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Sergio Otálora Montenegro
18 de octubre de 2025 - 05:04 a. m.
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MIAMI,FL.- En la historia reciente de intervenciones de Estados Unidos en predios ajenos, nunca se había presentado una situación tan contradictoria e insólita: helicópteros gringos de operaciones especiales volando sobre el mar Caribe a 90 millas de las costas de Venezuela; una base flotante desplegada también en aguas internacionales, que puede llevar 200 efectivos militares entrenados en misiones de complejas; barcos de gran calado, submarinos, vehículos anfibios. Diez mil soldados listos para actuar cuando la Casa Blanca dé luz verde.

Y en el medio, Trump anunciando a la luz del día, y frente a las cámaras del mundo, que ha autorizado a la CIA para llevar a cabo acciones en el interior de la, llamada por Chávez y Maduro, “patria de Bolívar”.

De manera casi simultánea, The New York Times y The Miami Herald informaron que, desde abril de este año, ha habido conversaciones con intermediarios de Catar para la salida de Maduro del poder, pero sin el desmonte de las estructuras chavistas. Un “madurismo sin Maduro”, con el objetivo de generar una transición pacífica. A la cabeza de esa iniciativa están la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, hermano de Delcy.

Estos dos altos funcionarios del gobierno chavista también han propuesto no sólo que el gobernante venezolano se quede en su país con claras garantías de seguridad, sino negociar un acuerdo que le ofrezca a Estados Unidos pleno acceso al petróleo y la industria minera venezolanos. Hay otra variante, que se propuso en septiembre: reemplazar a Maduro por un gobierno de transicion (Delcy Rodriguez y Miguel Rodriguez Torres, un exfuncionario chavista, y ex preso político) y darle asilo al líder chavista en Qatar o Turquía.

Dentro de la Casa Blanca hay una línea dura, representada por Marco Rubio, secretario de Estado, que se ha opuesto a las negociaciones y, de todas maneras, tiene en su haber un rotundo fracaso de la fórmula Juan Guaidó y su presidencia interina, inventada en 2018, con el complemento de sanciones económicas devastadoras para el pueblo venezolano. La idea era tumbar a Maduro mediante un “cerco diplomático” y económico y la posibilidad de una sublevación militar de una parte sustancial de la fuerza armada bolivariana.

¿Está el imperio mostrando sus afilados dientes militares como una forma de disuasión para lograr un cambio de régimen en Venezuela, sin recurrir a un ataque militar? O, por el contrario, ¿se está generando una acumulación de fuerzas para, en cualquier momento, emprender una acción armada, buscar la caída de Maduro, el desplome del chavismo y el desmembramiento del liderazgo militar venezolano?

Desde la invasión de Irak en 2003, basada en información de inteligencia falsa, no puede uno creer que los análisis del Pentágono sean ponderados, objetivos y analicen todas las variables de una posible intervención en un país que, por otra parte, podría responder de manera inesperada ante la agresión de una potencia extranjera. Una cosa es el descontento con la dirigencia chavista, otra la de tocar la fibra de la dignidad nacional. ¿Podría América Latina darse el lujo de una guerra civil en Venezuela, provocada por delirantes cálculos políticos y estratégicos de los fanáticos que, en este momento, manejan los hilos diplomáticos y militares del gobierno estadounidense?

Para no hablar del impacto que tendría en toda la región, desde el Río Grande hasta la Patagonia, una nueva aventura militar inspirada por el destino manifiesto y la doctrina del gran garrote resucitados por esta cepa autoritaria que conduce los destinos de la potencia global del norte. Sin embargo, para una porción importante de venezolanos dentro y fuera del país, que el Tio Sam se pudiera encargar de “resolver” el problema que no fue capaz de solucionar la torpe oposición venezolana, sería en principio una buena noticia, sin importar que 300.000 compatriotas estén a punto de ser deportados por ordenes de Trump, el mismo al que considerarían el salvador de la patria, así los haya humillado, maltratado y, al final, traicionado.

Y aquí hay un punto de gran debate: ¿Se ha convertido un sector importante de la población inmigrante (cubanos, venezolanos, haitianos, colombianos, centroamericanos, palestinos, árabes, judíos) en Estados Unidos en cómplice del supremacismo blanco y de los sectores más reaccionarios y autoritarios del Partido Republicano, porque en lugar de mirar hacia adentro, hacia el país donde deben conseguir trabajo, sostener a sus familias, ganarse la vida, sobrevivir, concentran sus esfuerzos en elegir a alguien que supuestamente podría resolver los problemas en sus países de origen, la mayoría de ellos gobernados por autoritarios de izquierda?

Los palestinos y árabes, nacidos o nacionalizados en Estados Unidos, decidieron castigar a Joe Biden y al Partido Demócrata mediante el voto a favor de Trump o la abstención. En una contienda tan reñida como fue la presidencial de 2024, Kamala Harris perdió el 29 % de ese electorado que en 2020 votó por el que fuera vicepresidente de Obama. Y, por lo tanto, le volvió a abrir las puertas a un Trump vengativo, más corrupto, dispuesto a gobernar con puño de hierro y sin escrúpulos de ninguna clase.

Por ahora, la impresionante movilización militar de Estados Unidos en el Caribe, a 90 millas de Venezuela; la destrucción de pequeñas embarcaciones y el asesinato de sus tripulantes, bajo el argumento no comprobado de que eran narcotraficantes que transportaban cocaína y fentanilo con destino a las costas estadounidenses, y el hecho de que Rubio pueda de nuevo convencer a Trump de que su estrategia esta vez sí puede funcionar, nada de eso, pues, deja margen para el optimismo. Lo único que se puede sacar en limpio es que al electorado gringo promedio, el que no vive pegado a las noticias, ni le interesa la política, mucho menos la geopolítica, a ese votante no le está yendo nada bien con Trump. Y Gaza o Venezuela lo tiene sin cuidado.

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Sebastián Ponce(62894)18 de octubre de 2025 - 08:03 p. m.
Much about do nothing !!!
ALVARO MEDIMA(28865)18 de octubre de 2025 - 03:41 p. m.
Y a todas estas, la oposición a Maduro no habla de enderezar la política que los llevó a la debacle chavista con una política social que enderece la Venezuela errática y despilfarradora de cuando ellos gobernaban. En Colombia, por cierto, tampoco lo hace EL CACAREADO y falso CENTRO DE LOS GAVIRIA Y FAJARDO.
ALVARO MEDIMA(28865)18 de octubre de 2025 - 03:41 p. m.
Y a todas estas, la oposición a Maduro no habla de enderezar la política que los llevó a la debacle chavista con una política social que enderece la Venezuela errática y despilfarradora de cuando ellos gobernaban. En Colombia, por cierto, tampoco lo hace EL CACAREADO y falso CENTRO DE LOS GAVIRIA Y FAJARDO.
Jesús(90019)18 de octubre de 2025 - 02:17 p. m.
Excelente columna. El gringo de a pie solo sabe que su salario no le alcanza.Esperemos que Trump no haga más daños antes de las próximas elecciones para la cámara el próximo año.
Jesús(90019)18 de octubre de 2025 - 02:17 p. m.
Excelente columna. El gringo de a pie solo sabe que su salario no le alcanza.Esperemos que Trump no haga más daños antes de las próximas elecciones para la cámara el próximo año.
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