Cuando las musas llaman por teléfono

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Sorayda Peguero Isaac
02 de marzo de 2019 - 05:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Hubert de Givenchy recibe una llamada telefónica de la señorita Hepburn. Está en París. Quiere verlo. Desea pedirle una colaboración para su próxima película. Givenchy la espera sin poder ocultar su agitación. Se trata de la señorita Hepburn. La gran estrella de Hollywood. Pero cuando la ve ante él, parada en el umbral de su taller de costura, se le contraen todos los músculos de la cara. No se parece en nada a Katharine Hepburn. Es muy delgada, tiene el cuello más largo que ha visto en su vida y está vestida como un gondolero de Venezia. Parece un muchacho, un adolescente de rasgos exquisitos.

Givenchy no acepta la propuesta de Audrey Hepburn. Le dice que tiene mucho trabajo y que no puede vestirla para su papel en Sabrina, la película que está a punto de rodar. Hepburn lo sorprende invitándolo a cenar en un restaurante de la rue de Grenelle. No es una actriz muy conocida en Europa, pero puede decir que Hollywood la ha besado en los labios. El director de cine William Wyler; Colette, la conocida escritora francesa, y el actor Gregory Peck han hablado de la fascinación que sienten por ella. “Es absolutamente encantadora”, dice Wyler.

Antes de que terminen los postres Givenchy estará dispuesto a complacerla en todo lo que le pida. Volverán al taller que el diseñador tiene en París desde hace un año, donde la actriz se probará algunos diseños de su próxima colección. Él la mirará cautivado, desde sus seis pies de altura, con sus modales refinados y su porte de joven aristócrata. Ella lo mira siempre levantando la barbilla.

A menudo se los veía juntos: en una recepción de Unicef, en un set de rodaje, en una cena en el palacio de Buckingham o paseando por la orilla del Sena. Él era su confidente. Ella, su cómplice, su musa. Hepburn vistió diseños de Givenchy en sus películas más emblemáticas —Una cara con ángel, Cómo robar un millón de dólares, Charada, Desayuno con diamantes— y en ocasiones importantes de su vida: su boda con el actor Mel Ferrer, la que tuvo después con el psiquiatra italiano Andrea Dotti y cuando recibió un Óscar por su papel en Vacaciones en Roma. El diseñador francés, que también vistió a Grace Kelly, Liz Taylor, Jackie Kennedy y Marlene Dietrich, decía que cuando imaginaba sus diseños tenía a Hepburn en su cabeza.

El estilo que los dos crearon, y que marcaría un hito en la historia de Hollywood, partió de un reconocimiento mutuo. Así lo afirmaba Sean Ferrer, el hijo mayor de la actriz: “Hubert de Givenchy se había convertido no sólo en el proveedor de la envoltura exterior, sino en el arquetipo de lo que debía ser un hombre. ‘Ser un caballero (gentleman) significa, como indica la palabra, que primero se debe ser un hombre cortés (a gentle man)’, nos enseñó mi madre. Y él era eso”.

Se acerca el invierno de 1992. Hepburn recibe una visita de Givenchy en La Paisible, su casa en el pueblo de Tolochenaz, en Suiza. La actriz tiene 63 años. Está tendida en su cama, visiblemente debilitada por el cáncer abdominal que padece. Señala tres abrigos que tiene apartados en la habitación. Le dice a Givenchy que escoja uno. El diseñador elige un abrigo de color azul. Ella se aferra al abrigo y lo estrecha con fuerza, le dice a Givenchy que debe usarlo cada vez que se sienta solo o triste. Porque, de algún modo, será como si ella misma estuviera rodeándolo con sus brazos.

Givenchy regresa a su casa recordando los comienzos de aquella amistad. París. 1953. Una llamada. Sabrina. La otra señorita Hepburn: un animal delicado que lo invita a cenar. Tres meses después, en uno de esos días “raros” que vinieron tras la muerte de Audrey Hepburn, Givenchy piensa que ha sido un hombre afortunado. Ha tenido un privilegio del que pocos artistas pueden alardear. Su musa lo llamaba por teléfono cada mañana.

sorayda.peguero@gmail.com

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.