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Larga es la noche

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Sorayda Peguero Isaac
05 de marzo de 2022 - 05:30 a. m.
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1:11. Me estaba esforzando por ir a dormir cada noche con el recuerdo de un momento agradable. Siguiendo el consejo de un anciano de 90 años, elegía con cuidado las imágenes y las palabras que podían cruzar el umbral de la habitación. Al final de un viaje, tras un breve retiro, tuve una precipitada toma de contacto con la cara sombría del mundo. Rompí el acuerdo. Dejé la puerta abierta para que entrara el dolor.

1:23. Este dolor tiene nombres que se fugan de mis labios y no vuelven. No recuerdo cómo se llama la pareja que llora en el aeropuerto de Barcelona. Una multitud intenta salir de Ucrania. Ellos darían lo que fuera por volver para reencontrarse con su hijo de cuatro años. Se me escapan los nombres pero no las caras. Cómo podría olvidar esas caras. Estoy pensando en lo lentas que pasan sus horas. Las horas de los desesperados pasan tan lentas como las de los insomnes.

1:41. No tengo talento para recitar versos de memoria. Necesito inventar una melodía que acompañe las palabras. Cantar un poema de Lorca como quien entona una saeta con el fervor de toda su fe: “No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie. / Ya lo he dicho. / No duerme nadie. / Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes, / abrid los escotillones para que vea bajo la luna / las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros”.

2:04. Me levanto a buscar un libro. Sé que está en una balda del medio, aquí mismo, junto a otro libro que se llama Pero hermoso. No los coloqué juntos porque pensara, como ahora, que al horror debería acompañarlo siempre una viruta de esperanza. Fue pura casualidad. Tengo presente la cita que quiero, pero no sé si voy a encontrarla. No subrayé ningún párrafo. La buscaré pacientemente. Página por página.

2:35. Impresiones y titulares:

“Suenan las sirenas en Kiev”.

Sentado en su trono está el loco de turno jugando al titiritero.

Despacha amenazas con la pasividad de los perversos que justifican todas sus acciones.

Un hombre le cuenta a un reportero español que estalló un misil. “Mi mujer y mi hija tienen las piernas rotas”.

La semilla del narcisismo puede germinar en las entrañas de cualquiera. Lo espantoso es que un narcisista se trepe al poder y saque las cosas de quicio.

Existen dos clases de locos: los mansos y los malditos.

“Orden de avanzar en todas direcciones”.

Una mujer llamada Olga pregunta: “¿Cómo puede alguien hacerles esto a civiles?”.

Es más fácil crear un enemigo que liberar la mente de su antigua esclavitud.

2:56. Encontré la cita:

“(…) ¿Por qué el hombre es tan estúpido? Yo no creo que la guerra solo sea cosa de grandes hombres, gobernantes y capitalistas. ¡Nada de eso! Al hombre pequeño también le gusta; si no, los pueblos ya se habrían levantado contra ella. Es que hay en el hombre un afán de destruir, un afán de matar, de asesinar y ser una fiera, mientras toda la humanidad, sin excepción, no haya sufrido una metamorfosis, la guerra seguirá haciendo estragos, y todo lo que se ha construido, cultivado y desarrollado hasta ahora quedará truncado y destruido, para luego volver a empezar”.

3:10. Una adolescente de 14 años escribió esa reflexión en su diario el miércoles 3 de mayo de 1944. Lo único que su familia tenía para comer era una mezcla viscosa de lechuga y papas podridas. La desnutrición se estaba ensañando con su cuerpo. Aun así se sentía contenta. Porque después de dos meses de faltas volvió a bajar su sangre. Ese mismo día escribió que había sido dotada con un carácter alegre. No hay gracia más deseable que un carácter alegre. Incluso en la oscuridad de su encierro, Ana Frank era libre. Hubiera podido firmar más de un libro con su nombre. Malditos locos. No la dejaron.

sorayda.peguero@gmail.com

Conoce más

 

Juan(23954)06 de marzo de 2022 - 11:32 p. m.
Cuánta verdad, cuánta compasión y cuánta humanidad en esta columna. ¡Gracias!
Olga(88990)06 de marzo de 2022 - 03:15 a. m.
Comparto con usted, como con muchos otros, su insomnio, Sorayda. Aquí, como en Ucrania o en Arauca, nadie duerme; aquí donde vivo, como en Boston, en Managua y en Toribío, bajo un gobierno indolente, asesinan civiles por miles. Pero en esta tierra mía, como en otras tierras de tan cerca y tan lejos, nuestro insomnio ha de dar frutos mejores que esta pesadilla. Gracias por su escritura.
julio(d243q)06 de marzo de 2022 - 03:12 a. m.
Otros grandes beneficiados con las guerras y las pandemias son los medios de comunicación que están diseñados para desinformar, manipular y apabullar...
  • julio(d243q)06 de marzo de 2022 - 03:26 a. m.
    "El insomne, abandonándose a la deriva como un viejo y el mar de estos días, o estas noches, navega al azar las corrientes de la madrugada que más bien lo navegan a él. Cada oleada embravecida se convierte en una aventura, un relato, una imagen que viene de muy lejos en el tiempo o en la geografía. Y él lo atrapa y nos lo cuenta cada vez como si fuera el último trozo flotante que lo salva"...
Marco(88477)06 de marzo de 2022 - 02:50 a. m.
Inaceptable la invasión de Ucrania. Rusia merece mínimo, las mismas sanciones que recibió USA cuando invadió Iraq, o cuando Libia, o Vietnam, o Panamá, o ...
  • ANA(11609)06 de marzo de 2022 - 02:58 a. m.
    De acuerdo Marco. Gracias a estas drásticas sanciones, Estados Unidos ha dejado de invadir. Se conforma con propiciar las guerras y vender armamento, sin dilación.
Luis(24179)05 de marzo de 2022 - 07:54 p. m.
Me encanta su prosa, Zoraida. En mi ignorancia, para mi fué un descubrimiento
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