lleva en su interior el germen de su propia destrucción: el fascismo rampante del Partido Republicano, y su líder natural Donald Trump. Pero no: Biden tiene los fusibles quemados, y la Casa Blanca se encargó de ocultarlo, de una manera más o menos eficiente, y de todas maneras engañosa, durante la mayor parte de su gobierno.

Y llegó el fatídico primer debate presidencial – buscado y aceptado por el candidato a la reelección - y la evidencia fue contundente: a Biden se le olvidó por completo la letra. A pesar de que lo veía con sus propios ojos, su cerebro no pudo reaccionar a la avalancha de mentiras e insultos por parte de un rufián mendaz y corrupto, que se dio el lujo de vapulear sin compasión, durante noventa minutos eternos, a un gobernante otoñal extraviado en su propio laberinto.

Para completar este panorama desolador, desde el pasado lunes la Corte Suprema de la nación que el 4 de julio cumplió 248 años de vida republicana e independiente, resucitó la figura del rey: según el fallo de la mayoría ultraconservadora de la Corte, el presidente de la supuesta democracia perfecta tiene inmunidad casi absoluta, no puede ser juzgado ni condenado por actos que haya cometido durante el ejercicio de sus funciones oficiales. Es un individuo que está, entonces, por encima de la ley. La sorpresiva decisión llegó con una enorme ñapa: los magistrados simpatizantes de Trump no sólo convirtieron la figura presidencial en territorio fértil para el autoritarismo, sin pesos ni contrapesos, sino dilataron la posibilidad de que el criminal convicto pueda ser juzgado y procesado, antes de los comicios de noviembre, por la insurrección del 6 de enero de 2021, instigada por el entonces presidente y sus aliados, dentro y fuera del gobierno.

Segundos después del fallo, Trump dijo que se sentía muy orgulloso de ser “americano”, que la democracia había funcionado (a su favor, por supuesto), y por lo tanto se prepara para terminar la obra de la extrema derecha gringa de desmantelar la democracia como se conocía antes de Trump. Hay ya un plan llamado “2025 Project”, creado por la Heritage Foundation (un instituto de investigación y propaganda) financiado por los Koch, una de las familias más ricas y poderosas de Estados Unidos.

Esa es la agenda que facilitará Trump si triunfa en las elecciones del próximo 5 de noviembre: acabar con la independencia del Fiscal y del Departamento de Justicia, desmontar las posiciones no partidistas dentro del aparato del estado, y nombrar en cambio funcionarios leales al gobierno, utilizar al Ejército para reprimir legitimas protestas sociales (eso es ilegal en este país); redadas masivas y campos de detención de indocumentados a la espera de deportación sin formula de juicio. Si durante su primera administración sus acciones arbitrarias y corruptas lo llevaron a afrontar dos juicios políticos, la pregunta es cómo será su posible segunda administración, ahora que la Corte ha ofrecido inmunidad absoluta a la figura presidencial.

En cuestión de una semana cambió por completo la cara institucional de Estados Unidos, y se hizo más factible la amenaza de un triunfo del fascismo, una combinación de populismo rampante, racismo, xenofobia, ignorancia, desinformación, y todo ese relajo al mando de un delincuente que se está saliendo con la suya.

Si Biden renuncia a su candidatura, no es claro que va a pasar con los seis meses que le faltan de presidencia. ¿También se iría de la Casa Blanca? Los reportes de prensa -hubo uno muy preocupante en el New York Times – señalan que el actual presidente se desconecta cada vez más y comete más deslices verbales. También los diplomáticos que vieron el desempeño de Biden en su vista reciente a Francia, notaron el declive del primer mandatario estadounidense.

De labios para afuera, los Biden parecen convencidos de que este hombre de 81 años no sólo puede seguir con su campaña, sino derrotar a Trump y gobernar por otro periodo presidencial. Entre bambalinas, se estaría orquestando la delicada operación del traspaso de la antorcha a la vicepresidenta – Kamala Harris – o la alternativa de hacer la convención demócrata abierta, en la que se elegiría al nuevo candidato.

Sea lo que fuere, es una enorme crisis política para el Partido Demócrata – crisis de confianza y de liderazgo - porque ya el electorado vio, en tiempo real, las enormes limitaciones de su ficha para seguir al mando de una potencia abrumada por guerras que no provocó de manera directa (pero financia a manos llenas, con dólares y armas) y por una aguda polarización política interna.

No dejo de pensar en el abismo insondable entre la mezquindad del poder, lo implacable de sus rituales y acciones, y el mundo del arte, con sus propias lógicas y también miserias. El 2 de junio, en Orlando, los Rolling Stones llenaron el Camping World Stadium. Estuve ahí, viendo la capacidad sobrenatural de estos tres sobrevivientes de pararse en escena, tocar como nunca sus canciones legendarias – y las nuevas también- ante un público de diversas generaciones ensimismado con el talento y la energía de tres tipos que gozan aún la adrenalina de las grandes multitudes y la posibilidad de reinventarse en cada concierto.

Tal vez si Mick y sus secuaces tuvieran que afrontar las mismas presiones diarias, intensas, debilitantes, de estar a la cabeza de un país que sigue siendo hegemónico, y además toreando a una clase política dispuesta a moler a su adversario, de hacerlo morder el polvo al precio que sea, no podrían recordar ni media estrofa de su extenso repertorio de éxitos.

Pero ahí está la gran diferencia: la loca de la casa es libre, impredecible. El poder es cruel, implacable. No hay duda de que es preferible “Los dulces sonidos del cielo” (la mejor canción del último álbum de los Stones), a ese ruido monocorde, sordo, infernal, de una frustrante campaña a seguir instalado en la penumbra de la Oficina Oval.

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Maribel(27840)07 de julio de 2024 - 03:51 p. m.
Ser libre esa es la respuesta y la pregunta.
Fernando(70558)07 de julio de 2024 - 01:10 a. m.
"En cuestión de una semana cambió por completo la cara institucional de Estados Unidos" NO!! Entró a la autopista del fascismo con el 1º mandato de TRUMPy por los vaivenes de la política retrocedió y ahora aclaman al Rey ungido por la Corte. En Brasil sucedió a la inversa: Lula sacó a millones de la pobreza y los mismo lo patearon con Bolsonaro; ahora vuelven arrepentidos a continuar el camino del desarrollo. QuÉ nos pasará aquí? En esto tienen mucho q ver los medios.
Eduardo(7668)06 de julio de 2024 - 09:21 p. m.
Don't cry for me "America".
carlos(12175)06 de julio de 2024 - 05:08 p. m.
Estás completamente pifiado señor Atenas, bueno como el dementeTrump.
Atenas(06773)06 de julio de 2024 - 04:01 p. m.
Tremebundo vive este hispano mamerto q' opina desde Miami al calor de unas margaritas y pontificado sobre las desgracias q' va padecer en USA si gana D. Trump, y hace de apologeta del desastre q' sobrevendría con el rubicundo candidato q' igual habla pestes contra los hispanos como él. Ergo, es de suponer q' en los pocos meses q' faltan pa tal tragedia ya haya liado bártulos y pa Cuba vuele. Atenas.
  • Ángela(19738)06 de julio de 2024 - 05:56 p. m.
    En Usted el avatar Atenas que usa, es un contrasentido.
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