Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

La pornoderecha

Sergio Otálora Montenegro

14 de febrero de 2022 - 12:00 a. m.

Es una modalidad política que vive del amarillismo y la mentira. Tiene dos aventajados exponentes: los hermanos Pastrana Arango, Juan Carlos y Andrés. Cada uno, con su propia sintaxis y creatividad, se regodea en el tremendismo, en las frases efectistas sin contenido.

PUBLICIDAD

En la imagen. En estrambóticos juegos retóricos, parecidos a esa gimnasia erótica, de utilería, del porno. Son provocadores profesionales. Exhibicionista del verbo.

En las grandes ligas de la pornoderecha también está su vedete de lujo, María Fernanda Cabal. Acaba de dejar una pieza magistral, revelada en Cambio. Debe ser la única persona en el planeta tierra con una pizca de conocimiento de la realidad colombiana, que se atrevería a hablar del subpresidente Duque como un “mamerto”, un “liberal de izquierda”.

Por su parte, Andrés y Juan Carlos – los dos pegaditos – han convertido sus cuentas de Twitter en una incontenible fuente de fantasías políticas que, como en el contenido para adultos, busca satisfacer la libido desaforada de sus consumidores.

Algunas piruetas de la “erótica” política de Juan Carlos.

“¿El paro fue acordado por Petro y Claudia?”; “Los pirómanos Claudia López, Ospina y Quintero son cocteles [sic] molotov al servicio de Petro”.

Y viene Andrés, con sus poses atrevidas y su labia exaltada. “Petro: me hice a pesar de que su jefe Pablo Escobar me secuestró, y luego sus amigos del narcotráfico me robaron las elecciones y tuve que reelegirme”. Sigue con su gimnasia retórica, como si estuviera frente a un espejo, ensayando su repertorio para seducir: “Que Petro no se escude tras la gente decente. Que explique por qué no le pide a su socio, alias Timochenko, que devuelva su cartel. Que diga a cuenta de qué quiere amnistiar e indultar al narcotráfico”.

Juan Carlos puede llegar a un nivel muy alto de excitación verbal, que sin duda a sus seguidores les producirá múltiples orgasmos retóricos. Aquí va una pirueta como del Kama Sutra: “Petro quiere hacerle a Colombia (para evitar su derrota en elecciones) lo que le hizo su pandilla sicarial a la Corte Suprema de Justicia cuando iba a fallar contra los narcos”. Dispuesto a darlo todo, hasta su último aliento, el otro hijo de Misael, el exdirector de La Prensa, intensifica sus movimientos y perfecciona la técnica: “Que Petro encabece el bloqueo y el vandalismo con las Farc y sus milicias, Piedad Córdoba, Cepeda, Polo, Partido Comunista, Unión Patriótica, Primera Línea, milicias urbanas del ELN y demás extremistas de su sancocho”.

Read more!

El más sagaz e inteligente de la familia, el que continuó el sendero de Misael – el viejo hábito de hacer fraude, pero no electoral sino a la paz – habla de una relación pecaminosa entre Petro y el presidente de INDRA, una empresa española de tecnología que desarrolla software electoral. “¿Qué esconde el señor Registrador [sic]? Ayer salió a flote una cita de Gustavo Petro con INDRA, que hoy pretende tapar, y un contrato a dedo a esa empresa que podría afecta la pureza del voto y la legitimidad democrática de los próximos comicios. La democracia exige una respuesta”. Al igual que en el porno, el anterior paroxismo retorico no fue más que un falso gemido.

Claro, los hermanitos Pastrana pensarán que de esa manera fantasiosa podrán deslegitimar y sembrar dudas en las elecciones que se avecinan. Pero el problema es que en la técnica de lanzar teorías de conspiración debe haber por lo menos alguna brizna de verosimilitud. En el caso de las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos, por supuesto que se presentaron algunas irregularidades, pero ninguna de ellas configuró un fraude masivo, como lo ha dicho una y otra vez, sin pruebas de ninguna clase, el gran inspirador de los Pastrana, Donald Trump.

Read more!
No ad for you

Esta vez, los alumnos no han podido superar al maestro, y como en el porno, se les nota demasiado la simulación, el artilugio, el gritico prefabricado.

En los años setenta, los críticos acuñaron un término - “la pornomiseria” - para descalificar algunos documentales que se regodeaban en la pobreza, y parecían explotarla de una manera sensacionalista. Y sin escrúpulos. La pornoderecha es un ejercicio de onanismo intelectual y de mala fe, que puede resultar un buen negocio para sus patrocinadores, incluso pueden ganarse el premio mayor de sabotear un proceso electoral (esa es la idea), pero para eso requerirán algo de realidad. De lo contrario, sus seguidores, como sucede con los consumidores de porno, quedarán ensayados. Si hay fraude en Colombia, con seguridad lo harán los profesionales.

Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.