Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

La violencia justa de Mercedes Pinto

Sorayda Peguero Isaac

21 de febrero de 2020 - 10:10 a. m.

A Mercedes Pinto le hicieron tres preguntas: 

PUBLICIDAD

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

—¿Usted no sabe que España tiene un concordato con el Vaticano?

—¿No sabe que España es católica?

—¿No sabe que no debe hablar en público de cosas que Roma prohíbe?

Salió del despacho del dictador Miguel Primo de Rivera con el rostro pálido y un mal presentimiento. El 25 de noviembre de 1923 se celebró en la Universidad Central de Madrid el cierre de un ciclo de conferencias. En un acto que reunió a cientos de personas, Mercedes Pinto, hermosa, con vestido negro y exquisito sombrero de encaje, dictó una conferencia que llevaba por título El divorcio como medida higiénica.

“Yo vengo hoy aquí sin pretensiones de ningún género; vengo como una mujer cristiana y sencilla que ha llorado y ha visto llorar, y recogiendo mi dolor y el dolor de las otras mujeres que se han cruzado conmigo en el camino de la vida”. 

El dolor de Mercedes Pinto era un marido extremadamente celoso –diagnosticado con paranoia celotípica–, diez años de maltratos físicos y psicológicos y tres hijos en riesgo de orfandad. Era el dolor de las mujeres españolas que no podían separarse de su verdugo. Cuando la escritora Carmen de Burgos le pidió que ocupara su lugar en el ciclo de conferencias organizado por el doctor Navarro Fernández, Mercedes Pinto vio la oportunidad de nombrar su dolor fuera de las paredes de su casa. 

En la casa grande, la de su mamá, la llamaban “la anarquista”. Para Mercedes Pinto, avanzar en el sentido contrario de lo establecido era parte de su naturaleza. “Yo hacía sufrir a los míos. Mi mente excesivamente librepensadora para las características familiares, mis preguntas continuas… (…) Mi deseo de pasar por encima de lo acostumbrado con esta sola explicación: lo que no es malo puede hacerse”.

Sin un golpe mortal no había divorcio. Sin testigos, que no fueran parte de la familia o del servicio doméstico, las leyes españolas de la época no autorizaban una separación definitiva. Al momento de pronunciar su discurso, a Mercedes Pinto le temblaban las manos, pero no la voz: “De manera que todas las violencias, las torturas y los horrores incontables por asquerosos o brutales que contra su esposa puedan ocurrírsele a un paranoico no son nada ante las leyes; tiene que esperar que le peguen un tiro”.

Read more!

Tras sus fracasados intentos para que su marido permaneciera ingresado en un centro de salud mental, Mercedes Pinto abandonó su natal Tenerife y se afincó con sus hijos en Madrid, donde publicó su primer libro de poemas (Brisas del Teide) y colaboró con varios periódicos y revistas. La poeta canaria estaba resuelta a conquistar la libertad que durante años le fue negada. Pero los días de serenidad en Madrid se encaminaban al borde de un precipicio. Después de su encuentro con Primo de Rivera, sus amigos le advirtieron que no era sensato que permaneciera en España. “Salí ayer de mi patria, / y ni un temblor estremeció mis párpados, / y el alma / permaneció tranquila y sosegada / esperando, serena, un horizonte / con menos sombras”.

No ad for you

Uruguay se ofreció como un lugar seguro para Mercedes Pinto, sus hijos y Rubén Rojo, el abogado que gestionaba su separación y que con el tiempo se convirtió en su segundo esposo. En todos los países hispanoamericanos marcados en la ruta de su exilio –Paraguay, Argentina, Bolivia, Chile, Cuba y México–, la poeta canaria continuó desarrollándose como activista y escritora. También destacó en sus facetas de dramaturga, pedagoga, conferenciante y periodista. Un año antes de su muerte, en una columna publicada en el diario mexicano Excelsior, reafirmaba su compromiso mayor: “Para mi consciencia de mujer de acción, toda dominación del fuerte contra el débil, toda crueldad, toda injusticia, han merecido la indignación de mi palabra, o la violencia justa de mi pluma”. 

Read more!

Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.